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Bad Taste (Mal gusto)
Bad Taste
     
    Director (es) : Peter Jackson
    Año : 1987
    País (es) : NZE
    Género : Ciencia-ficción
    Compañía productora : New Zealand Film Commission/WingNut Films
    Productor (es) : Peter Jackson
    Compañía distribuidora : X Y Z Desarrollos S. A.
    Guionista (s) : Peter Jackson
    Fotografía : Peter Jackson, en color
    Maquillaje : Peter Jackson
    Música : Michelle Scullion
    Montaje : Peter Jackson, Jamie Selkirk
    Efectos especiales : Peter Jackson
    Duración : 91 mn
   
     
    Mike Minett
Peter Jackson
Terry Potter
Doug Wren
Pete O'Herne
Craig Smith
   
   
    Un buen número de violentos alienígenas han llegado a la tierra en busca de carne humana para proseguir con su cadena de comida rápida interplanetaria y seguir acumulando riquezas. En una aislada población de Nueva Zelanda, los extraterrestres han acabado con casi toda la población, y los últimos dos supervivientes tienen tiempo de avisar a la autoridades sobre la invasión alienígena. El gobierno, recibe el mensaje y actúa en consecuencia. Envía a la zona su Equipo de Investigación y Defensa Alienígena, formado por Barry, Derek, Frank y Ozzie, y también conocido como los Boys.
   
   
   

LOS FILMS GORE DE PETER JACKSON
 
Por Màrius Ripoll
Bad Taste / Mal Gusto: «Pecado e juventud»
 
Inicialmente concebida como un cortometraje de quince minutos, y alargada hasta los noventa y dos minutos finales, la ópera prima del neozelandés Peter Jackson se presenta, en la actualidad, como el «pecado de juventud» del futuro ganador de los once Oscar® que cosechó con la culminación de El señor de los anillos (2001-2003). «Cocinada» entre amigos durante cuatro años y estrenada en 1987, Mal gusto contó con un irrisorio presupuesto de once mil dólares, destinados en gran parte a unos   efectos especiales tan amateurs como resultones.
De factura   artesanal y realización atropellada , la película cuenta la descabellada historia de unos extraterrestres ávidos de carne humana para nutrir los almacenes de un restaurante intergaláctico de fast food. El guión es tan sólo un pretexto para desencadenar un «pirotécnico» catálago de imágenes que intentan (y en ocasiones consiguen) aunar el gore más «hiperbólico» con el humor proveniente del slapstick.
   Un visionado mínimamente crítico de la película evidencia la intención de Peter Jackson y de sus colaboradores, en crear un chiste alargado hasta alcanzar la duración de un largometraje, concatenando una escena con otra de manera unas veces tosca pero sin perder de vista el sentido del entretenimiento. Es evidente que no estamos hablando de una obra «de auto», pero el hecho de que la película se estrenara en cines y se presentara en festivales especializados como en Fantasporto en su edición de 1990 le otorga a Mal gusto identidad propia respecto a otras producciones.
   A pesar de reconocer sus (considerables) defectos y una absoluta falta de consistencia fílmica, es justo mencionar que la película —eso sí, de forma un tanto disfuncional y arrítmica— funciona en algunos momentos en su vertiente lúdico/cómica, desmarcándose de productos similares (con la productora Troma como máximo exponente), cuyas intenciones no van más allá de ser simples productos de consumo rápido y explotación directa en formato vídeo.
Si la única intención de Jackson hubiera sido disponer de una (torpe y funcional) carta de presentación ante el Stablishment cinematográfico, lo más probable hubiera sido dirigir un segundo film convencional y con mayores recursos. Pero su tercera obra,  Meet the Feebles (1993), una apócrifa versión trash de la serie Los teleñecos, puede considerarse cualquier cosa menos previsible y estándart.
Mal gusto tiene, en definitiva, el sano mérito de entretener al espectador libre de prejuicios y dispuesto a participar de la «broma». Su film de debut supuso para Jackson un torpe y balbuceante anticipo de lo que puede considerarse su remake: Braindead, una obra referencial del gore reconvertido en Splatter y que, como se explica en su comentario, implicó un cambio de dirección en el subgénero.
 
Braindead: apoteosis y muerte del splatter cómico.
 
Rodada con tres millones de dólares más de presupuesto respecto a su opera prima, Braindead —ridículamente traducida en España como Tu madre se ha comido a mi perro— supuso de forma instantánea la consolidación de Peter Jackson como figura «de culto» para el aficionado al género fantástico en su vertiente más sangrienta y festiva.
Estrenada en 1992  Braindead relata   la improbable historia de un pusilánime joven llamado Lionel que se debate entre la atracción que siente por una dependienta latina llamada Paquita (interpretada por la española Diana Peñalver) y la represión a la que es sometido por su posesiva y despótica madre. Una vez la madre sea mordida por una rata-mono de sumatra —infectada con un letal virus que convierte a quien lo sufre en un zombie hambriento de carne humana—, se desencadenará uno de los más delirantes y «estomacales» triángulos amorosos jamás contado en la gran pantalla.
   Según cuenta el propio Jackson, su segundo largometraje se ambientó en la Nueva Zelanda de los años 50 para hacer más creíble la submisión que el joven protagonista tiene hacia su madre, y así evitar que el público moderno lo considerara un estúpido integral. Los personajes se comportan, pues, de acuerdo a ciertos estereotipos: el hijo reprimido; la madre posesiva; la joven ingenua que ansía formar una familia; el lividinoso tío del protagonista que sólo aspira a practicar sexo lujurioso con la chica... de tratarse de otra película, estaríamos delante de un drama romántico, y de hecho, el ambiente que se respira durante gran parte de metraje desprende un extraño halo de decadente romanticismo punteado con inesperadas ráfagas de humor.
   El rasgo diferencial de Braindead es la combinación de elementos propios de la comedia en su vertiente más decantada hacia el Slapstick —unos más acertados que otros— con la mayor acumulación de sangre vista en una pantalla hasta la fecha. Si bién en la primera parte del film el director consigue hilvanar la historia con apuntes realmente cómicos —a destacar, la inclusión de un delirante párroco carateca (sic)—, el clímax final, en el que el protagonista se vale de una segadora para espanzurrar una horda de zombies, se alarga de tal manera en el metraje que llega en algunos momentos a provocar hastío, rozando inclusive el sentimiento de agotamiento.
A pesar de esto, cuando Jackson declaró que su intención al realizar esta película era «acabar» con el cine gore, llevando hasta el límite sus postulados, el tiempo parece haberle dado la razón; ningún otro director ha conseguido hacerle sombra a una propuesta como la suya, emparejada con el Splatter de violencia «verbenera» e   «hiperbólica» situada en el terreno de la comedia. Podría decirse, a modo de conclusión, que con Braindead Peter jackson finiquitó esta vertiente de cine gore, inaugurando la era del Torture Porn que otros directores seguirían.•
   
       
   

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