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Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull
     
    Director (es) : Steven Spielberg
    Año : 2008
    País (es) : USA
    Género : Aventuras
    Compañía productora : Kerner Optical / Lucasfilm / Amblin Entertainment / Santo Domingo Film & Music Video para Paramount Pictures
    Productor (es) : Frank Marshall
    Productor (es) ejecutivo (s) : Kathleen Kennedy, George Lucas
    Compañía distribuidora : Universal Pictures International Spain
    Guionista (s) : David Koepp
    Guión basado en : en un argumento de George Lucas y Jeff Nathanson
    Fotografía : Janusz Kaminski, en Color
    Diseño de producción : Guy Dyas
    Director (es) artistico (s) : Luke Freeborn, Lawrence A. Hubbs, Mark W. Mansbridge, Lauren E. Polizzi, Troy Sizemore
    Decorados : Larry Dias, Alyssa Winter
    Vestuario : Bernie Pollack, Mary Zophres
    Maquillaje : Felicity Bowring, Maggie Fung, John Rosengrant
    Música : John Williams
    Montaje : Michael Kahn
    Montaje de sonido : Ben Burtt
    Sonido : Richard Hymns, Ron Judkins, Christopher Scarabosio
    Efectos especiales : Caylen Johnson, Robert Andrew Johnson, Robert L. Olmstead
    Ayudante (s) de dirección : Adam Somner
    Duración : 124 mn
   
     
    Harrison Ford
Cate Blanchett
Karen Allen
Shia LaBeouf
Ray Winstone
John Hurt
Jim Broadbent
Igor Jijikine
Pavel Lychnikoff
Andrew Divoff
Alan Dale
Neil Flynn
   
   
    Indiana Jones regresa a su casa después de haberse enfrentado con unos espías rusos de los que ha logrado escapar junto a su amigo Mac. Corre al eño 1957 y las cosas no van bien para el arqueólogo. Está en el punto de mira del gobierno de los Estados Unidos, quienes no ven con buenos ojos sus últimos movimientos e instan a la Universidad a que se desagan de él. Indiana se propone a marcharse por su propia voluntad cuando Mutt, un joven alocado, le propone hallar la Calavera de Cristal de Akator, un objeto sagrado que se halla perdido en el lugar más remoto de Perú. Indiana decide integrarse en la aventura y, junto al joven, viajan hacia el lugar. Sin embargo, alguien más sigue la pista de tan valiosa pieza: un grupo de agentes soviéticos liderados por la peligrosa Irina Spalko.
   
   
   

LA TETRALOGÍA
DEL INTRÉPIDO «INDY» (IV)
 
