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Fellini ocho y medio Otto e mezzo |
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Director (es) : Federico Fellini | ||||||||||||
Año : 1963 | ||||||||||||
País (es) : ITA-FRA | ||||||||||||
Género : Fantástica | ||||||||||||
Compañía productora : Cineriz/Francinex | ||||||||||||
Productor (es) : Angelo Rizzoli | ||||||||||||
Productor (es) ejecutivo (s) : Clemente Fracassi | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Bengala | ||||||||||||
Guionista (s) : Federico Fellini, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli, Brunello Rondi | ||||||||||||
Guión basado en : una idea de Federico Fellini y Ennio Flaiano | ||||||||||||
Fotografía : Gianni di Venazo | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Piero Gherardi | ||||||||||||
Vestuario : Piero Gherardi | ||||||||||||
Maquillaje : Otello Fava | ||||||||||||
Música : Nino Rota | ||||||||||||
Montaje : Leo Catozzo | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Guidarino Guidi | ||||||||||||
Duración : 134 mn | ||||||||||||
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Anouk Aimée
Marcello Mastroianni Sandra Milo Claudia Cardinale Barbara Steele Guido Alberti Rossella Falk Madeleine Lebeau Catherina Boratto Rossella Como Tito Masini Yan Dallas Olimpia Cavalli Edra Gale Roberta Valli |
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Entre un buen número de conductores que han sido presas de un colapso circulatorio en medio de un túnel se encuentra el realizador de cine Guido Anselmi. A punto de sucumbir a una asfixia por monóxido de carbono, su «alma» se proyecta hacia el cielo infinito donde pasa a formar parte de un balneario con ecos «angelicales». Asistido por un doctor y una enfermera, Guido Anselmi parece ser reconocido por sus semejantes como un distinguido artista que padece una crisis creativa. La visita de su amante Carla a este paraíso «celestial» no hace más que incrementar la confusión de Guido, quien sueña con los elementos y los personajes que, a la postre, conformarán la base de su próximo proyecto cinematográfico... | ||||||||||||
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GUIDO DE LOS ESPÍRITUS Por Christian Aguilera
![]() ![]() ![]() Transcurridos casi sesenta de la puesta de largo de Fellini otto e mezzo (1963) una de las claves para seguir quedando atrapado en su malla creativa, no exenta de un componente poético, en ese constante vaivén entre la ensoñación y la realidad, resulta la elección de Gianni di Venanzo para acometer la fotografía en blanco y negro del film. Fallecido prematuramente a los cuarenta y cinco años, di Venanzo ya había comparecido en el cine de Federico Fellini en otra de sus participaciones en largometrajes con formato de sketches —L’amore in città (1953)—, compartiendo créditos con Dino Risi y el propio Michelangelo Antonioni. Para quien había sido su colega en la revista cinematográfica —de periodicidad semanal— “Bis” en los años de postguerra, Fellini podía sentir aprecio por la obra de Antonioni merced a cuestiones como la plasticidad visual de films del estilo de Las amigas (1955), La noche (1961) y El eclipse (1962). De ahí la contratación de Gianni di Venanzo, el responsable de la iluminación de sendos films con una utilización del formato panorámico y de la profundidad de campo que parecía encajar a la perfección con los requerimientos de Fellini para una propuesta que comportó asimismo un trabajo ímprobo a la hora de encontrar un reparto necesariamente coral que sirviera, entre otras consideraciones, para abonar una
![]() Epítome de películas que tratan de expresar «a cámara», los miedos, las inseguridades, las debilidades y los interrogantes éticos y morales que conlleva el oficio de director, Otto e mezzo, por encima de cualquier otra valoración, emerge aún a día de hoy conforme a una pieza que tiene en una primera línea de defensa de sus innegables atributos a cineastas con pedigrí de «autor» o aspirantes a serlo. Esa primera barrera la formaron, entre otros, cineastas foráneos en el arranque de sus carreras Roman Polanski, François Truffaut y Francis Coppola, mientras que la plana mayor de sus colegas italianos cerraron filas a favor de Fellini, incluidos los hermanos Paolo y Vittorio Taviani que habían trabajado en una historia similar a la que quedarían refrendada en Otto e mezzo, un clásico instantáneo que se desenvuelve por los intersticios de la imaginación poblada de espectros y de almas con conciencia que sus experiencias vividas en el pasado tienen traducción directa en la toma de decisiones adoptadas en el presente. De ahí que no falte una de las figuras impositivas del cine de Fellini, el de los recuerdos que sumergen a un niño llamado Guido Anselmi, atraído por el exhibicionismo del que hace gala la Saraghina (Eddra Gale), a modo de despertar sexual. Mientras la mujer de voluptuosa figura y rostro poco agradecido muestra sus encantos, el grupo de chicos corea al unísono la expresión «Asa nisi masa». Uno de los nombres
![]() Galardonada con dos Oscar® —al Mejor Vestuario en Blanco y Negro (Piero Gherardi) y a la Mejor Película Extranjera—, Fellini ocho y medio significó un punto de inflexión en la andadura cinematográfica de su realizador y coguionista. Lejos de ser el producto de una propuesta plenamente consensuada por el pool de guionistas que participaron en la misma, Fellini ocho y medio experimentó numerosos cambios durante la fase de rodaje en relación al libreto original. El más significativo de estos compete a los dos finales que llegaron a rodarse. Evaluados los resultados en el copión, Fellini descartó aquel en que productores, intérpretes, periodistas y demás personajes se dan cita en el interior de un vagón de tren. El cineasta de Rimini prefirió un final más acorde con la noción de fiesta con la participación de una peculiar banda musical. Territorio abonado para que Nino Rota cincelara una pieza de corte folklórico, adheriéndose de esta forma a la piel de una secuencia difícil de olvidar que pertenece por derecho propio al imaginario de un colectivo de cineastas de distintas generaciones con mención especial para Woody Allen, quien rindió tributo al film con Recuerdos (1980), y a David Lynch, quien hizo una colección de litografías en blanco y negro inspirados en Otto e mezzo.•
