PAOLO SORRENTINO |
Editorial: Cátedra.
![]() ![]() ![]() ![]() Colección: Signo e Imagen / Cineastas nº 129.
Autor: Elios Mendieta.
Cineasta de atributos que a menudo se cobijan en la siempre laxa definición de lo que es el cine posmoderno, Paolo Sorrentino es uno de los cineastas más importantes, o, si prefieren, que mejor explican con su herramienta, el cine, el tiempo en el que vivimos. Aseveración mayor que expreso más allá de las adhesiones o repulsas que, indudablemente, genera su obra. Sí, se aprecie más o menos, o incluso si se detesta la obra de Sorrentino, resulta innegable su calado expresivo. Los anclajes que establece con grandes maestros, principalmente la mirada felliniana, llevado al cortocircuito con una definición atenta a nuestra contemporaneidad; la absoluta exuberancia de tantas definiciones visuales, el mimo por los encuadres, su abigarramiento, siempre abierto a sutilezas; la infinidad de ambigüedades, pero también sugerencias, que trufan esas construcciones visuales, y con las que nos interpela sobre cuestiones importantes sobre la identidad, la pertenencia cultural o incluso la ética y la fe; y si me apuran, incluso el hecho de que sea un director tan polémico, son ingredientes que hacen de Sorrentino uno de los cineastas europeos decisivos de la era en la que estamos instalados. Por todo ello, y habida cuenta de la política editorial de Cátedra en su sello Signo e imagen Cineastas, era dable esperar grandes cosas del volumen dedicado al director, número 129 de la colección. La labor de Elios Mendieta, el periodista qué firma el volumen, no defrauda en absoluto.
El volumen sigue más o menos la estructura canónica de la colección. Primero, una introducción, "Sorrentino y su mundo", que efectúa un escorzo biográfico del cineasta, haciendo hincapié en la importancia de la escritura en su bagaje (y el somero análisis de sus novelas, estrechamente vinculadas a los motivos de su
![]() Antes de cerrar el volumen con una filmografía y bibliografía, Mendieta nos entrega un último epígrafe qué apuntala perfectamente su desideratum analítico, y que, con el título "El salto adelante (a modo de "bellos" apuntes finales)", pretende aproximar una coda o leitmotiv, una verdad última al acervo creativo de Sorrentino, que Mendieta localiza en la definición de belleza. "La búsqueda de la "gran belleza" es un tema recurrente en toda su filmografía, y no solo en la película homónima, aunque sea en ésta donde alcanza las mayores cotas de potencia figurativa. Se diría que, para el director, el mundo es solamente soportable si tiene una dimensión estética y, por ello, su empeño en sus tres décadas vinculado al oficio cinematográfico ha consistido en alcanzar esa "gran belleza" y no renunciar al artificio artístico para lograrlo." Lo que en las primeras películas de Sorrentino es un angst o inquietud, en su periodo de depuración estilística ( para quien esto firma,
![]() Sergi Grau
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