Por Joaquín Vallet Rodrigo
Esta primera década del S. XXI se está convirtiendo (si es que no lo es ya) en la más importante dentro de la trayectoria cinematográfica de Steven Spielberg. Cuatro obras maestras (AI. Inteligencia Artificial, Minority Report, La Guerra de los mundos y Munich) y, contando esta cuarta entrega de Indiana Jones, tres espléndidas películas (Atrápame si puedes y La terminal serían las restantes) completan el impresionante registro de un cineasta que, únicamente por las piezas mencionadas, ya debería figurar, con toda justicia, entre los más grandes maestros de la reciente Historia del Cine. Si nos atenemos a ello, ¿qué mejor coyuntura que ésta bonanza artística para echar una mirada atrás a una parte de su propia obra y, más concretamente, a una de las sagas que mayor influencia han despertado en el cine contemporáneo?. Sin duda, la decisión de realizar Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal en éste momento puede deberse a avatares económicos o de preproducción, pero no se puede imaginar mejor marco para que ésta nueva entrega del arqueólogo vea la luz debido, sobretodo, a la madurez como creador del cineasta. Spielberg no realiza una cuarta parte convencional ni se deja llevar por elementos de impacto gratuito o de sumisión a la audiencia. Más bien al contrario, el film remite, directamente, a la primera entrega y lo hace para dinamitar varios aspectos que en aquella sirvieron para convertir a un personaje de ficción en uno de los más legendarios de la cultura popular finisecular.
Primero que nada, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal plantea una reflexión nada superficial y sí muy sutil sobre el paso del tiempo. Los sesenta años de Spielberg son el elemento clave para que el realizador cuestione el umbral de la vejez y observe el retorno a los orígenes como una manera, quizá ilusoria pero no por ello menos efectiva, de encontrarse nuevamente en un estado anterior. Si Indiana Jones, en un momento dado del primer tercio del film, echa un vistazo a las fotos de Marcus y su padre y su mirada se pierde en el vacío clamando por la juventud ya definitamente perdida (y temiendo, subrepticiamente, la proximidad de la muerte), ésta puede ser una sensación perfectamente parangonable a la que puede sentir Spielberg. Al igual que el arqueólogo, el creador de E. T. se zambulle en las experiencias anteriores como una terapia necesaria para cubrir el vacío. No es ninguna casualidad, por tanto, que Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal recuerde poderosamente a En busca del Arca Perdida que, prácticamente, repita situaciones (el éxtasis de sapiencia de Cate Blanchett, muy parecido al de Wolf Kahler al final del film de 1981), personajes (Marion, un tanto desubicada, reconozcámoslo) e, incluso, integre algún que otro guiño al cinéfilo o al seguidor de la serie (la breve aparición de la mismísima Arca de la Alianza en una de las primeras secuencias de la película). Ello no es más que la confirmación estilística de la necesidad de Spielberg por sentirse (al igual que su personaje) nuevamente joven y, para ello, no hay mejor remedio que desplegar todas las facultades que se poseen y que los años se han encargado de asentar.
   A este respecto, esta cuarta entrega se revela como un espléndido un tour de force para el cineasta y, al mismo tiempo, como un ejemplo paradigmático de cómo mantener al espectador pegado a la butaca y sin apenas pestañear durante dos horas. El logrado guión de David Koepp no se caracteriza, precisamente, por su originalidad pero sí por la sabia conversión de un conjunto de lugares comunes y situaciones harto conocidas en elementos que no resulten cargantes o repetitivos sino, por el contrario, tan fascinantes y emocionantes como la primera vez que se pudieron ver en una pantalla. El soberbio bloque incial en el hangar en el que se guardan todos los secretos del gobierno estadounidense; la tensa, impresionante secuencia en el poblado fantasma objetivo de pruebas nucleares; la épica persecución por la jungla y, cómo no, el magnífico climax final son pruebas irrefutables de que Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal no innova ninguna de sus fuentes, pero sabe mantener el pulso de las tres entregas anteriores e, incluso, incrementar varios de sus preceptos (las secuencias de acción superan en duración a las pretéritas). El trabajo de Spielberg, además, dota el conjunto de un brío verdaderamente extraordinario. Si bien es cierto que la película abusa de la infografía haciendo que se echen de menos los efectos utilizados en los años ochenta (algo más artesanales y, por consiguiente, infinitamente más reales), no lo es menos que el ritmo vuelve a ser trepidante, intenso, perfecto para un film cuyos elementos referenciales se reciclan en pro de los nuevos tiempos, aunque manteniendo la inteligencia y sin hacer nunca de menos al espectador. Quizá únicamente existe un elemento que llega a desvirtuar un film que, hasta ese momento, había apuntado muy alto: un final incomprensible y verdaderamente lamentable que cierra la película de la peor manera posible. Tal vez habría que entenderlo desde el actual posicionamiento actitudinal de Spielberg respecto al personaje y no desde ningún prisma anterior. Sin embargo, ello no logra eximir al film de un bache que no llega a ser catastrófico, pero sí peligroso.
   Empero, si hacemos caso omiso a este detalle y valoramos Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal como lo que es, un film de aventuras en estado puro, tenemos ante nuestros ojos, nada más y nada menos, que una magnífica película.•
   
     
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Características DVD: Contenidos: Disco 1: Menús interactivos / Acceso directo a escenas / El Regreso de una Leyenda: Un tributo a los creadores y a la evolución de El Reino de la Calavera de Cristal / Pre-Producción: De las secuencias de acción a las lecciones de esgrima, pasando por la reunión del reparto y el equipo técnico. Disco 2: Diario de producción: El rodaje de El Reino de la Calavera de Cristal : Aventúrate detrás de las cámaras con un intenso reportaje en 12 partes sobre la creación de El Reino de la Calavera de Cristal / Previsualización de las secuencias: Descubre el trabajo que lleva preparar 3 secuencias repletas de acción / Galerías: ¡Echa un vistazo a las increíbles fotos del rodaje en la selva, de las momias, las calaveras de cristal y mucho más! / Trailers. Formato: Widescreen 1.85:1, 16:9. Idiomas:  Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano. Duración: 114 mn. Distribuidora: Universal Pictures. Fecha de lanzamiento: 25 de noviembre de 2008.
   
     
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Subtítulo: Historia de una saga.
Editorial: Norma.
Autor: J. W. Rinzler. Nuevas entrevistas
de Laurente Bouzereau.
Fecha de publicación: mayo de 2008.
300 pp. Color. 29,0 x 26,5 cm.
Rústica con solapas.
 

