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El curioso caso de Benjamin Button
The Curious Case of Benjamin Button
     
    Director (es) : David Fincher
    Año : 2008
    País (es) : USA
    Género : Drama
    Compañía productora : The Kennedy/Marshall Company para Paramount Pictures-Warner Bros. Pictures
    Productor (es) : Ceán Chaffin, Kathleen Kennedy, Frank Marshall
    Productor (es) asociado (s) : Jim Davidson, Marykay Powell
    Compañía distribuidora : Warner Bros. Pictures International España
    Guionista (s) : Eric Roth, Robin Swicord
    Guión basado en : en una historia corta de F. Scott Fitzgerald
    Fotografía : Claudio Miranda, en Color
    Diseño de producción : Donald Graham Burt
    Director (es) artistico (s) : Kelly Curley, Tom Reta
    Coreografía : Michelle Johnston
    Decorados : Victor J. Zolfo
    Vestuario : Jacqueline West
    Maquillaje : Greg Cannom
    Música : Alexandre Desplat
    Montaje : Kirk Baxter, Angus Wall
    Montaje de sonido : Ren Klyce
    Sonido : David Parker, Michael Semanick, Ren Klyce, Mark Weingarten
    Efectos especiales : Eric Barba, Steve Preeg, Burt Dalton, Craig Barron
    Ayudante (s) de dirección : Bob Wagner
    Duración : 166 mn
   
     
    Brad Pitt
Cate Blanchett
Taraji P. Henson
Julia Ormond
Jason Flemyng
Elias Koteas
Tilda Swinton
Jared Harris
Elle Fanning
Mahershalhashbaz Ali
Joeanna Sayler
   
   
    Thomas Button es un rico fabricante de botones que está esperando un hijo. La noche del nacimiento, su esposa muere en el parto y él comprueba, horrorizado, que el recién nacido es un ser casi monstruoso. Thomas coge al niño y lo deja abandonado a los pies de una escalera donde es encontrado por Queenie, una mujer de color que trabaja en una residencia de ancianos. Tras atender al pequeño, los doctores le diagnostican un envejecimiento prematuro, ya que presenta todas las dolencias de un anciano de ochenta años y no esperan que pueda sobrevivir. Sin embargo, Benjamin, como así es llamado, crece con dificultad pero manteniéndose vivo. Ayudado de muletas o de una silla de ruedas, el niño mantiene su aspecto envejecido, con lo que se integra perfectamente en la residencia en la que vive. Es allí donde conoce a Daisy, una niña de su edad de la que se enamora. Con el paso del tiempo, Benjamin descubre que va adquiriendo mayor movilidad y que cada vez tiene mejor aspecto y más energía. Entonces se da cuenta de que, en vez de envejecer, rejuvenece año tras año.

Enlace página web del film ⇒   www.benjaminbutton-es.com

   
   
   

