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That Cold Day in the Park
(Titulo original)
   
    Director (es) : Robert Altman
    Año : 1969
    País (es) : USA-CAN
    Género : Drama
    Compañía productora : Factor-Altman-Mirell Films/Commonwealth United Entertainment
    Productor (es) : Donald Factor, Leon Mirell
    Productor (es) asociado (s) : Robert Eggenweiler
    Guionista (s) : Gillian Freeman
    Guión basado en : en la novela homónima de Richard Miles
    Fotografía : Laszlo Kovacs en Color
    Director (es) artistico (s) : Leon Ericksen
    Maquillaje : Phyllis Newman
    Música : Johnny Mandel
    Montaje : Danford B. Greene
    Sonido : John Gusselle
    Ayudante (s) de dirección : Harold Schneider
    Títulos de crédito : Wayne Fitzgerald
    Duración : 112 mn
   
     
    Sandy Dennis
Michael Burns
Susanne Benton
Luana Anders
John Garfield Jr
Michael Murphy
   
   
    Desde una de las ventanas de su apartamento de Vancouver, Frances Austen, una joven soltera, observa los movimientos de los transeúntes que pasan por un parque. Pero durante una mañana, Frances se fija especialmente en un chico sentado en un banco, del que de forma inesperada se siente atraída. Sin otra perspectiva que entablar una conversación con el muchacho, Frances baja al parque y se acerca a él. Mediante una serie de signos, el chico se presta a acompañarla hasta su apartamento. Pronto Frances sabe que el chico es mudo, una circunstancia que no impide que se muestre especialmente locuaz y le invite a pasar la noche en una de las habitaciones que tiene vacía. A la mañana siguiente, el muchacho abandona el apartamento con el fin de ir a visitar a su hermana Nina, que vive en una suerte de comuna en compañía de su novio Nick.
   
   
   

