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Con la muerte en los talones North by Northwest |
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Director (es) : Sir Alfred Hitchcock | ||||||||||||
Año : 1959 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Suspense | ||||||||||||
Compañía productora : Metro-Goldwyn-Mayer | ||||||||||||
Productor (es) : Alfred Hitchcock | ||||||||||||
Productor (es) asociado (s) : Herbert Coleman | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Metro-Goldwyn-Mayer Española | ||||||||||||
Guionista (s) : Ernest Lehman | ||||||||||||
Fotografía : Robert Burks en Technicolor | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Robert Boyle, William H. Horning, Merril Pyle, Henry Grace, Frank McKelvey | ||||||||||||
Decorados : Henry Grace, Frank McKelvey | ||||||||||||
Maquillaje : William Tuttle | ||||||||||||
Música : Bernard Herrman | ||||||||||||
Montaje : George Tomasini | ||||||||||||
Sonido : Frank Milton | ||||||||||||
Efectos especiales : A. Arnold Gillespie, Lee LeBlanc | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Robert Saunders | ||||||||||||
Títulos de crédito : Saul Bass | ||||||||||||
Duración : 136 mn | ||||||||||||
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Cary Grant
Eva Marie Saint James Mason Jessie Royce Landis Leo G. Carroll Philip Ober Josephine Hutchinson Martin Landau Adam Williams Edward Binns Carlton Young Philip Coolidge Doreen Land Malcolm Atterbury Ned Glass Larry Dobkin Robert B. Williams |
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Confundido como un agente inexistente llamado George Kaplan, el publicista Roger Thonrhill se ve envuelto en una trama de espionaje. El equívoco conduce al secuestro del supuesto agente y a su posterior eliminación, un hecho que no llega consumarse por la intervención de la policía, que no cree la versión de Thornhill tras su detención por conducción temeraria. Tanto el cuerpo de policía como la organización liderada por Philip Vandamm se reparten las acusaciones hacia la figura del publicista convertido en un peligroso y codiciado agente creado por el servicio secreto de contraespionaje estadounidense. | ||||||||||||
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IDENTIDADES SUPLANTADAS Por Lluís Nasarre
![]() Con ese material entre manos, Hitchcock construye un producto refinado en el que el susodicho azar o los caprichos del destino se convierten en las piedras de toque de una historia que, a simple vista, parece no tener coherencia ni rigor —incluso s
![]() En el famoso y siempre referenciado libro El cine según Hitchcok, cuando Franços Truffaut le comentaba al orondo director el poco valor artístico que se le daba a películas como Con la muerte en los talones en contraposición, por ejemplo, a dramas como Ladrón de bicicletas (1948) por lo poco creíble de su trama y por ser un producto eminentemente absurdo, el director de El hombre que sabía demasiado le contestó que el gusto que tenía él por el Absurdo —con mayúsculas— habitaba en su interior de manera casi religiosa. Un sentimiento muy latente como podremos comprobar, ya que es, a partir del Absurdo, como empieza y se construye Con la muerte en los talones. Nos encontraremos que el hecho del error de una llamada telefónica al inicio del film servirá de elemento detonante para presenciar la concatenación de un error tras otro y pasar de una situación absurda a otra hasta encontrarnos ante un film subjetivo, totalmente inverosímil y absurdo.
![]() Ejemplos de todo ello los podremos encontrar en algunos pasajes del film como por ejemplo la persecución de una avioneta fumigadora sobre el personaje que encarna Cary Grant o las secuencia de la subasta donde los personajes —además de Grant un magnífico James Mason en la piel del villano de la función— empiezan a representar aparentemente el rol asignado el uno versus el otro. Por otra parte, en el caso de la persecución, la turbación a la que se ve sometido el personaje es claramente palpable por su interpretación y por el marco donde se desarrolla, en medio de un campo, alejado de todo signo de escapatoria posible. Mediante una acertada y ocurrente planificación subjetiva, la constatación del desconcierto del actor ante los disparos y la postrera resolución de la secuencia nos mostrará uno de esos momentos sinsentido e inverosímiles anteriormente comentados, y que desembocarán hacia el final de la aventura en una maravillosa elipsis en un tren tras un desenlace desarrollado en el recreado en estudio Monte Rushmore que servirá para dar respuestas a muchas de las preguntas planteadas a lo largo de toda la película.
![]() Como colofón, y como no podía ser de otra manera, la cantidad de anécdotas suscitadas a lo largo del rodaje es cuantiosa. A saber: La «O» incluida en el nombre del protagonista puede hacer referencia a David O. Selznick. Una «O» que no significaba nada, como en el caso del personaje del film. Asimismo, ha trascendido el hecho que las secuencias rodadas en la ONU se hicieran mediante la cámara oculta en una camioneta. Un hecho producido por la negativa de ese organismo internacional para filmar en sus dependencias. Tampoco falta en el capítulo de las anécdotas referencias a los propios protagonistas, en la que las incongruencias se dan cita como la edad real de la madre del personaje de Grant. Hay fuentes que dicen que apenas era mayor que él y otras que dicen que era más joven. Pero posiblemente la mejor de todas ellas sea la referida a la última escena, la desarrollada en el tren. De todos es sabido el constante acoso al que se veía sometido Hitchcock por parte de los censores por la cantidad de alusiones sexuales que hay en sus películas. Cuando le preguntaron por las utilizadas en Con la muerte en los talones, él respondió: «No hay símbolos en esta película. ¡Ah sí! Uno. La última secuencia, el tren entrando en el túnel después de la escena de amor entre Cary Grant y Eva Marie Saint. Es un símbolo fálico. Pero no se lo digas a nadie».•
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas / Trailer / Comentarios / Cómo se hizo / Anuncio de TV / Galería de fotografías / Banda sonora original. Formato: Pal 1.85:1, 16:9. Idiomas: Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano, Inglés, Protugués, Hebreo, Polaco, Griego, Checo, Turco, Húngaro y Croata. Duración: 131 mn. Distribuidora: Warner Home Video. |
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Editorial: Dirigido.