COMENTARIO
(Por Tomás Fernández Valentí): Con prólogo de Steven Spielberg y prefacio de George Lucas, es decir, de los dos máximos responsables de la serie, Indiana Jones. Historia de una saga se anuncia a sí mismo en su portada como «La historia definitiva de cómo se hicieron las cuatro películas»… y, una vez visto su contenido, no seré yo quien afirme lo contrario, dado que este volumen es, sin lugar a dudas, la obra más completa en torno a la elaboración, rodaje y post-producción de En busca del arca perdida (1981), Indiana Jones y el templo maldito (1984), Indiana Jones y la última cruzada (1989) y la reciente Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), el estreno de la cual ha sido, sin duda alguna, la excusa que ha dado pie a la elaboración de esta especie de vademécum, destinado a colmar la ansiedad de los incondicionales de la serie del aventurero del látigo de cuero pero que también puede interesar a quienes deseen sumergirse en una parcela concreta de las filmografías de Spielberg y Lucas.  
 
Cómo se hizo la saga
 
Indiana Jones. Historia de una saga es el resultado de la colaboración de dos escritores: J.W. Rinzler, quien se ha encargado de elaborar el texto principal y ostenta el cargo de editor ejecutivo en Lucasfilm Ltd. (lo cual pone en evidencia el carácter publicitario de al menos una parte de este libro: la dedicada al cuarto título de la serie), y Laurent Bouzereau, francés residente en Los Ángeles y responsable de recoger las cuantiosas declaraciones de todas las personas implicadas en la filmación de los cuatro films de la serie (director, productor, intérpretes, técnicos), material luego insertado por Rinzler en su texto. Ambos personajes forman parte de una esfera cercana a Lucas y Spielberg, dado que Rinzler es autor de, entre otros, un par de libros sobre la otra gran saga producida por Lucas, la de Star Wars, mientras que Bouzereau, que además estuvo presente en el plató de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, ha producido y dirigido una enorme cantidad de reportajes (¡más de doscientos!) sobre el rodaje de películas, lo que se conoce comúnmente comHarrison Ford, uno de los puntales para la pervivencia de esta saga de aventuras.o making of o «cómo se hizo», entre ellos varios sobre films de Spielberg, y en concreto uno, exhaustivo, que acompañaba como valor añadido a la edición en DVD de los tres primeros títulos de la serie que se editó no hace muchos años. No cabe la menor duda, pues, de que no hay en su trabajo en Indiana Jones. Historia de una saga ni un gramo de acritud, ni tampoco la menor pretensión de entrar a analizar sesudamente la serie; se trata de una obra escrita, por tanto, desde la admiración y el respeto hacia las personalidades creadoras de la serie: el guionista y productor George Lucas, el realizador Steven Spielberg y el actor Harrison Ford, en el que sigue siendo el personaje más famoso que ha llevado a cabo en la gran pantalla (junto con, naturalmente, el Han Solo de Star Wars).
   De este modo, Indiana Jones. Historia de una saga es prácticamente una especie de versión impresa en papel de un making of o, mejor dicho, de cuatro: uno por cada película de Indiana Jones, las cuales dividen a su vez este libro en otras tantas partes, las más extensas las dedicadas a desglosar el proceso de creación, rodaje y estreno de En busca del arca perdida (los cinco primeros capítulos) e Indiana Jones y el templo maldito (tres capítulos), dejando los cuatro capítulos restantes para Indiana Jones y la última cruzada e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Cada parte sigue, poco más o menos, la misma estructura: el proceso de creación de los guiones, la elaboración previa de dibujos y storyboards de cara a ir perfilando la apariencia visual de las principales secuencias, y un minucioso relato de la filmación en sentido estricto, todo ello acompañado, en todas y cada una de las páginas, de un extraordinario material gráfico, compuesto por esos mismos dibujos y por una rica selección de fotografías, la mayoría en color, de momentos de los rodajes, en virtud de lo cual nos vamos adentrando en interesantísimos detalles sobre la localización de exteriores o la elaboración de los efectos especiales y de las largas secuencias de acción, peleas, persecuciones y demás que componen la entraña de la serie. El carácter lujoso de la edición, con papel de calidad y que responde al formato de «libro de regalo», no significa ni mucho menos que el texto que le da base no esté elaborado con rigor y precisión. Antes al contrario, la información aportada por los autores de Indiana Jones. Historia de una saga, unida a la ya mencionada y realmente excepcional documentación gráfica, que hace que el libro «entre» por los ojos sin mayores esfuerzos, convierten este volumen en una referencia de consulta obligada para cualquier amante de la serie del más famoso aventurero que haya dado el cine norteamericano de estos últimos tiempos.• 
   
   
     
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INDIANA JONES AND THE KINGDOM OF THE CRYSTAL SKULL (2008) 
                                      
