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Brian De Palma
     



 
  Nombre completo :
Brian Russell De Palma.
  Fecha y lugar de nacimiento :
11 de septiembre de 1940, en Newark, Nueva Jersey (Estados Unidos).
  Actividades previas :
se desplaza a Filadelfia en compañía de su familia (1945); se inscribe en la Friend's School y muestra su precoz habilidad por la ingeniería fabricando su propia computadora; compagina sus estudios de Ciencias Físicas en la Universidad de Columbia con otra de sus grandes aficiones, el cine; realiza los cortometrajes Icarus, 660124: The Story of an IBM Card y Wotom's Nake, que obtiene el primer premio concedido por la Fundación Rosenthal a un estudiante menor de veinticinco años al tiempo que se licencia en Ciencias Físicas (1962-1963); obtiene la diplomatura en Arte Dramático por el Sarah Lawrence College, en Bronxville, Nueva York (1964); confecciona films industriales y documentales para instituciones u organismos públicos, como The Responsive Eye (1965), un encargo del Museo de Arte Moderno de Nueva York; participa en la filmación del largometraje en blanco y negro The Wedding Party, cuyo estreno no tiene lugar hasta tres años después de su producción (1966).
  Otras actividades :
guionista, productor, montador y director de fotografí­a.
  Premios :
León de Plata del Festival de Venecia al Mejor Director por Redacted (2007).
  Otros datos :
casado y divorciado de la actriz Nancy Allen (1979).
     
    De la pleýade de directores norteamericanos que debutaron en la industria cinematográfica a principios de los sesenta, probablemente sean Francis Ford Coppola, Martin Scorsese y Brian De Palma —todos ellos de raíces italianas— quienes han merecido el favor del aficionado hasta el punto de convertirlos en auténticos iconos del cine contemporáneo. Amén de sus reminiscencias europeas, Coppola, Scorsese y De Palma atendieron a una primera etapa cinematográfica sujeta a los cánones underground, lidiando con presupuestos ínfimos que trataban de compensar con una cierta imaginería visual y unos planteamientos argumentales opuestos a los estándar de la época. Empero, en el caso de De Palma las dificultades para establecerse como cineasta al margen de los grandes estudios se produjo desde su debut tras la cámara con The Wedding Party. Tan sólo el moderado éxito de Greetings —una irreverente comedia con un trasfondo político que remite a la psicosis generada tras el asesinato de John F. Kennedy en los Estados Unidos— permitió el estreno de su ópera prima, seis años después de que fuera rodada con el apoyo de su profesor del Sarah Lawrence College, Wilford Leach. El resto de las producciones de su etapa underground (Murder a la mod, ¡Hola, mamá!, Dionysus in 69), remitían a su experiencia con el grupo Columbia Players por su adecuación a propuestas deudoras de una plástica teatral propia de los circuitos escénicos radicales que afloraron en Nueva York en los años sesenta. Consciente del cariz marginal que tomaba su trayectoria cinematográfica, Brian De Palma aceptó la dirección de Get to Know Your Rabbit a cambio de rescindir su contrato con la Filmways. Así, Brian De Palma emprendió una nueva etapa que le posibilitaría acceder a producciones con presupuestos más holgados y a un equipo técnico que se adecuara a sus preferencias reales. Al respecto, la inclusión de Bernard Herrmann en el apartado musical de Hermanas era un primer indicio de la devoción que sentía De Palma por algunas de las películas de Alfred Hitchcock. Los patrones fílmicos de Hermanas, Fascinación o Vestida para matar parecían obvios, pero De Palma también supo recabar el interés de los espectadores merced a la elaboración de títulos como El fantasma del paraíso —acaso su mejor trabajo en la década de los setenta, en el que fusiona con destreza el mito de Fausto y El fantasma de la ópera—, y Carrie. La adaptación cinematográfica de la primera novela de Stephen King se convirtió en un absoluto éxito en taquilla. Brian De Palma ingresó por derecho propio en un cine de mayor calado comercial. Las expectativas creadas en torno a Carrie le facultaron para seguir explorando en el género de terror paranormal con La furia, en la que combinaba la ejecución de magistrales secuencias —la huida del personaje encarnado por Kirk Douglas por las vías del tren— con unas escenas finales más propias de una continuación de El exorcista (1973). En cierta manera, esta tendencia por el efectismo es la que caracterizaría su cine a lo largo de los siguientes años. De Palma había sacrificado un cierto equilibrio formal en su cine en aras a crear su propia marca de fábrica, en la que seguían adecuándose los homenajes a Hitchcock —Doble cuerpo, una interesante vuelta de tuerca «modernizada» de Vértigo (1958)— o a otros cineastas como Antonioni (Impacto), Hawks (El precio del poder) y Eisenstein (las escenas de las escaleras en Los intocables de Elliot Ness). A partir de su consagración en el mundo del celuloide, De Palma quiso ampliar su campo de acción a otros géneros, enfrentándose a la sátira social en La hoguera de las vanidades o su particular visión sobre el conflicto vietnamita en Corazones de hierro, pero nuevamente se correspondía con los niveles de aceptación más bajos de su ejecutoria profesional. Su regreso al terreno del thriller parecía inevitable. En los últimos años, De Palma ha seguido cultivando el género que mayores éxitos ha reportado a su carrera con la confección de En nombre de Caín, Atrapado por su pasado, Mission: Impossible y Snake Eyes (Ojos de serpiente), un nuevo alarde visual —la primera media hora rodada con la steadicam y el recurso de la split screen («división de pantalla»), que ya había empleado en algunos de sus anteriores films (Dionysus in 69, El fantasma del paraíso, Vestida para matar, Impacto)— que pone en tela de juicio el eterno dilema que ha provocado la división entre los aficionados: ¿un virtuosismo al servicio de la historia o a la complacencia de su propio director? En todo caso, Brian De Palma nos ha brindado algunos de las secuencias mejor resueltas del cine norteamericano contemporáneo, aunque el balance global arroje una cierta decepción para quien ha acreditado su «maestría» y dominio de la técnica cinematográfica.
   