ALTMAN BAJO EL INFLUJO DE POLANSKI
 
Por Carlos Giménez Soria
El reconocimiento crítico y comercial que cosechó la sátira antibelicista M.A.S.H. (1970) consagró internacionalmente al contestatario realizador estadounidense Robert Altman a inicios de la década de los setenta. El clamoroso éxito de este film no sólo dio origen a una de las series de mayor duración en la historia de la televisión norteamericana (con un total de once temporadas y doscientos cincuenta y un episodios), sino que además impuso el nombre de Altman como una de las figuras clave del Nuevo Hollywood al alzarse con una merecidísima nominación al Óscar como mejor director (la primera de las cinco que recibió en esta categoría a lo largo de toda su trayectoria artística). Sin embargo, su carrera cinematográfica había arrancado de manera previa en los albores de los años cincuenta dentro del género documental, donde desarrolló una interesante etapa hasta el estreno de su célebre The James Dean Story (1957), cinta testimonial concebida a partir de entrevistas e imágenes de archivo y centrada en la personalidad del mítico actor, trágicamente desaparecido a la edad temprana de veinticuatro años. Desde finales de ese mismo decenio, su trabajo como realizador se centró casi exclusivamente en el medio televisivo durante poco más de dos lustros consecutivos (desde el mencionado 1957 hasta 1968), alternando colaboraciones en series tan diferentes como Alfred Hitchcock presenta, El millonario, Pájaros de acero, Bonanza y Encrucijada, entre otras. Pese a todo el interés que pueda atesorar, esa época que precede a M.A.S.H constituye un periodo creativo que, durante un buen tiempo, permaneció inédito para el público de fuera de los Estados Unidos. y que, en lo referente al cine de ficción, engloba ocho cortometrajes y tres largometrajes. Estas incursiones anteriores revelan las dificultades a las que tuvo que hacer frente Robert Altman para poder hacerse un hueco dentro de la industria fílmica de su país, al mismo tiempo que muestran el interés de su autor por el cultivo de distintos géneros.
Su opera prima, The Delinquents (1956), surgió como un retrato de la juventud rebelde educada en el contexto de la posguerra de la Segunda Conflagración Mundial y, en cierto sentido, nació como respuesta a la popular obra maestra de Nicholas Ray Rebelde sin causa (1955). Para poder llevar a cabo su debut en un momento en que este tipo de películas lanzaba al estrellato a jóvenes como Marlon Brando —protagonista de la pionera ¡Salvaje! (1953), de László Benedek— o el anteriormente referido James Dean, el propio cineasta se encargó de escribir, producir y dirigir este film de bajo presupuesto (la financiación costó alrededor de sesenta y cinco mil dólares). A pesar de su éxito considerable en taquilla, la carrera cinematográfica de Altman no despegó de inmediato, por lo que tuvo que esperar once años para poder filmar su segundo largometraje: Countdown (1967), un thriller de ciencia ficción en torno a la carrera espacial, tan en boga por aquel entonces. Sin que carezca de interés, el resultado final se centra excesivamente en aspectos superficiales de la historia, motivo principal por el que la película quedó rápidamente ensombrecida ante los logros trascendentes de Stanley Kubrick en 2001: una odisea del espacio (1968). No obstante, el tercer título de Robert Altman para la gran pantalla tardó mucho menos en llegar: That Cold Day in the Park (1969), primera obra verdaderamente destacable dentro de la filmografía de su realizador, se proyectó fuera de competición en el Festival de Cannes.
Basada en la primera novela del actor y escritor estadounidense Peter Miles, el guionista de origen británico Gillian Freeman trasladó la acción del París original donde transcurre el libro a la ciudad canadiense de Vancouver, un cambio apropiado para las condiciones climatológicas en que debía producirse el encuentro inicial entre los dos protagonistas principales: una solterona adinerada y un atractivo muchacho que, durante una tarde lluviosa, es acogido en el domicilio de aquella. Las tonalidades cromáticas utilizadas por el técnico de fotografía húngaro László Kóvacs ayudan a recrear una atmósfera gélida y enrarecida dentro del apartamento donde va a tener lugar el argumento de lo que, a primera vista, aparenta ser un melodrama. Frente a la actitud reservada y silenciosa del chico, la mujer adopta un comportamiento extraño, mostrándose simultáneamente como una persona sexualmente reprimida y a la vez obsesionada con el sexo. Después de ofrecer baño y cena al joven visitante, la dama le invita a pasar la noche en una habitación que ella misma cierra bajo llave a continuación. A partir de aquel momento se genera una situación enfermiza y claustrofóbica entre ambos personajes, que decanta la evolución posterior de la trama hacia el terreno del cine de suspense.
   Aunque la progresión psicológica del film está narrada con mucha solvencia por Altman, la inverosimilitud de ciertos episodios le resta credibilidad a la historia. Por otra parte, el hecho de que That Cold Day in the Park no se defina como una cinta de terror hasta un momento muy avanzado de la acción desconcierta en ocasiones al espectador, que no termina de entender de qué tipo de relato intenta hacérsele partícipe. Sin embargo, la ambientación en interiores contribuye de modo decisivo a la hora de precisar la atmósfera psicológica que trata de transmitir el autor de El juego de Hollywood (1992). El apartamento adquiere entonces un relieve especial, haciendo gala de una presencia opresiva cercana a los espacios cerrados que aparecen en dos perturbadoras películas de Roman Polanski rodadas aquella misma década: Repulsión (1965) y La semilla del diablo (1968). La influencia del cineasta franco-polaco sobre esta acertada obra de Robert Altman resulta evidente por su propia proximidad en el tiempo, pero también se pueden encontrar aquí referencias al cine del “mago del suspense” Alfred Hitchcock, especialmente a Psicosis (1960).
   Por último, conviene destacar el trabajo de la pareja de intérpretes. La desaparecida actriz Sandy Dennis asume con brillantez el desagradable rol de mujer psicópata, papel que había sido rechazado previamente tanto por Vanessa Redgrave como por una indignadísima Ingrid Bergman, quien se sintió ofendida ante la proposición de Altman de actuar en el largometraje. En contraste, el director estadounidense descartó a un entusiasmado Jack Nicholson, ansioso de encarnar al protagonista masculino, en beneficio del finalmente seleccionado Michael Burns. alegando que el actor de Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) y El resplandor (1980) era demasiado mayor para el personaje.•
           
   
       
   

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