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El tormento y el éxtasis The Agony and the Ecstasy |
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Director (es) : Sir Carol Reed | ||||||||||||
Año : 1965 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Biográfica | ||||||||||||
Compañía productora : International Classics para Twentieth Century-Fox | ||||||||||||
Productor (es) : Carol Reed | ||||||||||||
Guionista (s) : Philip Dunne | ||||||||||||
Guión basado en : la novela homónima de Irving Stone | ||||||||||||
Fotografía : Leon Shamroy y Piero Portalupi en Panavision y Color DeLuxe | ||||||||||||
Diseño de producción : John De Cuir | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Jack Martin Smith | ||||||||||||
Decorados : Dario Simoni | ||||||||||||
Vestuario : Vittorio Nino Novarese | ||||||||||||
Música : Alex North, Jerry Goldsmith | ||||||||||||
Montaje : Samuel E. Beetley | ||||||||||||
Sonido : Carlton W. Faulkner | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Gus Agosti | ||||||||||||
Duración : 139 mn | ||||||||||||
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Charlton Heston
Rex Harrison Diane Cilento Harry Andrews Alberto Lupo Adolfo Celi Venantino Venantini John Stacy Tomas Milian Fausto Tozzi Alec McCowen Maxine Audley |
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Roma, 1508. La problemática que atraviesa el vaticano durante el reinado del Papa Julio II no impida que el máximo pontífice encarge la creación de cuarenta estátuas para su tumba al pintor Miguel Ángel Buomarotti. La negativa inicial del artista italiano da paso a la aceptación del proyecto, pero después de varios meses de trabajo, destruye su obra. Sin embargo, su visión del Géminis conduce a Miguel Ángel a reemprender la que será una de las obras capitales del arte del siglo XVI, pese a padercer una ceguera transitoria y un accidente laboral a lo largo de la confección de los frescos de la Capilla Sixtina. | ||||||||||||
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EL SOÑADOR REBELDE Por Lluís Nasarre
«El amor es extraño.
Es el idioma de la sangre.
No es ni frío ni calor.
No es Tormento ni éxtasis
sino ambas cosas»
Contessina de Medici a Miguel Ángel
Mediado el pasado siglo XX algunos novelistas de renombre buscaron inspiración en temas históricos y bíblicos para publicar sendas novelas que en su momento disfrutaron de cierto éxito. Unos novelistas a los que el paso del tiempo les ha relegado al más la
![]() ![]() La historia detrás de la película: del fracaso al ensalzamiento
Sin embargo, vayamos por partes para comprender las razones del "no" éxito y casi menosprecio del film. En su haber, como decíamos, en primer lugar tenemos que el film se basa en una novela de Irving Stone que sí había sido un éxito de ventas. En segundo que iba a estar interpretada en sus principales personajes, amén del celebérrimo Charlton —Judá Ben-Hur, Moisés...— Heston, por Rex Harrison en la piel del Papa Julio II y este venía de ganar el Oscar® como mejor actor de la Academia por My Fair Lady (1964) y el tercero, la pieza fundamental, la que tanto gusta al público americano que se relame con historias de adversidades y que al final sus personajes consiguen encontrar felizmente su lugar bajo el sol, que el fruto, el éxito de la empresa, ese Arte magistral reconocido en el mundo entero, ya estaba escrita y/o pintada porque sólo hacía falta acercarse a la Capilla Sixtina para ver el resultado de ello. Ahora bien, corriendo el año 1965, el público empezaba a
![]() Ahora bien, es cierto que el film tiene un arranque extraño. Un arranque que en muchas ocasiones ha sido omitida su emisión. Estamos hablando de unos diez minutos en forma de documental y que sirven para colocar al espectador en el contexto de lo que supuso la figura de Miguel Ángel. Sus obras y las principales características que la definen, así como la explicación de ciertos rasgos de su personalidad, apuntando sobre todo que "el florentino" cuyo fuerte carácter solidifico su genio artístico, era un escultor y no un pintor. Por ello, tanto el guionista Philip Dunne como el realizador Carol Reed, a renglón seguido de ese "didáctico" prólogo, se proponen superar con brío el "escollo" de esa estática introducción y en los primeros compases de narrativa real que tiene el film, tras contemplar, junto a los créditos, cómo se extrae el mármol de las canteras de Carrara nos muestran las escenas de una batalla a través de las altas hierbas de la hermosa campiña italiana, de la que debía tomar buena nota Franklin J. Schaffner para una escena similar del primer tercio de El planeta de los simios (1967).