FITZGERALD REVISITADO
 
Por Ignasi Juliachs
David Fincher es uno de los realizadores actuales particularmente dotado para transmitir al espectador, independientemente del argumento del film que tenga entre manos, cierta noción precisa de lo monstruoso de la existencia. En su cine hay un vértigo inherente, una profunda perplejidad ante el mismo hecho de existir —que fácilmente connota miedo y hasta pánico—, a lo que se suma de un modo u otro esa airada rebeldía a dejar de hacerlo pese a que sea del todo inevitable, y una dimensión psicológica en sus personajes que lo impregna y lo condiciona todo. Ciertamente hay tristeza y sentimiento luctuoso, de pérdida irreparable; todo ello acompañado frecuentemente de una crítica a una sociedad desalmada, decadente en valores. Ello es fácil reseguirlo en cintas como Zodiac, El club de la lucha, The Game, Seven, y hasta cierto punto incluso en La habitación del pánico, pero donde quizá aborda la cuestión existencialista de un modo más frontal, donde pasa a ser el eje del mismo film, y por tanto toda una declaración de principios (pese a que en estadios previos parece que iban a dirigirla Ron Howard, Spike Jonze y Gary Ross, éste último ya con el guión de Eric Roth) sin duda es en su reciente El curioso caso de Benjamín Button, cinta que nos atreveríamos a apuntar como la mejor de su filmografía hasta el momento. La película, un proyecto que lleva décadas deseando ser una realidad cuyos iniciales derechos los compró el legendario mogul Ray Snack, y cuyas primeros pasos concretos se remontan a 1992 de la mano del productor Céan Chaffin, parte del relato homónimo que escribió F. Scott Fitzgerald, publicado en 1921 en el volumen de Cuentos de la era del jazz («Tales of the Jazz Age»). El escritor, en un apunte previo en este mismo volumen, informa que escribió este relato «inspirado por un comentario de Mark Twain ante la idea de que era una pena el hecho de que la mejor parte de la vida se concentrara al inicio de la misma, y la peor, hacia el final.» Fitzgerald tuvo la honradez de informar de que algunas semanas después de escribir el cuento, «descubrió un argumento casi idéntico en ‘Los cuadernos de Samuel Butler». Así pues, nada nuevo bajo el sol pese a la impresión inicial mientras se visiona la cinta, y deviene prueba de que en todo caso ese anhelo de juventud eterna subyace en el subconsciente de lo humano. El film narra la historia de un bebé que nace con el aspecto y achaques propios de un octogenario, por cuya esperanza de vida nadie daría un céntimo, y progresivamente avanza hacia la juventud, para luego apuntar a la infancia y a la muerte tornado un bebé sano de sonrosadas mejillas. Lo verdaderamente poderoso de su relato es que, pese a tratarse de un sujeto que entenderíamos «va a mejor,» no difiere tanto de los otros mortales en tanto que, aunque con un proceso a la inversa, nada puede hacer para controlar su biología. Los dos extremos incluso connotan el mismo grado de inconsciencia: venimos y, con frecuencia nos vamos sin estar despiertos a esas circunstancias de tránsito. El film, muy distinto al relato (Nueva Orleans por Baltimore; un arco temporal que va de 1918 a 2005 en lugar del que va de 1860 a finales de la década de los 20; Benjamin en el cuento ya nace hecho hombre y hablando; el tono del cuento es de farsa mientras que el del film es dramático), resigue el patrón que atiende las extrañas circunstancias de un individuo que no puede mantener los roles sociales del mismo modo que el