     
director  : 2018    Domino   [ Domino ]
director y guionista  : 2012    Passion
director y guionista  : 2007    Redacted   [ Redacted ]
director  : 2006    The Black Dahlia   [ La dalia negra ]
director y guionista  : 2002    Femme Fatale   [ Femme Fatale ]
director  : 2000    Mission to Mars   [ Misión a Marte ]
director  : 1998    Snake Eyes   [ Snake Eyes (Ojos de serpiente) ]
director  : 1995    Mission: Impossible   [ Mission: Impossible ]
director  : 1993    Carlito's Way   [ Atrapado por su pasado ]
director y guionista  : 1992    Raising Cain   [ En nombre de Caín ]
director  : 1990    The Bonfire of the Vanities   [ La hoguera de las vanidades ]
director  : 1989    Casualties of War   [ Corazones de hierro ]
director  : 1987    The Untouchables   [ Los intocables de Elliot Ness ]
director  : 1986    Wise Guys
director y productor y argumentista y/o guionista  : 1984    Body Double   [ Doble cuerpo ]
director  : 1983    Scarface   [ El precio del poder ]
director y guionista  : 1981    Blow Out   [ Impacto ]
director y productor y argumentista  : 1980    Home Movies
director y guionista  : 1980    Dressed to Kill   [ Vestida para matar ]
director  : 1978    The Fury   [ La furia ]
director  : 1976    Carrie   [ Carrie ]
director y argumentista  : 1976    Obsession   [ Fascinación ]
director y guionista  : 1974    The Phantom of the Paradise   [ El fantasma del paraíso ]
director y argumentista y/o guionista  : 1973    Sisters   [ Hermanas ]
director  : 1972    Get to Know Your Rabbit
director de fotografía y director y productor y montador  : 1970    Dionysus in 69
director y guionista  : 1970    Hi, Mom!   [ ¡Hola, mamá! ]
director y guionista y montador  : 1968    Greetings
director y guionista y montador  : 1968    Murder à la mod
director-prod. y guionista y montador  : 1966    The Wedding Party
   
     
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Editorial: Alba. 
Colección: Trayectos nº 47.
Autores: Samuel Blumenfeld
y Laurent Vachaud.
Fecha de publicación:
enero de 2003.
494 pp. 13,0 x 20,0 cm. Tapa blanda.
Incluye Bibliografía, Filmografía e Índice onomástico. 

