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El fantasma del paraíso The Phantom of the Paradise |
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Director (es) : Brian De Palma | ||||||||||||
Año : 1974 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Terror | ||||||||||||
Compañía productora : Williams Productions para Twentieth Century-Fox | ||||||||||||
Productor (es) : Edward R. Pressman | ||||||||||||
Productor (es) ejecutivo (s) : Gustave Berne | ||||||||||||
Productor (es) asociado (s) : Paul Lewis, Bill Scott, Jeffrey Hayes, Michael Arciaga | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Arturo González Rodríguez | ||||||||||||
Guionista (s) : Brian De Palma | ||||||||||||
Fotografía : Larry Pizer en Color Movielab | ||||||||||||
Diseño de producción : Jack Fisk | ||||||||||||
Coreografía : Harold Oblong, William Shepard | ||||||||||||
Decorados : Sissy Spacek | ||||||||||||
Vestuario : Rosanna Morton | ||||||||||||
Maquillaje : Rolf Miller, John Chambers | ||||||||||||
Música : Paul Williams | ||||||||||||
Montaje : Paul Hirsch | ||||||||||||
Montaje de sonido : Dan Sable, Harriet Glickstein | ||||||||||||
Sonido : James Tanenbaum | ||||||||||||
Efectos especiales : Greg Aver | ||||||||||||
Duración : 91 mn | ||||||||||||
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Paul Williams
William Finley Jessica Harper George Memmoli Gerrit Graham Gene Gross Archie Hahn Jeffrey Comanor Harold Oblong |
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La ambición y el egoísmo de Swan, el director de la compañía discográfica Death Records hace que robe y envíe a la prisión a Winslow Leach, compositor de una ópera-rock basada en Fausto, que sirve para inaugurar “El Paraíso”, un palacio destinado al rock. Durante su estancia en la cárcel, Leach se enfurece cuando sabe que su canción se ha convertido en un éxito de ventas. Pero la ópera-rock aún resta inacabada y Swan le encomienda su finalización a Phoenix, de la cual se enamora. Al salir de la prisión, Leach se dirige hacia Death Records para eliminar las cintas, pero sufre un fatal accidente que le desfigura el rostro. | ||||||||||||
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DE PALMA HORROR PICTURE SHOW Por Adrián Sánchez
![]() Al igual que el contrato que Winslow Leach firma con su sangre, El fantasma del paraiso es un film/delirio donde todo lo excluido está incluido. Así es a la vez un compendio de varios Brian De Palma, (el manierista, el underground, el satírico, el obsesivo...) y a la vez un De Palma insólito, único como lo fue el mismo producto a la altura de 1974: un musical glam que mezclaba terror y comedia solo un año después del estreno teatral londinense de otra pieza de culto mayor como es el The Rocky Horror Show escrito y musicalizado por Richard O'Brien (en 1975 el culto se multiplicaría hasta convertir el invento en un adictivo long-seller gracias a su versión cinematográfica, The Rocky Horror Picture Show dirigida por Jim Sharman con un inolvidable Tim Curry en el papel del Dr. Frank-N-Furter.
Si la mezcla de humor y horror remitía a la feliz indefinición genérica de muchos de los clásicos de la Universal, La novia de Frankenstein (1935) a la la cabeza, mito y film explícitamente citado por De Palma a través de las apariciones del cantante Beef, cuyo físico y caracterización entre transformista bastorro y estética bondage hacen pensar directamente en el mencionado Frank-N-Furter (con el añadido de la similitud entre Gerrit Graham, un habitual del director italoamericano por aquel entonces, y el inminente Tim Curry), la deliciosa, horteramente deliciosa, kitsch sin culpa, sonoridad arrolladora y su mezcolanza naif de relatos y estéticas hiperbolizadas por el maquillaje y el delirio se dirigen sin dudarlo al legado del Ziggy Stardust de David Bowie.
El personaje, melodramaticamente enterrado en 1973 en un concierto/funeral en el Hammersmith de Londres tras un periplo ultrateatral, legó una manera nueva de afrontar la puesta en escena, transcendió la idea del álbum conceptual para transfigurarla en un concepto global de creación, The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)y Aladdin-Sane (1973) fueron los frutos directos.
El glam rock había nacido en los primeros 70 inglés, proletario, eminentemente desenfadado y divertido, chillón, hipersexual y orgullosamente grosero, con sus ritmos de rock and roll clásico y blues pesado convenientemente acelerado en las guitarras afiladas, las voces gritonas, los looks equívocos, las melenas desafiantes, y modelitos imposibles de Marc Bolan y sus T. Rex, Sweet, Mott the Hopple, Slade, los primeros Queen o Gary Glitter. En su tránsito hacía América se
![]() Tras el deceso de Ziggy Stardust el glam no murió, solo cambió, o más bien volvió a sus orígenes de estética agresivo-cochambrosa y ritmos a machamartillo. Un circo para divertir, freaks del rock., pura fachada. Alice Cooper añadiendo esa estética tan americana de las ferias de horror o el universo comiquero de los Kiss fueron el camino del glam hacia el shock rock.