resto por su apariencia física disonante con su auténtica edad mental, y remarca la gran importancia e incidencia que tiene para todos nosotros la pérdida de nuestros más allegados. Es probable que Benjamin, abandonado a las puertas de un asilo de ancianos y adoptado por sus regentes, de raza negra, se habitúe muy pronto al finamiento de sus semejantes, sin embargo, el idilio y posterior matrimonio (una vez que las dos edades coincidan) con la niña Daisy Fuller —alguien muy especial que acepta jugar con un Benjamin con apariencia de 70 años pero con sólo siete reales—, no será tan sencillo de sobrellevar, toda vez que se añade una hija, en cuanto se hace claramente visible el envejecimiento de ella y la juventud progresiva de Benjamin que obligará a dolorosas decisiones. La figura de los padres (adoptadores como los del asilo; circunstanciales como ese Capitán Mike que aleccionará a Benjamín en materia de vida y mujeres mientras éste, con aspecto de 60 años, se enrola en la marina mercante para acabar en un combate naval en plena Segunda guerra mundial; o legítimos como el Señor Button —fabricante de botones— que horrorizado le abandona al ver su aspecto al nacer) será del todo determinante y estructurará el relato considerablemente. Éste se presenta como un enorme flash back. Daisy Fuller, en edad muy avanzada, está a punto de morir en un hospital de Nueva Orleans mientras el Huracán Katrina sopla amenazador. Su desolada hija (Julia Ormond) le lee un misterioso diario que no es otro que el de Benjamin Button, descubriendo así un pasado tremendo. La lectura del diario da forma a un film de dos horas y tres cuartos que fluye como el agua. David Finger, ya proclive a hacer un cine climático, densamente atmosférico (ayudado de la música, la iluminación —sombría— y de un espléndido juego de cámara y montaje), algo onírico y pesadillesco pero con una base muy realista, aplica aquí esos criterios en grado sumo logrando que el producto alcance valores hipnóticos en el espectador. De este modo, el director logra engranar nada menos que toda una vida con una solvencia digna de competir con los grandes biopics de otrora, transmitiendo la sensación de que la vida es tan corta como importante vivirla intensamente sin demasiados desvaríos ni dudas. La puesta en escena, exigiendo la recreación de ambientes y lugares en diversas épocas del siglo XX resulta impecable. Y capítulo aparte merecerían los efectos especiales; por una vez éstos están estrictamente en función del argumento, sin una nota de exceso siquiera. Tanto la vejez como la juventud e infancia del Benjamin que interpreta Brad Pitt, así como los diversos estadios del resto de actores, alcanza logros de verosimilitud difícilmente antes vistos gracias al sistema Contour que hace que la cámara filme digitalmente los rostros, lo que facilita la manipulación posterior de la imagen hasta alcanzar un verismo inaudito, permitiendo además a los actores interpretar prácticamente todos los momentos en la vida de sus personajes. Puede afirmarse que todos los actores parecen en estado de gracia, particularmente Brad Pitt y Cate Blanchett (en el súmmum de su capacidad y potencia interpretativa), pero la poderosa humanidad que todo el producto transpira no sería tal sin unos secundarios como Julia Ormond, Taraji P. Henson (la madre adoptiva de Benjamin) o Tilda Swinton (uno de los amoríos de Benjamin en unas secuencias del itinerario iniciático del protagonista que en si mismas cobran valor absoluto).• 
   
