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El amo de la casa Du skal aere din hustru |
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Director (es) : Carl Theodor Dreyer | ||||||||||||
Año : 1925 | ||||||||||||
País (es) : DIN | ||||||||||||
Género : Melodrama | ||||||||||||
Compañía productora : Palladium | ||||||||||||
Guionista (s) : Carl Th. Dreyer, Svend Rindom | ||||||||||||
Guión basado en : La obra teatral Tyrannens Fald de Svend Rindom | ||||||||||||
Fotografía : George Schnéevoigt | ||||||||||||
Decorados : Carl Th. Dreyer | ||||||||||||
Montaje : Carl Th. Dreyer | ||||||||||||
Duración : 97 mn | ||||||||||||
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Johannes Meyer
Karin Nellemose Astrid Holm Mathilde Nielsen Clara Schønfeld Johannes Nielsen Petrine Sonne Aage Hoffman Byril Harvig |
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Viktor Frandsen trata despóticamente a su mujer y sus hijos de forma reiterada incapaz de apreciar la abnegación y sacrificio de su mujer, Ida, quien se dedica a las labores domésticas en prejuicio de su propia salud intentando complacer al tiránico marido. La anciana Mads acude cada día en ayuda de la resignada Ida para paliar su miserable situación. La anciana Mads y la madre de Ida idean una estrategia para castigar al autoritario marido y obliga a Ida a pasar una temporada de reposo en el campo, bajo los cuidados de un médico. La anciana Mads, nodriza de Viktor, se instala en el hogar a pesar del rechazo de éste. Entonces Viktor empieza a valorar el laborioso trabajo de su mujer cuando empieza a asumir pequeñs faenas domésticas. Karen, la hija mayor del matrimonio, también participará en la misión de humanizar al desagradecido Viktor. El amo de la casa, cada vez más desesperado, intenta infructuosamente que su mujer regrese al hogar. | ||||||||||||
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RELACIONES FAMILIARES Por Sergi Grau
Aunque no alcance la celebridad de Pasión de Juana de Arco (1927), la película que nos ocupa merece idéntico reconocimiento que aquélla, pues se erige en otro de los pilares de la etapa muda de Carl Theodor Dreyer. De hecho, El amo de la casa fue una obra cuya reputación, el éxito que el filme obtuvo en París, le abrió las puertas (la financiación, me refiero) para rubricar su primera película en la industria francesa, precisamente la citada obra protagonizada por Maria Falconetti. En el momento de la filmación del filme, el propio Dreyer reconocía la influencia que ejerció sobre él el realizador sueco Viktor Sjöström, uno de los grandes creadores del cine silente, influencia que pesa principalmente en la compleja elaboración de personajes, ítem en el que Sjöström destacó y, huelga decirlo, Dreyer no le fue a la zaga.
![]() Tras la ruptura que se produce a medio metraje (las tensas y dolorosas secuencias que nos muestran la partida de la madre), Du skal ære din hustru se traslada a otros parámetros, para apuntalar el morality play en el que sin duda se erige, al mostrarnos la progresiva toma de conciencia del marido de los errores cometidos, tanto por la reacción a la sobrevenida ausencia de su esposa cuanto por la intervención decisiva de Nana y de la hija mayor del matrimonio (por cierto, que en una conversación entre padre e hija ésta le hace una confesión, y Dreyer nos muestra el antecedente de esa confesión —cuando la madre se la efectuó a su hija— en flashback). En esta segunda mitad del filme, Dreyer continúa dando entidad dramática y discursiva, simbólica, a los objetos, y queda patente que el estudio de las infinitas posibilidades del rostro humano es uno de sus principales
![]() Con esta El amo de la casa, Dreyer consagra una mirada microscópica a las relaciones humanas y familiares, construye una historia de alto voltaje íntimo y un pesado, a menudo opresivo, clima psicológico. Ello se erige desde lo diáfano de la puesta en escena, desde el rebato naturalista que atraviesa las imágenes de principio a fin: ya he dicho que Dreyer nos invita —desde el primer plano del filme— a entrar en la morada familiar, y su cámara se inmiscuye en todos los órdenes de lo doméstico, hilvanando desde los más nimios detalles y objetos la densa arquitectura del contexto familiar, del comportamiento social, humano. El legado de la película, inmenso, radica en la rotunda universalidad de los temas que maneja (no olvidemos que nos hallamos en el terreno de la falta de comunicación entre cónyuges y la tortura psicológica a que uno somete al otro, causas y consecuencias de algo tan tristemente actual como la violencia en el ámbito familiar), y en la soltura y sabiduría en su tratamiento en imágenes, la cristalina transcripción de los valores que Dreyer pretende inculcar al espectador.• |
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