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Características DVD: Contenidos: Disco 1: La película. Menús interactivos / Acceso directo a escenas / Trailer (V.O. Subtitulado en español) / Ficha artística y Ficha técnica / Filmografías destacadas / Incluye Libro: Mostrar y Demostrar de Horacio Vázquez-Rial. Disco 2: Los Extras: Documental: Fellini, Soy un Gran Mentiroso (91 min), Introducción de Terry Gilliam / Entrevista a Sandra Milo / Entrevista a Lina Wertmüller / Entrevista a Vittorio Storaro (68 min). Formato: 2.35:1, 16:9. Idiomas: Castellano, Catalán e Italiano. Subtítulos: Castellano,. Duración: 142 mn. Distribuidora: Cameo. Fecha de lanzamiento: 18 de marzo de 2008. EXTRAS: DOCUMENTAL FELLINI, SOY UN GRAN MENTIROSO. Cameo nos ofrece este doble DVD de y con Federico Fellini en que hallamos, además de una obra maestra indiscutible como 8½, una serie de extras tan impresionantes que se configuran por sí solos como la «estrella» del pack. Aquí, el plato fuerte es Fellini, soy un gran mentiroso, el documental que el canadiense Damian Pettigrew —que ya abordara en 1993 un primer trabajo en Fellini ou l’amour de la vie— sacó a la luz en 2002 acerca del gran maestro del cine italiano (con su ego, sus pensamientos y reflexiones, su método de trabajo), cuya première fue en el Festival de Edimburgo. Un material apasionante que tiene como eje principal unas entrevistas que el realizador efectuó a Fellini entre 1991 y 1992 (el cineasta fallecía en 1993), pero que se enriquece con más que jugosas declaraciones por parte de actores que trabajaron con él como Donald Sutherland y Terence Stamp, y de técnicos de la talla del director de producción Dante Ferretti, del director de fotografía Giuseppe Rotunno, o del guionista Tullio Pinelli, además de intervenciones de otros como el finado escritor, en 1985, Italo Calvino (imágenes de archivo), el actor Roberto Benigni, el sufrido productor Daniel Toscan du Plantier, el pintor Ronaldo Geleng, e incluso su amigo de la infancia Luigi «Titta» Benzi, a quien recordaremos como fuente de inspiración de Fellini, mezclándolo con su propia experiencia, para el Titta de Amarcord. Si ello fuera poco, aparecen inestimables imágenes filmadas de Fellini mientras dirige secuencias de Amarcord, El Casanova, Satyricon, La ciudad de las mujeres, ...Y la nave va, y La dolce vita. La imagen que recibimos es la de un autor absolutamente bebido de sí mismo, genial, tirano, irritable, cariñoso, caprichoso, caótico… un misterio en sí mismo, nada fácilmente aprehensible. Él sostiene que existen un orden y planificación meticulosos (iría abandonando los guiones para escribir y cambiar en pleno plató las cosas) y Sutherland asegura que todo el Casanova era una improvisación permanente: el realizador aparecía con tres folios nuevos que pedía al actor se aprendiera de memoria en cinco minutos. Stamp, en su primer día de rodaje para Toby Dammit, nos informa de que Fellini le deja ante las cámaras en su primera toma sin haberl
![]() Con este documental no cabe sino fascinarse por un realizador de absoluto universo propio, y de estilo tan único como inimitable, que aun fantaseando circensemente todo el rato (en su momento se le criticó injustamente su alejamiento de los preceptos neorrealistas en los que inició su carrera, y de una progresiva falta de espíritu crítico —en el documental declara: «Me interesa todo y creo en todo»—), ha logrado a base de puro subjetivismo y voluntaria puesta en escena de estudio, artificial, narrar determinadas realidades del hombre moderno: sus contradicciones, alienación, volubilidad, inconsistencia, infidelidad para consigo y los demás; y quizá ha sabido reflejar como nadie el temor al paso del tiempo y a la muerte y su misterios, que como el mismo informa «por fortuna transformo todo eso en material que narrar». El documental también se aproxima a su componente supersticiosa, pues acabó por hacer más tarde lo que su alter ego Guido en 8½: dejar colgado al productor, Dino De Laurentis, con los costosos escenarios ya fabricados de El viaje de Mastorna, película maldita donde las haya. Al parecer estaba convencido de que si realizaba aquel guión, la desgracia le sobrevendría. Completan los extras unas excepcionales declaraciones de Terry Gilliam, quien confiesa haberse pasado la vida copiando a Fellini; unas declaraciones todavía más impresionantes de la actriz de 8½ Sandra Milo, cuya franqueza en relación con sus relaciones fogosas, platónicas, indescriptibles con Fellini ruborizan tanto como fascinan, por la cantidad de información que aportan. La entrevista a la realizadora Lina Wertmüller, ayudante de dirección de 8½, deviene igualmente impagable, revelándonos muchos aspectos del director de Rimini; y las declaraciones del gran maestro de la luz Vittorio Storaro no necesitan ninguna insistencia para su consulta.
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FELLINI OTTO E MEZZO (1963) Nino Rota Quartet Records QR330, 2018. Duración: 131: 58. 2 CD's. |
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