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Sangre, sudor y lágrimas
In Which We Serve
     
    Director (es) : Sir David Lean
    Año : 1942
    País (es) : GBR
    Género : Bélica
    Compañía productora : Two Cities Film
    Productor (es) : Noël Coward
    Productor (es) asociado (s) : Anthony Havelock-Allan
    Guionista (s) : Noël Coward
    Guión basado en : una historia de Lord Louis Mountbatten
    Fotografía : Ronald Neame
    Diseño de producción : G. E. Calthrop
    Director (es) artistico (s) : David Ramsley
    Música : Noël Coward
    Montaje : Thelma Myers, David Lean
    Sonido : Desmond Crew, C. C. Stevens
    Ayudante (s) de dirección : Michael Anderson
    Duración : 115 mn
   
     
    Lord Richard Attenborough
Noël Coward
Sir John Mills
Bernard Miles
Dame Celia Johnson
Kay Walsh
Joyce Carey
Michael Wilding
Philip Friend
Penelope Dudley Ward
Dereck Elphinstone
Frederick Piper
Geoffrey Hibert
George Carney
Kathleen Harrison
Wally Patch
James Donald
Walter Fitzgerald
Ann Stephens
Daniel Massey
Robert Sansom
Ballard Berkeley
   
   
    Después del naufragio de un buque de la marina británica en plena guerra mundial, los supervivientes se reunen en un pequeño bote. Entre los náufragos, el capitán del buque, el oficial Walter Hardy y el marinero Shady Blake recuerdan trozos de sus vidas anteriores. La visión de su pasado pone de manifiesto las diferencias sociales que existen entre ellos. De esta forma, el capitán pertenece a la clase acomodada que vive en una rica mansión del campo. Hardy proviene de la clase media urbana y Blake es el típico hombre de arrabal.
   
   
   

DAVID LEAN EN EL PUENTE DE MANDO
 
Por Llorenç Esteve
El cine bélico de propaganda (no confundir con el estrictamente de género), ha interesado poco a parte de los análisis contextuales. El prejuicio que supone una obra dependiente del esfuerzo bélico y de la carga ideológica subyacente no parece razón para olvidar obras de indudable importancia histórica y meritorias en el campo artístico. Sangre, sudor y lagrimas (1942) fue un film paradigmático para el cine británico. Después del cataclismo que significo la irrupción de Los invasores (1941), de Michael Powell, el cine británico se mostró favorable que la propaganda era efectiva a través de un cine que conectara con la realidad de la guerra. Definitivamente los clichés del cine de la década de 1930 no servían en una guerra jugada en primera fila.
   El escritor y dramaturgo Noël Coward (1899-1973) experimentó un proceso paralelo, el autor que llenaba sus obras de moralismo cínico, hedonismo y un inagotable sentido del humor; tomó “conciencia” y canalizó su indudable patriotismo en el esfuerzo de guerra. Coward buscó fórmulas para implicarse en el momento histórico como lecturas radiofónicas y artículos de pronunciado contenido patriótico, sin embargo nunca quiso entrar en una industria como el cine que se había movilizado tanto en el esfuerzo bélico. Finalmente y venciendo ciertas reticencias acepto la propuesta del productor italiano Filipo del Giudice, después de garantizarse un control total sobre el reparto, guión y equipo técnico. Coward tenía una buena razón para vencer de repente esa idea tan habitual de las elites artísticas británicas de ver el cine como un arte de segunda,  el motivo era la promesa dada a Lord Mountbatten de contar  su experiencia en el destructor HMS. Kelly en Creta, hundido el 23 de mayo de 1941.
   Coward se tomó en serio su novedoso papel y incluso se unió al HMS. Nigeria en un pequeño crucero “bélico” en el mar del norte con el fin de empaparse de la atmósfera de la vida en un barco de la Navy. Sin embargo, Coward consciente de que necesitaba ayuda técnica contrata al entonces mas prometedor montador del país, David Lean, después de sus trabajos en Los Invasores y One of Our Aircraft is Missing (1942). Lean renuncio al proyecto de dirigir en solitario Battle for Music impulsado por Powell y Emeric Pressburger confiando en que el prestigio de Coward le diera una oportunidad de situarse en el cine británico. Como sucede en films dirigidos a dúo se abre el debate de quien fue responsable de que. Parece claro que Coward controló todo el proceso previo al rodaje, pero cuando llego la hora de rodar, el dramaturgo se centro en la interpretación del rol principal y en el trabajo con los actores y dejó a Lean al mando de las responsabilidades técnicas, con lo que como Tomas Fernández Valentí en su magnifico estudio sobre el director británico, la influencia de Coward fue «más teórica que real». (1)
   El guión  partía de un esquema didáctico; la historia del capitán del barco (el propio Coward), un medio oficial (Bernard Miles) y un marino (John Mills) como representación democrática de las clases alta, media y baja. Sus historias son contadas en alternados flash-backs mientras esperan un rescate ya que su barco se ha hundido como le había sucedido al HMS. Kelly en Creta. La metáfora era sencilla; el barco se identifica con el país, y su tripulación heterogénea es la población que esta detrás. Por ello el sacrificio es el mismo, simbolizado en la unión de los náufragos en un reducido bote salvavidas a la espera del rescate. La pretendida armonía social quedaba resumida en la frase del capitán deseando una tripulación «feliz y eficiente». El planteamiento era claro pero el desarrollo también incidía en esta idea. Los flash-backs visualizan esas diferencias pero a su vez resaltan las coincidencias como el papel de la familia en sus vidas, las celebraciones, el entretenimiento, todo en un aire contenidamente nostálgico casi de ensoñación. Es una celebración de la cotidianeidad británica en lo que no deja de ser una síntesis de la siguiente colaboración entre Coward y Lean, La vida manda (1944).  La habilidad incipiente de Lean mostraba la elegancia a la hora de enlazar las tres historias distintas y en donde muestra ese conflicto tan característico en su cine, el conflicto entre el tiempo histórico y el tiempo personal. Lógicamente en un film de motivación propagandística, el tiempo personal no debería implicar  una renuncia a la lucha cotidiana que supone la guerra. En este sentido planea la idea de lo que los ingleses llaman “restrain”, la autocontención tan importante en momentos de gran impacto dramático-sentimental como los que suceden alrededor de los tres personajes principales. Es esa contención la que sirve a los protagonistas poder atemperar la perdida y la ausencia, frente a una realidad que les exige entrega en el deber.
   El film fue todo un éxito creando involuntariamente un modelo imperante durante el resto de la guerra, un tipo película-homenaje —aquí está dedicada a la Royal Navy— para los distintos cuerpos que luchaban; Nine Men (1943) para el ejercito de tierra, San Demetrio, London (1943) para la marina mercante, The Gentle Sex (1943) para los cuerpos femeninos, todos protagonizadas por personajes de diferentes condiciones sociales.•
 
 
 

 
(1)   David Lean: La emoción y el espectáculo de Tomás Fernández Valentí. Libros Dirigido por, colección Serie Mayor nº 10. Barcelona, 2000.
   
     
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Formato: 4.3. Rótulos:  inglés y Castellano. Duración: 124 mn. Distribuidora: Divisared. Fecha de lanzamiento: 27 de mayo de 2013.

   
       
   

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