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Primera victoria In Harm's Way |
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Director (es) : Otto Preminger | ||||||||||||
Año : 1965 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Bélica | ||||||||||||
Compañía productora : Sigma Productions para Paramount Pictures | ||||||||||||
Productor (es) : Otto Preminger | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Paramount Films España/Cooper Films (reposición) | ||||||||||||
Guionista (s) : Wendell Mayes | ||||||||||||
Guión basado en : la novela In Harm's Way de James Bassett | ||||||||||||
Fotografía : Loyal Griggs | ||||||||||||
Diseño de producción : Lyle R. Wheeler | ||||||||||||
Decorados : Morris Hoffman, Richard Mansfield | ||||||||||||
Maquillaje : Del Armstrong | ||||||||||||
Música : Jerry Goldsmith | ||||||||||||
Montaje : George Tomasini | ||||||||||||
Sonido : Harold Lewis, Charles Grenzbach | ||||||||||||
Efectos especiales : Lawrence B. Butler | ||||||||||||
Títulos de crédito : Saul Bass | ||||||||||||
Duración : 165 mn | ||||||||||||
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John Wayne
Kirk Douglas Patricia Neal Paula Prentiss Brandon De Wilde Stanley Holloway Dana Andrews Thomas Tryon Burgess Meredith Henry Fonda Franchot Tone Patrick O'Neal Carroll O'Connor Slim Pickens Hugh O'Brien Bruce Cabot Barbara Bouchet Larry Hagman James Mitchum George Kennedy |
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Durante la Segunda Guerra Mundial tiene lugar en Pearl Harbour uno de los episodios claves de la contienda bélica. El ejército naval americano sufre un duro correctivo, pero lejos de la retirada, el buque capitaneado por Rockwell Torrey ataca nuevamente a la flota japonesa. Las consecuencias de su temeraría acción, contraveniendo las órdenes del Pentágono, pondrán en peligro la vida de la tripulación del navío liderado por los capitanes Torrey y Eddington. | ||||||||||||
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MEN ON WAR Por Ignasi Juliachs
![]() El film reserva otros datos destacados: se trata del último film de John Wayne en blanco y negro, y una de las últimas superproducciones en imagen monocroma.
Otros grandes nombres integran el personal de la cinta: Jerry Goldsmith se hizo cargo de la música (aparece dirigiendo a la orquesta in situ en una de las escenas contenidas en la primera parte del film); Saul Bass, un frecuente de Preminger, trabajó los créditos finales, los únicos, sencillos pero muy efectivos y elegantes, que sacan provecho de la pantalla ancha con el acompañamiento de Goldsmith; escribió el guión el veterano Wendell Mayes, cuya pluma también es responsable de los guiones de films como La aventura del Poseidón (1972), Los vengadores (1972), La noche de los gigantes (1969), o dos de los grandes Premingers: Anatomía de un asesinato (1959) y Tempestad sobre Washington (1962).El reparto no podía ser más deslumbrante: a parte de John
![]() La novela original en que se basa el film, In Harm’s Way (título homónimo y original del film que viene a significar «En situación peligrosa»), es de James Basset, escritor que sacó partido con la novela de su experiencia como teniente de marina al ingresar en el cuerpo en 1941, para devenir el relaciones públicas del Almirante Halsey. Se licenció como capitán con la medalla de bronce por heroica acción en combate, para años más tarde servir en las campañas a vicepresidente y presidente de Richard Nixon. Su novela llevaba siendo un best seller desde su publicación, en 1962, aunque se debe advertir de que se trata de una historia completamente ficticia: una operación anfibia en el sudoeste del Pacífico, si bien inspirada en la auténtica Batalla del Golfo de Leyte, a la sombra del gran MacArthur, pese a la aparición de los Almirantes King, Nimitz y Kimmel. Con excepción del inmenso acorazado japonés Yamamoto, los nombres de los buques, de la geografía y de las
![]() Para esta producción Paramount, Otto Preminger contó con la ayuda incondicional del Departamento de Defensa y, en particular, de la Armada y de los Marines, quienes le proveyeron de los pocos buques que quedaban de cuando la conflagración bélica, como el crucero Saint Paul y el destructor Philip. Otros buques tuvieron que disfrazarse para pasar por navíos de los años cuarenta. El peculiar director embarcó a todo el equipo técnico y al reparto en el Saint Paul en Seattle, y juntos hicieron la travesía hasta Hawái, donde se rodaría gran parte del metraje, particularmente en la base de Pearl Harbor. Con todo, la travesía no fue de placer, puesto que el austriaco aprovechó para rodar ya diversas secuencias que ocurren en alta mar, en las que incluso el capitán del buque y los marinos aparecen.