     
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Características DVD: Contenidos: Disco 1: la película. Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Disco 2: Extras. El curioso nacimiento de Benjamin Button: 14 documentales “Detrás de las escenas”: Prefacio, Desarrollo y Pre-producción, Exploradores de la tecnología, Producción 1ª y 2ª parte, Diseño de vestuario, Captura de las interpretaciones, Efectos visuales (Benjamin, Rejuvenecer, El Chelsea, El mundo simulado), Diseño de sonido, El compositor Alexandre Desplat y Estreno. 4 Galerías de Fotografías: Storyboard, Dirección artística, Vestuario y Producción. Trailers y Anuncios de TV . Formato:  2.40:1, 16:9 . Idiomas:  Castellano, Español, Alemán, Inglés . Subtítulos: Castellano, Danés, Holandés, Finlandés, Alemán, Noruego, Portugués, Sueco, Alemán para sordos e Inglés para sordos . Duración: 159 mn. Distribuidora:  Warner Home Video. Fecha de lanzamiento: 23 de junio de 2009.  
EXTRAS:  
El extraño nacimiento de Benjamin Button. Prefacio (4’02”): David Fincher explica que una de las motivaciones para involucrarse en el proyecto de Benjamin Button surgió a raíz de la muerte de su padre, fallecido a causa de un cáncer de páncreas. Primer trimestre: Desarrollo y preproducción (27’ 08”): la productora Kathleen Kennedy explica que la primera tentativa para llevar a buen puerto el proyecto de Benjamin Button se dio en 1987 cuando su colega Ray Stark se hizo con los derechos del relato corto de F. Scott Fitzgerald incluido dentro de la antología Cuentos de la edad del jazz. A partir de entonces se barajaron varias opciones para dirigir este complejo proyecto, desde Frank Oz, Steven Spielberg, Spike Jonze o Agnieszka Holland. Spielberg es quien se mostró más entusiasmado con dirigirla pero debía lidiar con el rodaje de Parque Jurásico (1993) y La lista de Schindler (1993). Ya en 1990-1991 Fincher fue propuesto para realizarla pero la opción de utilitzar diversos actores para encarnar a Button no le satisfizo, unido al recurso de emplear látex, que según confiesa, «se hubiera parecido a esas películas de Ray Harryhausen». Con estos argumentos el proyecto se postpuso hasta que las técnicas digitales permitieron que se pudiera plantear la historia con un solo actor para dar vida a Button. Fincher contaría con el actor Joel Bissonnette para hacer los primeros tests digitales ante la imposibilidad de disponer de Brad Pitt que debía atender a otros compromisos profesionales. Asimismo, en esta pieza se habla de las distintas revisiones de guión que nacieron a partir de un primer borrador obra de Nick Kazan y Robin Swicord. Ésta figuraría en los créditos finales junto a Eric Roth, guionista de Forrest Gump (1994). Los técnicos William Doyle, Donald Graham Burt y Victor J. Zolfo evalúan aspectos relativos al cambio de emplazamiento —Nueva Orléans en lugar de Baltimore (la ciudad que sirve de fondo al relato de Fitzgerald)— para acabar de dar viabilidad al proyecto. Segundo trimestre: producción (50’ 30”):Además de Fincher,diversos técnicos —el ayudante de dirección Bob Wagner, el director de localizaciones William Doyle, el maqullador Greg Cannon y el director de fotografía Claudio Miranda, entre otros— e intérpretes –Jason Flemyng, Cate Blanchett, Brad Pitt, Taraji P. Henson, Jarred Harris y Julia Ormond— intervienen en esta pieza que cubre cada una de las aristas técnicas que hicieron que un proyecto calificado imposible se convirtiera en posible gracias sobre todo al empleo de recursos digitales de última generación. Tercer trimestre: postproducción (1 h 30’ 17”): la pieza más larga de los extras que se recrea en todo el proceso de confección de los efectos visuales, sometiendo a los intérpretes principales a largas sesiones de maquillaje pero también para aplicar procesos novedosos que permitieran captar cada uno de sus movimientos y expresiones corporales y faciales para posteriormente traducirlas a un programa informático. En las partes finales de este segmento se evalúa el diseño de sonido —Ren Kylee explica las modificaciones de voz que debió repercutir en los personajes encarnados por Blanchett y Pitt— y la música escrita por Alexandre Desplat. Este último se instaló en los estudios que llevan el nombre de su colega Marc Shaiman para componer una partitura que él mismo dirigió la orquesta en los estudios de grabación dispuestos por la Paramount. David Fincher estuvo presente en las sesiones de grabación, contrastando opiniones con Desplat. Nacimiento (9’): estrenada a finales de 2008 con visos a entrar de pleno en la terna de candidatas a los Oscar, varios de los integrantes del equipo artístico se muestran convencidos que han participado en una película excepcional. David Fincher y Brad Pitt (con el look en el que aparece en pantalla en Gloriosos bastardos) ejercen de maestros de ceremonias en uno de los primeros pases con público de El curioso caso de Benjamin Button, en un cine de la ciudad de Nueva Orléans en gratitud por la ayuda prestada para el buen desarrollo de la producción del film. Galerías: Galería de storyboard, galería de dirección artística, galería de vestuario, galería de producción.    
Total tiempo extras: 2 h 59 mn