La expresión artística del film de Reed
![]() ![]() ![]() Aludíamos más arriba a la magistral interpretación de los actores. Unos intérpretes que aunque en algunos instantes no lo parezca, realmente están
![]() (1) Como obviar la homosexualidad del artista orquestándole una relación pasada con el personaje de Diane Cilento (2) La recreación de la Capilla Sixtina para la película fue realizada en gran parte por el pintor Niccolo d'Ardia Caracciolo. Reconstruyéndola completamente a escala en los estudios Dino de Laurentiis en Roma, utilizando 16 técnicos, entre los que se encontraba el propio pintor, confeccionaron pinturas con los mismos colores que tenían cuatrocientos años atrás.
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Formato: Widescreen 2.35:1, 16:9 Idiomas: Castellano, Inglés y Alemán. Subtítulos: Inglés, Castellano, Turco y Alémán. Duración: 133 mn. Distribuidora: Twentieth Century Fox. |
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THE AGONY AND THE ECSTASY (1965)
Alex North y Jerry Goldsmith
Varése Sarabande CD Club
COMENTARIO (Por Christian Aguilera): A sus cincuenta y cuatro años la merma de salud de Alex North (1910-1991) acarreó que fuera dilatando sus trabajos para el medio cinematográfico, el que le había dado una dimensión internacional que jamás hubiera imaginado circunscrito al mundo del teatro. En buena lid, la relevancia mundial de North la generaría su cometido de poner música a Espartaco (1960) y Cleopatra (1963), alineadas con un concepto de macroproducción que comportaba enormes riesgos a nivel financiero. Menos de los que conllevaría la puesta en marcha del proyecto de El tormento y el éxtasis (1965), al igual que Cleopatra, auspiciada por la Fox en pleno periodo por querer remontar las pérdidas derivadas merced al estreno de la cinta protagonizada por Elizabeth Taylor. Ciertamente, la elección de North para The Agony and the Ecstasy guardaba estrecha relación con ese pasado reciente que le había ligado a Cleopatra y ![]() El título del film —El tormento y el éxtasis— ya marca de manera significativa el temperamento de un personaje, Miguel Ángel (Charlton Heston), sometido a presión con el objetivo puesto en cumplir con un encargo realizado por la cúpula eclesiástica, que escapa de la pura ortodoxia. Inevitablemente, en ese plano de “tormento” al que remite parcialmente el título la música compuesta por North se elabora al abrigo de una serie de temas de una notable fuerza expresiva recreados gracias a una potente sección de cuerda y de percusión. Por su parte, la exploración del personaje de Miguel Ángel más ajustada a alumbrar el sentimiento de “éxtasis” discurre por los caminos de una gran orquesta modulada por el socorrido puntillismo de su autor. Fuera de estos márgenes en orden a los requerimientos del propio relato la música rinde cuentas con la Historia con temas
![]() Además de lo acontecido en las (pre)producciones de Espartaco y Cleopatra, El tormento y el éxtasis generaría su propia “literatura”, teniendo en el prólogo de casi un cuarto de hora uno de los principales caballos de batalla entre director y productores. En esas idas y venidas entre los responsables de la Fox y Carol Reed, Alex North se daría de “baja” una vez concluida su participación en la elaboración del score que redundaría en sus dos horas de metraje. Con el justificante de sus problemas de salud, North apostó porque Jerry Goldsmith (1929-2004) —un compositor de la Casa desde hacía tres años— se encargara de la escritura del prólogo, The Artist Who Did Not Want to Paint. En aquel periodo Goldsmith ya había dado sobradas muestras de poder enfrentarse a un proyecto de las características de El tormento y el éxtasis en su totalidad, pero debió conformarse con ese pasaje introductorio de un universo artístico enclavado en la Ciudad Eterna, que para su estreno en nuestro país quedaría eliminado sin que nada lo justificara más allá de una supina estupidez
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