La cinta resultó controvertida, y aún ahora lo es, entre quienes la consideran un gran film y entre los que no ven sino sus defectos. En la primera vertiente, cabe admirar la capacidad de Preminger para desarrollar un gran fresco, todo un universo con poderoso background (el ataque a Pearl Harbor y cómo ello afecta a unos cuantos enmarcados en la Armada, mientras involucra a toda una nación en la Guerra Mundial), en el que evolucionan numerosos personajes en una variedad abrumadora de subplots, con sus cruces particulares, sus problemas afectivos, y otros traumas (todo convenientemente enzarzado para que sus respectivos dramas converjan), en la línea de otros films del realizador como Éxodo (1960), Tempestad sobre
![]() Mención a parte merece el hecho de que el film refleja cómo la ambición humana es capaz
![]() En la vertiente contraria, quizá lo más notorio sea que, pese a todo, la cinta no se desprende de cierta sensación folletinesca: Paul Eddingtong (Douglas) es un hombre atormentado que pierde a su mujer en el ataque a Pearl Harbor mientras ésta lo engaña en la playa con otro oficial, lo que afecta a su rendimiento militar y le sume en la confusión autodestructiva, pese a sus méritos esporádicos. Más adelante, perdido en su caos interno, se encaprichará de una jovencísima enfermera, Annalee (Jill Haworth), prometida con el teniente Jere Torrey (Brandon de Wilde), a la que viola incomprensiblemente e induce al suicidio por ello, lo que a su vez llevará a su violador a otro suicidio en un reconocimiento aéreo sobre la flota japonesa que da vital información a los suyos en tanto se sacrifica heroicamente; el propio Comandante Rockwell Torrey (Wayne), padre de Jere, tiene a su hijo rebotado por haber ignorado a éste y a su madre en pos de su carrera militar. Parte de la trama estará en lo buen estratega que es en la gran operación final que dirige contra los japoneses, con la que, en la mejor tradición Wayne, recuperará el afecto de su hijo. Naturalmente, Torrey encuentra consuelo en Maggie (particularmente tras la pérdida de una pierna en pleno combate), la paciente jefa de enfermeras
![]() Mucho se criticó los perceptibles buques de juguete empleados en tomas generales de las batallas. La pantalla gigante que demandaba el film hacía inevitable que se notara el recurso. Sin embargo, debe decirse que Preminger era muy contrario a los efectos especiales; aquí, no tuvo más remedio que recurrir a lo que entonces había. En su defensa debe decirse que, pese a lo obvio de las maquetas, la sabia combinación en montaje con imágenes de buques reales, y el rodaje a cámara lenta que hace que las olas del mar provocadas en los tanques sean bastante creíbles (aunque remitentes al estilo de la serie Viaje al fondo del mar), consigue unos resultados óptimos y hasta bellos, particularmente en la secuencia de una ofensiva nocturna en un mar lleno de niebla.
Se criticó mucho, y acaso no esté exento de razón, el giro incomprensible que hace Eddingtong (Douglas) al cometer tamaña felonía sobre Annalee (Jill Haworth era una protegée de Preminger que ya había aparecido en Éxodo y en El cardenal), tanto más cuanto que, aunque un bala perdida, se entiende hay un fuerte lazo afectivo y camaradería entre él y Torrey desde los primeros fotogramas del film, y deviene comprensible su triste circunstancia por la pérdida de la esposa. Parece un recurso muy forzado para justificar su acto de heroísmo final, y en ningún caso se han urdido los suficientes mimbres como para hallar lógico tan monstruoso proceder, que lava demasiado aparatosamente.
Otro aspecto muy criticado del film fue el hecho de que las mujeres visten y peinan según la moda de los 60, lo que ciertamente es un anacronismo divertido.
Inmediatamente después de acabar el rodaje, John Wayne supo que tenía cáncer
![]() Otto Preminger tenía fama de ser un realizador muy despótico. Pese a que se mantuvo respetuoso para con Wayne y Neal, intentó sin éxito intimidar a Kirk Douglas, quien al parecer, según el actor narra en su autobiografía, amorró su rostro al del director y en voz extraordinariamente baja le preguntó si se estaba dirigiendo a él. Según el actor, nunca más le levantó la voz durante el rodaje. A Douglas le irritaba profundamente lo mucho que Preminger maltrataba al actor Tom Tryon, mucho más allá de lo comprensible y tolerable. Ese autoritarismo, cabe suponer que con matices más suaves, se había extendido al mismísimo capitán del Saint Paul y a su tripulación, tratados como si fueran extras de sus tomas de masas; fue capaz de hacer girar sobre sí el buque para lograr la mejor iluminación natural de la toma.