COMENTARIO (Por Christian Aguilera): Tras el descalabro financiero de Misión a Marte (2000), que llevaría aparejado una respuesta de signo negativo de la plana mayor de la crítica oficial, los seguidores del cine de Brian de Palma en nuestro país (no demasiados pero bulliciosos en ventanas como internet en plena expansión mediática) podrían congratularse en 2003 de la existencia de la publicación en lengua castellana de un libro-entrevista al cineasta así como del estreno largamente pospuesto de Femme fatale (2002). La apuesta de Alba Editorial por dar cabida a una obra referida a Brian De Palma dentro de una colección de libros-entrevista con directores bastante más reconocidos por un público de nuevo cuño instalado en la “modernidad”, esto es, David Lynch o Tim Burton, quedaba un tanto en entredicho a efectos de rentabilidad económica. Paradojas del destino, quizás buena parte de los aficionados al Séptimo Arte que se hicieron con el volumen consagrado a Brian De Palma ya estimaran en los albores del siglo XXI que aun siendo el cineasta menos conocido de todos ellos para un segmento de espectadores esencialmente juvenil ofrecía el mejor contenido del conjunto. Las razones de la estima creciente por semejante obra fue de forma indistinta mérito de los entrevistadores —Samuel Blumenfeld y Laurence Vachaud, periodistas de Le monde y Positif, respectivamente—  y del entrevistado, Brian de Palma, quien se prestaría a dejarse arrastrar por sus propias convicciones, impresiones, pensamientos en suma, sin que el sentido del pragmatismo y de la práctica de la equidistancia abonaran el camino para sembrar una colección de tópicos y lugares comunes en el presente texto. Con ello, De Palma evidencia que el mejor defensor de su obra resulta él mismo sabedor de primera mano de las dificultades con las que ha debido lidiar en el contexto de una industria cinematográfica inmisericorde con el director/creador que abraza en exceso el fracaso comercial. El lector de Brian de Palma por Brian de Palma podrá mostrarse en desacuerdo ante determinadas aseveraciones del cineasta de Nueva Jersey que incriminan al contenido de una obra con “dientes de sierra” en su valoración crítica, pero si valida la defensa a ultranza exhibida por un director de largo recorrido como él habida cuenta de una postura “legítima” entrará en el juego propuesto por la dupla Blumenfeld-Vachaud. Con una habilidad extraordinaria ambos periodistas van penetrando en ese “laberinto” de palmiano que encuentra su raíz en una infancia socavada por la sombra alargada de su hermano mayor Bruce, quien se postularía el genio de la familia a efectos de las figuras paternas. Algunas de las claves del cine que cultivaría Brian De Palma en su formulación profesional se remontan a esas etapas de desarrollo personal y por ello se hace especialmente preceptiva la lectura de los primeros capítulos del libro. En otras circunstancias, la parte biográfica queda desatendida por un público lector guiado casi en exclusiva por la necesidad de imbuirse de la parte estrictamente dedicada al análisis o al conocimiento de las interioridades de los rodajes en los que participó uno u otro director.
   Asimismo, revelador del carácter irreverente, nada plegado a la asepsia expositiva, de Brian De Palma, deviene uno de los capítulos del llibro lleva por título “Scarface: no me entusiasma la película de Howard Hawks...” Semejante sentencia amaga en el sentido de que la cinefilia de De Palma no se formula sobre patrones previsibles. Más bien, Brian de Palma hace gala del principio de sinceridad en sus juicios sobre obras cinematográficas de sus colegas y, a la par (en algunas ocasiones) amigos, que llaman poderosaSegun se desprende del libro-entrevista Tom Cruise y Brian De Palma mantuvieron un "puslo" creativo durante