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Phantasma II
Salem's Lot
     
    Director (es) : Tobe Hooper
    Año : 1979
    País (es) : USA
    Género : Terror
    Compañía productora : Warner Brothers Television
    Productor (es) : Richard Kobritz
    Productor (es) ejecutivo (s) : Stirling Silliphant
    Productor (es) asociado (s) : Anna Cottle
    Compañía distribuidora : Cinematográfica Pelimex
    Guionista (s) : Paul Monash
    Guión basado en : la novela de Stephen King
    Fotografía : Jules Brenner, en color
    Diseño de producción : Mort Rabinowitz
    Decorados : Jerry Adams
    Maquillaje : Jack H. Young
    Música : Harry Sukman
    Montaje : Carroll Sax
    Montaje de sonido : Ron Clark
    Efectos especiales : Frank Torro
    Ayudante (s) de dirección : Lloyd Allen
    Duración : 112 mn
   
     
    David Soul
Lance Kerwin
Bonnie Bedelia
James Mason
Lew Ayres
George Dzundza
Elisha Cook Jr.
Ed Flanders
Geoffrey Lewis
Kenneth McMillan
Marie Windsor
Fred Willard
   
   
    El misterioso señor Straker llega a una pequeña localidad de Nueva Inglaterra, junto a un ataúd en el que se encuentra en su interior un enigmático personaje llamado Mr. Barlow. Tras está inesperada llegada empiezan a aparecer una serie de asesinatos, cuyas víctimas son de la misma localidad. Pronto se descubre que en realidad el Sr. Barlow es un vampiro proveniente de tierras lejanas que contagia a la gente del pueblo, convirtiéndolos en auténticos vampiros igual que él. Sin embargo, un escritor de cierto éxito y un joven huérfano logran atajar el mal, después de encontrar el refugio en el que se encuentra este malvado ser.
   
   
   