   
     
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Editorial: Lumen (Grupo Mondadori).
Colección: Narrativa.
Autor: F(rancis) Scott Fitzgerald.
Fecha de publicación: octubre de 2008.
265 pp. 14,5 x 21,0 cm. Tapa dura con sobrecubierta.
COMENTARIO (Por Christian Aguilera): Perteneciente a la denominada «Generación perdida», junto a Ernest Hemingway, Chester Erskine o John Steinbeck, Francis Scott Key Fitzgerald nació en Saint Paul, en el estado de Minnesota en 1896. De su corta existencia —falleció en vísperas de las fiestas navideñas de 1940, víctima de un ataque cardíaco— se desprende una limitada producción en el campo de la novela, viendo publicadas tan sólo cuatro obras. Suficientes, en todo caso, porque la tercera de ellas, El gran Gatsby (1925), le granjeó prestigio mundial y unos emolumentos económicos que le permitían sufragar sus deudas, además de saciar su adicción al alcohol que no remitió con el paso de los años. Un «refugio» que, a su juicio, debía entenderse por la angustia de saber que su esposa Zelda Sayre debió ser ingresada en un psiquiátrico por tiempo indefinido. Otro de sus quebraderos de cabeza fue su relación con el mundo de Hollywood, del que salió escaldado dada su disconformidad con las adaptaciones de sus novelas que se sustanciaron en tiempo récord —The Beautiful and Damned (1922) y The Great Gatsby (1926) que casi coincidían con la fecha de publicación de sus escritos originales— y las discrepancias en su cometido como guionista asalariado, del que tan sólo pudiera El escritor F. Scott Fitzgerald, en una imagen tomada en la etapa final de su vida.valorar al alza Tres camaradas (1938). Fitzgerald abjuraba de esa forma de trabajar gregaria de los grandes estudios de cuyo conocimiento y, en particular, del productor Irving Thalberg, extrajo material suficiente para conformar una novela arriesgada para la época, The Love of the Last Tycoon. De ese proceso creativo tormentoso se ocupa Días sin vida (1959), un melodrama de la Fox dirigido por Henry King, quien años después se encargaría de otra adaptación relacionada con el mismo autor: Suave es la noche (1962). En Días sin vida Gregory Peck asume el papel protagonista, el de Fitzgerald, quien reparte el tiempo entre el amor que profesa a la columnista de Hollywood de origen escocés Sheila Graham (Deborah Kerr) y su pasión enfermiza por la escritura. El final trágico de Fitzgerald en el film copiaba del natural, ya que a los cuarenta y cuatro años se certificó su deceso sin poder concluir The Love of the Last Tycoon, que acabaría publicándose años más tarde (con el título traducido de El amor del último magnate, en el debe de la Editorial Cátedra).
    A pesar de que no se significó como un escritor prolífico, Scott Fitzgerald sí dejó constancia de un estilo propio con un quinteto de novelas, casi siempre versadas sobre mundos donde nada la opulencia, se recrea un ambiente aristocrático y el motor dramático deviene las carencias afectivas de distintas naturaleza. En cambio, de su producción literaria referida a los relatos y los cuentos, el dipsómano autor norteamericano ofrece un campo temático más amplio, con un especial aprecio por narraciones de tinte fantástico que no parecían cuadrar con sus hechuras de escritor-notario de los entresijos de la clase privilegiada. El curioso caso de Benjamin Button (1921) mereció su publicación por vez primera en las páginas de Collier’s Magazine, en el periodo que daría forma a su segunda novela, The Beautiful and Damned (1922). Más tarde, esta pequeña obra apareció integrada en la colección de relatos Las edades del jazz. En octubre de 2008, vaticinando el impacto mediático de su adaptación a la gran pantalla por parte de un equipo artístico-técnico de primer nivel, el sello Lumen nos presenta una cuidada publicación bajo el título El curioso caso de Benjamin Button, en la que asimismo se integran otros siete cuentos. A excepción de Niño rico, que conoció una versión para la pequeña pantalla dentro del programa dramático The Philco Television Playhouse (1952) con Grace Kelly de protagonista, el resto de los seis cuentos quedarían fuera de cualquier tentativa de traspaso al terreno audiovisual.   
 
