![]() |
|
|||||||||||
Los vikingos The Vikings |
||||||||||||
Director (es) : Richard Fleischer | ||||||||||||
Año : 1958 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Aventuras | ||||||||||||
Compañía productora : Bryna Productions para United Artists | ||||||||||||
Productor (es) : Jerry Bresler | ||||||||||||
Guionista (s) : Calder Willingham | ||||||||||||
Guión basado en : la novela homónima de Edison Marshall | ||||||||||||
Fotografía : Jack Cardiff en Technirama y Technicolor | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Harper Goff | ||||||||||||
Maquillaje : John O'Gorman, Neville Smallwood | ||||||||||||
Música : Mario Nascimbene | ||||||||||||
Montaje : Elmo Williams | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : André Smaffhe, Summer Williams | ||||||||||||
Duración : 114 mn | ||||||||||||
![]() |
||||||||||||
Orson Welles
Kirk Douglas Tony Curtis Janet Leigh Ernest Borgnine James Donald Alexander Knox Eileen May Maxine Audley Dandy Nichols Per Buchoj Almut Berg |
||||||||||||
![]() |
||||||||||||
A lo largo del noveno centenario después de Cristo, multitud de guerras internas se suscitan en el norte de Europa. Dividido en un crisol de reinos, Inglaterra ha perdido su condición de estado homogéneo en virtud de los intereses de cada uno de los pueblos que lo conforman. Uno de los más temibles guerreros de su época, Ragnar, proclamado rey en uno de sus condados, no duda en violar a la bella Enid. Fruto de esta relación contranatura nace Eric. Años veinte años más tarde, Eric se ha convertido en el propio esclavo de Ragnar, quien ha hecho de su reinado en este tiempo un refugio de guerreros ruines, desertores y evadidos provenientes de otros reinos como Egbert, acusado por su tío el rey Aella de conspirar contra él. Durante el juego de alianzas y enemistades que se suscitan en el reino de Ragnar, Eric acaba enfrentándose a su propio hermanastro Einar, quien asimismo ha capturado a la princesa Morgana, la prometida de Aella. | ||||||||||||
![]() |
||||||||||||
DUELO DE TITANES Por Lluís Nasarre
Acertadamente o no, a lo largo de su carrera cinematográfica, Kirk Douglas tuvo la habilidad de crearse su propio espacio escénico, especializándose —en multitud de ocasiones— en roles implacables y algo escorados hacia lo odioso/desagradable: siempre me han atraído los personajes que son algo sinvergüenzas”. Sin embargo, siempre consiguió empatizar con el espectador, ya que, incluso en el más oscuro de sus caracteres, también había lugar para un rescoldo de debilidad y/o tormento. Su Midge Kelly en El ídolo de barro (1949), un boxeador despiadado, escalofriante retrato de ambición desenfrenada, le convirtió en estrella “no quiero ser un don nadie toda la vida”. Por lo tanto, tras una serie de films importantes, consideró que para él, del mismo modo que para otros actores amén de muchos productores y directores, arrancada la década de los cincuenta, llega el
![]() Durante sus primero años y tras el sólido film de De Toth, Bryna produjo algunos films de serie B, sin embargo, 1957 fue el año de Senderos de gloria, cult movie en la que no vamos a entrar aquí y ahora. Es cierto que Espartaco (1960) podría considerarse, algo así, como el buque insignia de la productora, pero no estaría de más recordar que otras obras como El último tren de Gun Hill (1959), Un extraño en mi vida (1960), El último atardecer (1961), Los valientes andan solos (1962) o Siete días de Mayo (1964) —y todas con interpretación de Douglas— forman parte del activo de la productora. Un activo que gana muchos enteros si a todas ellas, excelentes, le sumamos el concurso de Los vikingos (1958).
El hijo de la furia
Tal como referíamos más arriba, durante los años cincuenta a Hollywood se le ocurrió la idea de llevar sus cámaras a explorar otras geografías. En el ámbito del cine de aventuras, rodar exteriores en los lugares reales donde acontecían esas
![]() Aunque esté basado en la novela del prolífico Edison Marshall —The viking— la cual a su vez se inspira en escritos de la época de la saga de Ragnar Lodbrok y Tale of Ragnar’s Son, el film resultante habrá de experimentar previamente un gran desarrollo de su historia antes de poder materializarse en pantalla, obteniendo con ello, un rendimiento en el que, su narrativa, adquirirá la suficiente profundidad y complejidad versus su recreación de unos hechos fácilmente identificables. Unos hechos que comprenden a cristianos y “herejes” que habitan en dos costas con un mar negro y brumoso entre ellas, el cual, tras ser sorteado, “invita” al saqueo y a la invasión de los unos a los otros. En medio, también hay tiempo para una princesa (cristiana) secuestrada por los bárbaros (herejes), amén de guerras y rivalidades entre hermanos bastardos.
![]() Duelo en los fiordos
De salida, iniciada la preproducción, parecía que los condicionantes para que la película se llevara a cabo no eran los más propiciatorios. Anteriormente nos referíamos a que el tema de los vikingos no era muy usual y que este, además, pretendiendo llevarse a cabo mediante una producción independiente, sin el amparo de ningún estudio, hallándose al frente un personaje como Kirk Douglas, el cual, como productor tenía la (firme) voluntad de estar en todos sitios, llegado el momento, podía resultar incluso un problema.