John Williams
Concord Records CRE-30825-02, 2008. Duración: 77: 28. 
COMENTARIO (Por Christian Aguilera): Al margen de los dividendos económicos que generan cada una de las entregas sobre el personaje de Indiana Jones, icono del cine de aventuras contemporáneo por excelencia, a efectos del tándem Steven Spielberg-George Lucas la oportunidad de volver a contar con el compositor John Williams deviene uno de los máximos alicientes. Por separado o en comunión, ambos han cimentado el éxito de las sagas de La guerra de las galaxias y de Indiana Jones, entre otros varios factores, merced a la grandeza musical desplegada por John Williams, creando unos leit motivs que ya forman parte del imaginario (auditivo) de los espectadores de todo el mundo. Signos de agotamiento en lo argumental se han puesto de manifiesto en sendas sagas, pero no así en lo relativo al comentario musical del neoyorquino, quien prosigue por similares derroteros de calidad que había evidenciado con la última entrega de Star Wars. Bien es cierto que el poder descriptivo a través de sus composiciones queda un tanto menguado por la escasas líneas dramáticas que proyecta el film de Spielberg, transitando por un puro espectáculo autoparódico en ocasiones, autoreferencial en otras y sin atisbo de romper con los moldes de un género estereotipado en el que el cineasta de Cincinatti se siente tan cómodo. Pero incluso ante un material dramático de derribo, John Williams extrae unas soluciones que se formulan sin concesiones al ámbito de lo trillado, descontando, claro está, la celebérrima Raiders March, ligada para siempre al personaje de un Indiana Jones (Harrison Ford) tocado por su inseparable sombrero. La aparición de este complemento de su vestuario es la que marca la pauta de la introducción de las notas del leit motiv en los prolegómenos del film, esparciéndose en el resto del metraje como una mancha de aceite pero en pequeñas dosis (The Journey of Akator, A Whirl Through Academe, etc.). Efectos de un equilibrio buscado para que alcancen cierta altura temas menos retentivos, de nueva creación que proyectan las sombras que toda historia en manos de Spielberg o de Lucas tienen su razón de ser. Así, Williams ofrece un tema, Call of the Crystal, que fluctúa entre lo ominoso, lo enigmático y lo siniestro, muy acorde, por ejemplo, para una cinta que invoque al mito de Drácula, al que el compositor de origen judío dio cobertura musical en la versión de John Badham de 1979, aunque se aproxima conceptualmente más al Drácula de Bram Stoker (1992) de Wojciech Kilar. En otros pasajes de la banda sonora sobrevuela por igual un legado musical de ascendencia eslava —en virtud de la presencia de una antagonista, Irina (Cate Blanchett), militar con veleidades de parapsicóloga que trabaja al servicio de Josef Stalin— y referencias a la música sinfónica escrita por el propio John Williams. Podría representar, a los oídos de los más familiarizados con este impresionante legado, una amalgama de composiciones anteriormente escuchadas especialmente en films dirigidos por Spielberg. Pero esta prospección tiene una formulación casi a nivel de subconsciente, más que apelar a una falta de inventiva, ya que son cuatro las historias a las que Williams ha debido ofrecer una cobertura musical con similares mimbres dramáticos. El genio de Williams se adivina en su capacidad para jugar con las transiciones de tono, que son múltiples a lo largo del metraje, en función de la aparición de los personajes, de los espacios donde se concentra la acción o del MacGuffin que supone la «Calavera de Cristal» a la que apela el título. Ritmos de mariachi registrados en la parte final de The Journey of Akator (una solución musical que poco casa con el espacio del Perú continental por donde se mueve el intrépido Indiana Jones y sus eventuales compañeros de viaje), trompetas, flautas, percusión y metales recorren una banda sonora que tiene su contrapunto, su alternativa a la popular «marcha» en el tema apuntado de inspiración centroeuropea; un reflujo del Williams hacia lo experimental, lo desconocido que entronca con un nuevo viaje (fuera de campo), puesta en imágenes una vez más por Spielberg, hacia la galaxia, a la búsqueda de una conexión con un mundo exoterrerestre que ha dejado una inequívoca prueba de su inteligencia en forma de «Calavera de Cristal», con una morfología sospechosamente muy similar al Alien creado ex profeso para el film dirigido por Sir Ridley Scott. Pero incluso el hecho de haberse acercado a unos conceptos musicales que siguen siendo admitidos como sendos referentes de la música de cine del último tramo del siglo XX, Alien, el octavo pasajero (1979) y Drácula de Bram Stoker, el poder de penetración y asimilación de Raiders March en nuestras mentes es demasiado poderoso para que no podamos evitar quedarnos en la epidermis de un trabajo, en realidad, de mayor calado de lo que presupone el comeback al cine de trazo más infantil a cargo de Spielberg. Allí está Hook, el capitán garfío (1991) para negar el sentir que una obra menor o fallida de Spielberg se transfiere invariablemente a la valoración que podamos extraer del score de turno firmado por John Williams.•
 
     
   
       
   

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