El «curioso caso» de la adaptación cinematográfica de Benjamin Button
 
   La razonamiento del porqué El curioso caso de Benjamin Button ha tardado casi noventa años en ver la luz en la gran pantalla se debe fundamentalmente a la imposibilidad de hacer creíble semejante delirio fruto de la imaginación de Fitzgerald sin el concurso de las técnicas digitales que se manejan hoy en día. Pero asimismo existía una dificultad añadida ya que la narración urdida por Fitgerald en los albores de los años veinte se quedaba en unas escasas cuarenta páginas, la mayoría de las cuales dedicadas a dar cabida a unos diálogos exquisitamente bien escritos. De la parte de contextualizar el relato se ocuparía más bien poco Fitzgerald haciendo, eso sí, alguna que otra referencia a un personaje tristemente conocido en los Estados Unidos de la década de los sesenta del siglo XIX: John Wilkes Booth, el asesino del Presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln. De éste también se hace referencia en el film homónimo dirigido por David Fincher, si bien a lo que se encomendó el guionista Eric Roth es reformular toda la historia tomando tan sólo la premisa de un hombre que nace anciano y muere como un bebé. Es decir, el trabajo llevado a cabo por Roth guarda mucha relación con las distintas adaptaciones de cuentos o relatos breves que se han hecho de un tiempo a esta parte sirviéndose del legado literario de Philip K. Dick (Minority Report, Desafío total, PaycheckA Scanner Darkly, etc.) Precisamente, Dick forma parte de una nómina de escritores que han explotado la idea matriz de Fitzgerald en su cuento El curioso caso de Benjamin Button. El mundo contra reloj (1967) plantea similares pautas narrativas que este último, pero exenta del tratamiento irónico que destila el relato de Fitzgerald. Asimismo, al albur de la reedición de El curioso caso de Benjamin Button y de su adaptación cinematográfica se han hecho referencias a sus similitudes argumentales con El señor F es el señor F (incluída en la antología de relatos Zona de catástrofe) y Tiempo de pasaje —sendas obras de J. G. Ballard— y de Las confesiones de Max Tivoli (2004, Ed. Destino) de Andrew Sean Greer. Empero, se ha omitido la aportación literaria de Manuel De Pedrolo, quien en su serie de cuentos recogida bajo el genérico Trajecte final / Trayecto final (2007, Ed. Barcanova), objeto de múltiples reediciones, se encuentra el relato Els regressius / Los regresivos. Una obra singular ubicada en una futurista Ciudad Condal que conecta con el tipo de narración distópica, a años luz del planteamiento conceptual de Fitzgerald, cuyos herederos, sin embargo, han salido beneficiados al haberse decantado Fincher por comprar los derechos de un relato cuya premisa ha sido abordada de muy diversas maneras por otros tantos escritores. Desconozco hasta que punto Eric Roth y Fincher tuvieron en mente los otros relatos que caminan en paralelo, a nivel argumental, al de Fitzgerald, pero lo que sí parece evidente que para dar empaque a la historia planean constantemente referencias al cine de Tim Burton, Robert Zemeckis y Jean-Pierre Jeunet.•
   
   
     
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THE CURIOUS CASE OF BENJAMIN BUTTON (2008) 
                                      
Alexandre Desplat
Concord Records CRE-31231-02, 2008. 2 CD's. Duración: 59: 05. 
 