![]() ![]() Empero y a pesar de Douglas (en su faceta de productor) creo que Los vikingos es un film de Fleischer…protagonizado por Douglas (con lo que ello significa). Tras el trabajo previo de estudio meticuloso de las costumbres vikingas, tras sus (atmosféricas) imágenes, percibimos perfectamente como al realizador de El estrangulador de Boston (1968) no se le pasa por alto ningún detalle. El vestuario, los decorados, la sacerdotisa y sus runas, incluso los caballos que salen en la acción, son totalmente fieles tanto a la leyenda como a la realidad histórica. Como el desarrollo y puesta en escena del funeral vikingo que cierra magistralmente el film. Y es a partir de esa atención a los detalles cuando Fleischer pone todo su (innato, supongo) conocimiento al servicio de una cámara que, se vehicula perfectamente en cada encuadre.
Usando por primera vez el formato de Technirama, el realizador compone planos de una extraordinaria belleza pictórica. Podríamos tomar como ejemplo las primeras imágenes del drakkar navegando a través de un fiordo escudado por un fondo de hermosas montañas nevadas. En ese plano ya podemos apreciar la maestría del realizador para la profundidad de campo. Otra muestra la tenemos en el ataque al castillo de Aella (Frank Thring). Los actores principales se mueven delante de la cámara en primer término, sin embargo, tras ellos, podemos contemplar tanto a los extras luchando como al mar que hay al fondo de la imagen. Para ello, Fleischer contó con la inestimable colaboración del extraordinario director de fotografía Jack Cardiff en un trabajo que se centra en el color y los estados de ánimo y/o la luz. Si su sentido escénico, plástico y compositivo para las escenas de exteriores es magistral, cuando introduce la cámara en interiores contagia al espectador del ambiente lúdico de las fiestas vikingas con sus colores cálidos y radiantes confiriendo una deslumbrante belleza visual para los pasajes desarrollados en territorio noruego.
Una geografía (real) de ensueño para sus responsables. Tanto para los del apartado técnico como para el propio Douglas, el cual, una vez más, asumiendo el protagónico del film, se apodera totalmente del personaje de Einar. Su presencia, su estado físico (la festiva escena saltando por los remos) y su rostro marcado por
![]() El juego del halcón
Los vikingos es un film donde la violencia es gráfica pero concisa. La presencia de la sangre se realiza en contadas ocasiones pero su efecto es demoledor. Prueba de ello pueden ser las escenas del ataque al castillo, las dos de la violación (una consumada y otra que constantemente sugiere amenaza) amén de las dos que se desarrollan en el pozo de los perros, sin olvidarnos de la amputación de la mano de Eric con su consiguiente cauterización y la del ataque del halcón de Eric al rostro de Einar, dejándole tuerto, que es, seguramente, la más hemoglobínica. Un momento este que, en cierta manera antecede formalmente a la plasmación en escena de la sangre en los films de la Hammer que estaban a punto de llegar (Drácula y La venganza de Frankenstein de Fisher habían de estrenarse ese mismo año). Como singular es el uso del juego del halcón que se insiere en la narrativa del film. Einar y Eric se conocen a través de una cacería de halcones y es mediante ella que se inicia su antagonismo. En el asalto al castillo inglés, el casco que lleva Einar se asemeja a la caperuza de un halcón y la lucha que ambos mantiene al final del film en la torre del castillo (que incluso hubiese firmado Anthony Mann) se asemeja mucho al enfrentamiento entre aves rapaces. Es más, metafóricamente casí podríamos argüir que Einar es el halcón de Eric, ya que el príncipe vikingo es utilizado (primero) para capturar a la presa que supone Morgana y (segundo) para liberarla de las garras del villano ya que Einar es el primero en entrar al castillo de Aella.
Los vikingos… la leyenda, la realidad, la aventura. La película que arranca con la voz en off de Orson Welles que nos alerta de ese mito nórdico de culto a Odín, del Walhalla y de la conquista de Inglaterra. Una conquista personificado en el Einar de Douglas. Un actor que a lo largo de su carrera demostró que no tan solo estaba comprometido con los papeles de héroe sino también con personajes ambiguos que pueden mostrarse tanto crueles como expeditivos pero que también dudan (al final Einar puede matar a Eric pero vacila –fatalmente- al saber que es su hermano). Y duda porque Fleischer así lo quiere al orquestarle una atmosférica y trágica historia, dinámica y totalmente apasionante.•
|
||||||||||||
![]() |
||||||||||||
|
||||||||||||
Editorial: Dirigido.
Colección: Programa doble nº 22.
Autor: Javier Coma.
Fecha de publicación: 1996.
160 pp. Rústica. 12,5 x 19,7 cm. Incluye estudio Scarface, el terror del hampa. |
||||||||||||
![]() |
||||||||||||
|
||||||||||||
THE VIKINGS (1958) |
||||||||||||
![]() |
||||||||||||
|
||||||||||||