EL AMANECER DE LOS MUERTOS
 
Por Àlex Aguilera
 
Sin ahondar en el carácter irregular de la carrera de un realizador como Tobe Hooper, éste aceptó de buen grado adaptar para la pequeña pantalla la novela de Stephen King, convertida pronto en Best-seller, El misterio de Salem’s Lot. Publicada en 1975, Salem´s Lot describe como pocas novelas de su autor, la catarsis en la que se envuelto todo un pueblo, naturalmente del estado de Maine, con la llegada de un vampiro oculto en una desvencijada y abandonada mansión. Tomando como punto de partida tan densa novela —más de quinientas páginas, extensión que cuadra con la «norma de la casa» en el autor de Maine—, Hooper, en su primera incursión en el terreno televisivo, supo convertir con destreza las tres partes de la novela en un preámbulo, dos partes bien diferenciadas y un epílogo que encadena con el inicio de la historia. La consecuencia de todo ello fue una miniserie de tres horas de duración —aunque algún medio apuntara a cuatro horas de forma equívoca— que llevaría por título Los vampiros de Salem, emitida por vez primera en nuestro país allá por 1990, en Antena 3, en dos días consecutivos. Esta versión difiere de la estrenada en cines en algunos países de Europa, como España, con el engañoso título de Phantasma 2, aprovechando el tirón del inesperado éxito de Phantasma (1979), de Don Coscarelli. Un ardid publicitario que no dio los resultados apetecibles, creando de paso la confusión al personal al percatarse de que nada tenía que ver con el film precedente. Un condensado de ciento trece minutos de duración que algunas fuentes describen como más impactante que la estrenada en televisión, aunque dejando ausente el epílogo que da continuidad a la historia vampírica. A diferencia de los Dráculas clásicos de la Hammer y otras adaptaciones televisivas con el vampirismo de fondo, como el Drácula (1973), protagonizado por Jack Palance, Los vampiros de Salem discurren con una estética de putrefracción  y decrepitud inherente al personaje de Barlow (Reggie Nadler, sosías del Max Schreck de Nosferatu dirigido por Friedrich W. Murnau), agazapado durante buena parte del metraje en unas estancias compradas por el anticuario Richard Straker (impecable James Mason, quien igualmente intervino en la versión de Drácula de la Universal de 1979, en un papel totalmente opuesto) en una mansión propiedad antaño de Hubbie Master, un millonario que muriera ahorcado en extraña circunstancias. El componente de las tan presentes «casas malditas» de los años setenta, como La centinela (1977) y Terror en Amityville (1978), entre tantas otras, se torna aquí un elemento inquietante en cuanto al contexto en el que se desencadena la acción.
    La teleadaptación escrita por Paul Monash —aunque Larry Cohen hizo unas probaturas sobre el personaje principal por encargo de la Universal— describe los prolegómenos de un hombre maduro (David Soul, de moda por aquel entonces por su papel de Hutch en la serie Starsky & Hutch, como el escritor Ben Mears) y un adolescente huérfano (Lance Kerwin como Mark, un amante de los monstruos clásicos) en el territorio de Ximico, en Guatemala, en busca de agua bendita para defenderse de alguna presencia amenazadora. Acto seguido, el plano nos señala la casa Marsten, con la imagen indeleble de la luna llena encima de ella. Todo un icono del cine fantasmagórico y de raíces malignas que prodigan las casas malditas que atraen a personajes malditos (Straker, Barlow, etc.). Salem’s Lot (también conocida en papel impreso como La hora del vampiro) secunda la teoría de la plaga como un mal asociado al vampirismo y a nuestros tiempos, lejos del carácter más compasivo y circunstancial de los perpetrados por la Hammer y producciones más recientes (Jóvenes ocultos, Noche de miedo). Ese prólogo remite un tanto al de El exorcista (1973), con quien comparte esa estética facial de los seres vampirizados a través del repulsivo catalizador, el señor Kurt Barlow. Asimismo, es una declaración del submundo que acompaña la obra literaria de King, con La tienda como principal vínculo entre las antigüedades y el oficio de escritor de provincias. Dentro de esos lugares comunes de King, reconocemos el cementerio, regentado por el enterrador (Geoffrey Lewis, un clásico del género de los ochenta y noventa); o personajes como el policía (eterno Kenneth McMillan en dicho rol) indefenso ante la proporción de tal plaga; o el borracho (Elisha Cook, Jr.), quien presiente algo extraño. Los imperativos de la emisión televisiva decidieron en qué momentos la acción necesitaba de un momento álgido, interrumpido por la foto fija que da paso a un siguiente capítulo, ya definitivo, en forma de conclusión de la trama. Sin todo ello, la versión para televisión —la más completa de todas editada igualmente en formato DVD de dos discos— convierte a esta adaptación fidedigna en una pieza de contextualización de un tema subyacente al ser humano: el vampirismo como plaga enfermiza. Con todo, el mejor Drácula televisivo, junto al dirigido en 1973 por Dan Curtis y la TV Movie, Vampire (1979), de E. W. Swackhammer, con el gran Richard Lynch en el rol de vampiro decrépito y omnipresente, compartiendo pantalla con Jason Miller. No obstante, el regreso a Salem’s Lot se haría esperar un cierto tiempo cuando, precisamente, Larry Cohen, insuflara su particular tono humorístico en la esperpéntica A Return to Salem’s Lot (1987) con Sam Fuller como... ¡cazador de vampiros! • 
   
     
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Características DVD: Contenidos:Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Formato: Pal 1.33:1, 4:3. Idiomas: Castellano, Inglés e Italiano. Subtítulos: Castellano, Inglés, Checo, Danés, Finlandés, Italiano, Noruego, Polaco, Portugués, Sueco, Inglés para sordos e Italiano para sordos. Duración: 183 mn. Distribuidora: Warner Home Video.

 

 

 

   
       
   

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