COMENTARIO (Por Christian Aguilera): En el curso de la primera parte de El curioso caso de Benjamin Button Mrs. Maple (Edith Ivey) alecciona frente al piano a un Benjamin (Brad Pitt) «en regresión», subrayando que «en primer lugar, la música se debe sentir». Esta podría significar una definición idónea de lo que acontece con la partitura de Alexandre Desplat para el film dirigido por David Fincher. En verdad, la música escrita sobre el pentagrama por el francés se «siente», se «percibe» en la «atmósfera» de una historia de tintes fantásticos pero recubierta de un dramatismo tan sólo interrumpido por breves pinceladas cómicas en forma de imágenes en blanco y negro relativas al cine mudo con las que se adornan los pensamientos de algunos de los personajes de la función. Pocos compositores en la actualidad juegan tan bien la baza de la sutileza como Desplat, capaz de modular cada uno de los espacios donde el metraje demanda música sinfónica, ofreciendo un mayor o menor grado de «densidad» orquestal según los sentimientos que emanan de los personajes que concurren en esta singular historia. Piezas delicadas al piano vertebran la propuesta musical de Desplat, oscilando entre pasajes más cálidos cuando Benjamin cubre los últimos años de su vida —aquellos que se corresponden, a efectos personales, a su infancia si prescindimos de su físico— en orden inverso a la del resto de seres humanos, o bien texturas frías que redundan sobre todo en el personaje de Thomas Button (Jason Flemyng). Pero a medida que el film avanza hacia los créditos finales, la columna sonora de Desplat se torna cada vez más densa, como si los acontecimientos que concurren en la vida de Benjamin vayan minando una inocencia que el compositor galo corresponde con una pieza minimalista, con unas breves notas al piano o bien toma el mando orquestal la sección de viento para expresar la soledad del personaje principal (en especial, las secuencias inscritas en los suburbios de Nueva Orléans durante el periodo en el que pierde la virginidad).
   Cineasta especialmente perspicaz a la hora de elegir a los compositores de sus largometrajes, David Fincher ha atinado al tener la presunción que Desplat servía mejor a los intereses de El curioso caso de Benjamin Button que, por ejemplo, su anterior baza en este apartado, su tocayo Shire para Zodiac (2007), quien cuadraba a la perfección con una narración de claras reminiscencias al cine de los años 70 en el que éste último vivió su «época dorada». Presumiblemente, Danny Elfman o Angelo Badalamenti, en función de las analogías conceptuales que despierta el film en relación a Big Fish (2003) y Largo domingo de noviazgo (2004),  hubieran podido llegar a conclusiones musicales similares a las que ha cristalizado en pantalla con música de Desplat. Pero éste demuestra un Don al amueblar partituras que, sobre la base de su modélico uso de los címbalos y demás timbres sonoros, parece sugerir constantemente la importancia del paso del tiempo. Un efecto residual quizá en otra producción, pero no por lo que atañe a El curioso caso de Benjamin Button, vital desde una perspectiva alegórica —la presencia de los relojes de pared cuyas manecillas oscilan de derecha a izquierda, y que cobran protagonismo al principio y al final de la cinta— y narrativa. En The Queen (La reina) (2006) ya dominaba este concepto que Desplat ha potenciado y ampliado a requerimiento de Fincher, demostrando una vez más que una óptima orquestación y una composición aplicada no es aval suficiente para captar la atención, a nivel de subconsciente, del espectador. El talento de Alexandre Desplat enriquece, una vez más, este espacio indispensable para que la emotividad no emane únicamente de las imágenes y de la interpretación.
   En su edición en CD, el sello Concord ofrece un segundo compacto que contiene la música diegética, de notable importancia en el conjunto de una historia que abarca desde los tiempos inmediatamente posteriores a la Gran Guerra hasta principios del siglo XXI. Un revival musical que compromete a fragmentos de blues, bebop, ragtime, vals vienés (ligados al personaje de la bailarina Daisy/Cate Blanchett), temas clásicos al piano (el repertorio de Schubert y Chopin, indispensables para la formación de Benjamin en esta disciplina artística), pop (los Beatles, a modo de telón de fondo sonoro de los días que pasan juntos Benjamin y Daisy en un apartamento desnudo de muebles), etc. Lecturas comerciales al margen, Concord seguramente podrá presumir en un futuro no demasiado lejano de haber grabado una de esas obras imperecederas que definen la personalidad musical de Alexandre Desplat y que le sitúan con trabajos de esta portentosa sensibilidad entre los grandes nombres de los compositores para cine de la actualidad.•


Disco 1

1.  Postcards (02:48)
2.  Mr. Gateau (03:00)
3.  Meeting Daisy (01:20)
4.  A New Life (03:37)
5.  Love in Murmansk (03:50)
6.  Meeting Again (02:39)
7.  Mr. Button (02:04)
8.  "Little Man" Oti (02:02)
9.  Alone at Night (02:32)
10.  It Was Nice to Have Met You (01:42)
11.  Children's Games (04:38)
12.  Submarine Attack (02:38)
13.  The Hummingbird (02:33)
14.  Sunrise on Lake Pontchartrain (01:42)
15.  Daisy's Ballet Career (03:33)
16.  The Accident (02:02)
17.  Stay Out of My Life (02:37)
18.  Nothing Lasts (01:43)
19.  Some Things You Never Forget (02:53)
20.  Growing Younger (01:34)
21.  Dying Away (02:13)
22.  Love Returns (02:59)
23.  Benjamin and Daisy (02:26)



Disco 2

1.  "My name is Benjamin"
2.  We Shall Walk Through the Streets of the City
3.  "Some days I feel different"
4.  Ostrich Walk
5.  "How old are you?"
6.  That's How Rhythm Was Born
7.  "When was the last time you had a woman?"
8.  Freight Train Blues
9.  Basin Street Blues
10.  "Thanksgiving, 1930"
11.  If I Could Be With You (One Hour Tonight)
12.  "What's your secret?"
13.  Chanson Sur Staline
14.  "A date which will live in infamy..."
15.  Arabeske for Piano in C Major Op. 18
16.  "Coming home"
17.  Out of Nowhere
18.  Dear Old Southland
19.  "Defined by opportunities"
20.  Skokiaan
21.  "Things were becoming different for me..."
22.  My Prayer
23.  Bethena (A Concert Waltz)

   
       
   

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