Para acabar, es curioso reseñar que el propio realizador no dedica mucho tiempo a este film en su autobiografía. Acaso un trabajo titánico como bien se observa que le dejó exhausto. Pero sí se permite alardear un tanto fantasmalmente (hay otros ejemplos de tal autobombo a lo largo de su carrera) que acabó el rodaje diez días antes de lo previsto, lo que permitió a Wayne visitar, a tiempo de salvar la vida, al médico que le diagnosticó el cáncer de pulmón.•
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas / 3 Tráilers cinematográficos (narrados por Otto Preminger) / Cómo se hizo. Formato: 2.35:1. Idiomas: Castellano, Inglés, Francés, Alemán e Italiano. Subtítulos: Castellano, Inglés, Árabe, Búlgaro, Croata, Checo, Danés, Holandés, Finlandés, Francés, Alemán, Griego, Hebreo, Húngaro, Islandés, Italiano, Noruego, Polaco, Portugués, Rumano, Serbio, Esloveno, Sueco, Turco, Inglés para sordos. Duración: 160 mn. Distribuidora: Paramount.
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COMENTARIO (Por Christian Aguilera): No puede decirse que 1965 representara un año de impasse para Jerry Goldsmith; se trata del primero que elevaba a seis las partituras que vieron la luz en la gran pantalla. Una cifra que con el paso del tiempo repetiría en numerosas ocasiones pero, sin duda, a mediados la década de los sesenta dejaba patente su carácter extremadamente heterodoxo, capaz de manejarse en cualquier tipo de género y estilo musical. A falta de publicarse un CD oficial de El coronel Von Ryan (1965), del resto de producciones que se estrenaron en aquel año y que llevaban la rúbrica del californiano en el apartado musical, cada una de ellas cuenta con edición en disco compacto: El tormento y el éxtasis (1965) —ocupándose de un prólogo que no desentona en absoluto con el score cortesía de su admirado Alex North—; la intimista Un retazo ![]() ![]() Entendiendo que se trata de una propuesta cinematográfica cuyo plot se desarrolla en un espacio bélico durante la Segunda Guerra Mundial, Goldsmith vertebra su composición con temas de aire marcial —The Rock, Battle Theme, Attack, Change of Command, First victory— que, de alguna manera, anticipan esa habilidad consustancial a su naturaleza creativa en una de sus «especialidades» dentro de la composición para cine (en el futuro ofrecería segmentos de similar e incluso superior categoría en Patton, McArthur, el general rebelde o La última fortaleza, entre otras). No falta, empero, una norma habitual en Goldsmith a la hora de armar un tema de amor que pivota sobre la relación sustentada entre el personaje encarnado por Patricia Neal y el de Kirk Douglas, proveyendo de las suficientes dosis de melancolía ese juego de violines que va desgranando los sentimientos que han ido sedimentándose en cada uno de ellos. El resto de la banda sonora de Primera victoria se completa con piezas diegéticas —a pie de playa una orquesta conducida por el propio Goldsmi
![]() En su única colaboración con Preminger podríamos concluir que Goldsmith se implicaría en la medida que su partitura evitara distorsionar el sentido de una historia que se balancea entre el romanticismo y la aplicación de las reglas que rigen el género bélico. Podríamos catalogarlo de trabajo funcional más que de impersonal porque es en los pequeños detalles de orquestación los que dejan entrever que Goldsmith, cuál alquimista, iba haciendo sus pruebas con sonidos que luego redundarían en piezas sinfónicas más ambiciosas; One-Way Ticket, por ejemplo, nos avanza el escenario inhóspito por el que transitan unos astronautas en el primer tramo de El planeta de los simios (1968) y si prestamos atención el desarrollo inicial del tema de amor nos hace desviar el pensamiento hacia un paisaje musical de Papillón (1973), pero prescindiendo del acople del acordeón. Sendas evidencias que el compositor norteamericano perseguía en aquel periodo un estilo que florecería a partir del «banco de pruebas» que supuso su concurso en propuestas como In Harm’s Way.• |
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