Colección: Programa doble nº 34.
Autor: Carlos Balagué.
Fecha de publicación: 1998.
160 pp. Rústica. 12,5 x 19,7 cm. Incluye estudio El verdugo. |
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NORTH BY NORTHWEST (1959)
COMENTARIO (Por Roberto Cueto): La quinta colaboración entre Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann fue un filme de un registro muy diferente a las tortuosas fantasías románticas de De entre los muertos: esta vez se trataba de un divertimento en el más puro estilo Hitchcock, una especie de colofón a un tipo de cine que el director luego abandonaría en favor de un cine más denso, complejo, pesimista y sombrío, Sin embargo, hay que advertir que ese aire de divertimento, con una rocambolesca historia de persecuciones y situaciones tan tragicómicas como inverosímiles, oculta una segunda lectura, el esbozo de un tema que Hitchcock llevaría hasta las últimas consecuencias en su siguiente filme, Psicosis (1960): la arbitrariedad de los actos humanos y lo imprevisible de sus consecuencias en un mundo que parece burlarse de cualquier decisión o esfuerzo acometido por voluntad propia. Si en Psicosis este tema adoptará la forma de una tremendista broma salvaje y macabra, en Con la muerte en los talones se opta por un tono de grotesca parodía del anterior cine de Hitchcock y su tema recurrente: el falso culpable. La casualidad sustituye a la causalidad, de manera que las relaciones causa-efecto en que se basaban las anteriores obras del director desaparecen para llegar a una concepción fatalista de la existencia (que preludia el desolador nihilismo de Psicosis), donde el mundo se divierte en un brutal juego con las expectativas del individuo. ![]() La sensación de «amenaza» se produce desde el mismísimo inicio del filme, partiendo de un chiste privado de Herrmann que contradice el posible tono «frívolo» del filme: sobre la imagen del mítico león de la Metro —icono por excelencia del glamour ilusorio de Hollywood— se escucha un
![]() Por otra parte, el motivo de la «amenaza» implica una desviación, una distorsión de la presentación de lo cotidiano hacia el universo de lo siniestro (2). Su primera aparición tiene lugar cuando, tras una serie de escenas cotidianas sin música o música diegética (que ni siquiera fue compuesta por Herrmann), Thornhill es secuestrado por culpa de una estúpida confusión, una inconveniente «intersección de líneas». Un acorde en la sección de viento, un típico sting chord introduce la sensación de peligro; el posterior paseo de Thornhill con sus raptores es acompañado por un sombrío tema en los registros más graves de la cuerda: lo cotidiano ha cambiado de signo y se ha convertido en amenaza; ineluso una plácida casa de campo es vista con los ojos distorsionados del miedo: es el refugio de los villanos. La actitud socarrona e irónica de Cary Grant durante la escena crea un inquietante contraste con la música de Herrmann: el humor intenta imponerse al verdadero sentimiento de Thornhill, la terrible sospecha de que su mundo pacifico se está desvaneciendo y está entrando en un territorio de desconocidos peligros.
Herrmann también se permite momentos de lirismo en las escenas entre Thornhill y Eve (Eve Marie Saint), pero éstos carecen del tono arrebatado de las escenas de amor de De entre los muertos: es una relación más fría y sofisticada, irónicamente
![]() Mención aparte merece el hábil uso que Herrmann hace del silencio: «Si eres pintor eso no significa que no puedas emplear el negro, y eso es lo que es el sonido frente a la música: el negro», explicaría el propio Herrmann (3) para justificar la ausencia completa de música en la célebre escena de la persecución en los campos de trigo. Se trata de una secuencia milimétricamente planificada, donde la sensación de inquietud y angustia —que alcanza proporciones metafísicas pese a su prosaica apariencia y su sentido de «hiperrealismo»— viene dada por la infinitud del espacio físico (como en los terribles campos de trigo de tos últimos paisajes de un Van Gogh) y por la sonora y aplastante conciencia del silencio, roto sólo por los sonidos cotidianos: el motor de un coche, las puertas de un autobús que se abren o el creciente sonido de la avioneta que rasga ese silencio igual que la imagen del aparato rompe el espacio neutro del encuadre. Del mismo modo, toda la escena de la persecución carece de música, que no hace su aparatosa entrada hasta quela avioneta se estrella contra un camión cisterna: se produce entonces en el espectador una especie de «desahogo» emocional tras la agobiante presión de tantos minutos de silencio, una auténtica catarsis musical.•
(1) Citado por Smith, op. ch., pág. 227. (2) «Siniestro» en el sentido de Unheimlich que le dio Sigmund Freud: algo que es familiar y que, al mismo tiempo, se vuelve amenazante. Véase, al respecto, el libro de Eugenio Trías Lo bello y lo siniestro (Barcelona, Ariel, 1988), que, por cierto, contiene excelentes análisis de la obra de Herrmann y Hitchcock en el capítulo El abismo que sube y se desborda (págs. 81-124).
(3) Citado por Smith, op. cit., pág. 228. |
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