Música para cuentos de hadas perversos
En este mismo camino post-glam se encuentra el film de Brian De Palma, el cual se sirve de una sonoridad de moda para convertirla, de modo simultaneo como tantas cosas en este film tan rico en elementos en principio divergentes, en motivo y parodia. La banda sonora se debe a un músico exitosísimo ya entonces Paul Williams. De físico particular y raro carisma era casi un prodigio como el propio
![]() Pero si como músico Williams fue un acierto como actor fue una iluminación. Él es Swan casi de un modo malsanamente literal, con inteligencia permite que el personaje se acerque tanto a él que casi se confunden, abriendo de paso las lecturas metatextuales de un film saturado de posibilidades, usa su físico aniñado e inquietante, su magnífica voz y su aura mefistofélica, y wildeana, para eso mismo: convertirse en el perfecto Mefistófeles del triste Fausto que es Winslow, encarnado por William Finley, otro favorito del director de físico no menos particular, personalísimo estilo interpretativo e indescifrable magnetismo en pantalla, al cual ofrece un mundo de posibilidades y triunfos solo con firmar un contrato, firmarlo con sangre, claro, como se firman los contratos que reservan algo verdaderamente especial. Lo que Winslow ignora es que lo están engañando puesto que el diablo siempre engaña y más si este tiene firmado otro contrato que incluye todo lo excluido con una instancia superior que impide incluso la venganza de Winslow. En uno de los mejore momentos de una película que los apila con una facilidad
![]() Por una parte este momento permite remarcar a De Palma la dolorosa ingenuidad del héroe, el cual pese a haber sido humillado, robado, torturado y mutilado por Swan para robarle sus canciones es engañado una y otra vez con unas promesas que todos sabemos que no son nada excepto él, que es la encarnación misma de la ingenuidad. En un prodigio de diseño y síntesis dramático-expresiva De Palma vuelve a juegar a los contrario: Swan es el villano travestido de bueno, y aquí el aire inofensivo de Williams es oro puro iguala que Winslow es un bueno travestido de villano, con ese diseño insuperable de hombre-pájaro, a medio camino entre un serial de Louis Feuillaide o la versión ciberpunk (antes del ciberpunk) del Judex (1963) de Georges Franju. Un look que el mangaka Kentaro Miura tomo prestado para uno de los protagonistas de su obra Berserk (1988) y una pieza de diseño gloriosa, lo mismo que, por ejemplo, el logo del pájaro blanco muerto sobre fondo negro de la discográfica de Swan (cisne en inglés, en otra malvada inversión simbólica): Death Records, más contundente imposible.
Por otra parte introduce un nuevo elemento al fascinante pastiche: El retrato de Dorian Gray, el cual se suma a la peripecia músico/trágica extraída de El fantasma de la ópera, un músico marcado y enloquecido oculto en los intersticios de la ópera de París, aquí el club El paraíso, asesina a todos aquellos que impiden el triunfo de su amada, Phoenix en esta ocasión en los lánguidos huesecillos de Jessica Harper
![]() La imagen de la verdad es más verdad que la verdad
Cuando Winslow descubra en los archivo de Death Records la cinta donde un joven Swan firma con el Diablo, el mismo, su propio pacto con el cual su juventud queda garantizada y será el soporte magnético (en una bella transposición/modernización de la pintura del relato de Oscar Wilde que iguala magia y tecnología) el que guarde su imagen decrépita a los espectadores nos parecerá la solución más natural del mundo. La lógica interna del relato se ha impuesto sobre cualquier superchería, la maravilla esotérica que De Palma ha construido funciona sola. Capa sobre capa, entrelazando elementos, tradiciones dispares, sin que nada chirrié, al contrario, todo resulta natural. Unos símbolos responden a otros aunque provengan de lugares disparatadamente lejanos. Todos ellos parecen fusionarse bajo el influjo de otra
![]() Si esto no fuera ya bastante todo el film es, en primer lugar ligero, creo pretencioso, enloquecido y divertidísimo pese a toda esta carga y en segundo, como buen obra depalmiana, un compendio de lugares y motivos, pocas veces mejor personalizados que aquí, tomados de lugares más dispares imposibles pero armonizados dentro de una catedralicia estructura demente: filmes carcelarios de los años 30 que reciben un tratamiento entre el cartoon y el tebeo underground de la época (¿Queda muy lejos El gato Fritz de Robert Crumb, por ejemplo?), sátiras de la estética fifties y burlas hippies, citas al Ciudadano Kane de Orson Welles con ese empleo de los noticiarios, plagios nunca tan divertidos, ni con mayor desfachatez de Alfred Hitchcock (El fantasma atacando a Beef en la ducha con un desatascador), trasuntos de la deriva obsesivo-enfermiza de Howard Hughes, del hiperproductor Phil Spector o de la
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Formato: 16:9. Idiomas: Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano. Duración: 91 mn. Distribuidora: Regia Films. Fecha de distribución: 24 de noviembre de 2012. |
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PHANTOM OF THE PARADISE (1974) |
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