el rodaje de "Mission: Impossible".mente la atención en algunos pasajes. Por ejemplo, al evaluar los distintos films sobre Vietnam que habían surgido antes de la puesta en funcionamiento de Corazones de hierro (1989), De Palma repara en los defectos ya registrados en el guión de partida de Apocalypse Now (1979) sin que la amistad que mantuvo con Francis Coppola le haga corregir el sentido último de las palabras. Quizás se muestre en exceso osado, pero De Palma expresa una coherencia en sus juicios sin reparar en un elemento condicionador como suele comportar la amistad o un mal entendido sentido del corporativismo. En este punto de sincerarse a corazón abierto por parte del entrevistado es donde encuentra el verdadero realce y atractivo una monografía que nos enseña el cine por dentro y el que habita en su periferia, allí donde  se amontonan infinidad de proyectos a la espera de ser admitidos para su eventual rodaje. A lo largo de los años de ejercicio de su profesión, Brian De Palma ha acumulado unos cuantos pero ninguno para tomar visos de materializarse en un futuro al corto o medio plazo. El largo plazo, desgraciadamente, ya no se sitúa en el horizonte temporal plausible de un septuagenario Brian De Palma, quien años atrás se mostraría especialmente animoso al revelar a Vachaud y Blumenfeld detalles de proyectos (1) de la complejidad conceptual de El hombre demolido —la novela de Alfred Bester, merecedora de atención en sus años de adolescente devorador (al igual que sus hermanos Barton y Bruce) de literatura de fantaciencia (por ello no debería extrañar que, al cabo de mucho tiempo, aceptara involucrarse en la puesta en marcha de Misión a Marte)—, o temática (relativa al holocausto) de Nazi Gold —coescrito junto a Jay Cooks—. Menos locuaz se mostraría un De Palma un tanto sorprendido cuando la pareja de periodistas galos desglosan la estructura de cuento que atesora Mission: Imposible (1995), un film arbolado de problemáticas en su fase de preproducción, rodaje y postproducción que supuso para el cineasta un punto de inflexión, al albur del fiasco comercial registrado con En nombre de Caín (1992) y Atrapado por su pasado (1993). No ayudaría a que sendos films ganaran vuelo en taquilla las reseñas aparecidas en periódicos y medios de comunicación de su país de origen, llevando a convencimiento a De Palma que «Creo que ya no se puede esperar nada de los críticos de los Estados Unidos. Ninguno escribe nada interesante. Los buenos suelen escribir en publicaciones marginales. Los críticos más leídos son de un nivel bastante bajo». Por consiguiente, en la medida de lo posible Brian De Palma ha buscado alianzas en los últimos lustros en suelo europeo, preferentemente en Francia donde se localiza el feudo principal de seguidores en el viejo continente de un cine que a veces amaga hacia los extremos en su dialéctica visual y en su contenido narrativo. Un cine, en definitiva, del que se revela francamente misión imposible mostrarse indiferente, en sintonía con el pliego de conclusiones que podemos extraer de la lectura de esta magistral obra publicada por Alba con todos los pronunciamentes y bendiciones para ser saludada conforme a uno de los mejores libros sobre cine, en su formato entrevista, que un servidor haya tenido entre manos.•
 
 
 

(1) Entre los proyectos que quedarían aparcados y de los que da cuenta a lo largo de la entrevista De Palma hayamos Mister Hughes (sobre el multimillonario productor Howard Hughes), los remakes de El Tesoro de Sierra Madre (1947) y Planeta prohibido (1956), o Ambrose Chapel, otro ejercicio de vouyerismo referido al Universo Hitchccock (en particular, la versión de 1954 de El hombre que sabía demasiado; de ahí su working title) que toma prestada alguna de las premisas de El mensajero del miedo (1962).