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El árbol del ahorcado
The Hanging Tree
     
    Director (es) : Delmer Daves
    Año : 1959
    País (es) : USA
    Género : Western
    Compañía productora : Warner Bros.
    Productor (es) : Martin Jurow, Richard Shepherd
    Guionista (s) : Wendell Mayes, Halsted Welles
    Guión basado en : la novela de Dorothy M. Johnson
    Fotografía : Ted McCord en Technicolor
    Director (es) artistico (s) : Daniel B. Cathcart
    Decorados : Frank Miller
    Vestuario : Marjorie Best, Orry-Kelly
    Maquillaje : Gordon Bau
    Música : Max Steiner
    Montaje : Owen Marks
    Sonido : Stanley Jones
    Duración : 106 mn
   
     
    Gary Cooper
Karl Malden
Maria Schell
Karl Swenson
George C. Scott
Virginia Gregg
John Dierkes
Ben Piazza
King Donovan
   
   
    Montana 1873. En el pueblo minero de Skull Creek, donde se agolpan buscadores de oro, vive Doc Frail, un misterioso médico, a la vez pistolero y jugador. Un día, Frail salvará a un joven ladrón del linchamiento y lo convertirá en su ayudante, y mas tarde recoge a una única superviviente del ataque a la diligencia, Elisabeth, que sufre una ceguera temporal. Frail y Elisabeth viven atormentados por el suicidio de su esposa y la muerte del padre de ella respectivamente, y juntos intentarán rehacer sus vidas en un ambiente hostil, una comunidad egoísta y sedienta de oro, donde destacan las actitudes perversas del minero Frenchy y las proclamas del violento médico impostor George Grubb.
   
   
   

EL PASADO DEL DR. FRAIL
 
Por Tomás Fernández Valenti
Última incursión de Delmer Daves en el western, por más que la apariencia visual del mismo todavía se dejara ver en sus posteriores e ingratas incursiones en la comedia romántica —Parrish (1961)— o el melodrama familiar —Fiebre en la sangre (1963)—, El árbol del ahorcado no sólo es su postrera gran aportación al género, sino también la última gran película de su filmografía (por más que, según Javier Coma, en su diccionario sobre el western revele que el actor Karl Malden, uno de sus protagonistas, dirigiera algunas secuencias que Daves no pudo realizar como consecuencia de una enfermedad). El guión, escrito por Wendell Mayes y Halsted Welles a partir de la novelette homónima de Dorothy M. Johnson, nos presenta a Gary Cooper —también productor del film a través de su productora Baroda Productions— en su penúltima incursión en el western, llevando a cabo una de las mejores interpretaciones de su carrera: el Dr. Joseph Frail, un personaje que, como los dos protagonistas de El tren de las 3:10 (1957) y Cowboy (1958), responde a las características habituales del cine de Delmer Daves: hombres con un pasado turbulento que en la actualidad son lo que son, pero que muy bien podrían haber sido muy distintos de haberse dado las circunstancias adecuadas.
   De hecho, el Frail de El árbol del ahorcado es, probablemente, el héroe más ambiguo y uno de los más atormentados de la obra de Daves, hasta el punto que podríamos afirmar que reúne en una sola figura la ambivalencia de caracteres de los ya mencionados protagonistas de El tren de las 3:10 y Cowboy: Frail es, al mismo tiempo, las dos caras de una misma moneda, un ángel y un demonio, alguien capaz del altruismo más noble y generoso como de dar rienda suelta a su ira con extrema violencia, un médico honesto y preocupado por la salud de sus vecinos pero que en el pasado fue capaz de cometer un acto atroz que todavía le atormenta y condiciona, en no poca medida, su rígida actitud en el presente. Nada más llegar a Skull Creek, la comunidad minera de Montana donde transcurre el relato, Frail acoge en su recién adquirida cabaña al joven Rune (Ben Piazza), quien ha robado una pepita de oro porque se moría de hambre y ha recibido un balazo en el hombro mientras huía; Frail hace chantaje a Rune, obligándole a trabajar para él como ayudante para pagarle sus atenciones médicas so pena de enseñarle a todo el pueblo la bala que le extrajo como prueba de su robo, pero inmediatamente después de proponerle ese trato la tira sin que Rune lo sepa. Jugando a las cartas con otros mineros en el saloon, Frail está a punto de matar a puñetazos a alguien que afirma reconocerle y que insinúa su participación en un oscuro hecho del pasado que culminó con el incendio de una casa. Poco después, una diligencia que se dirigía a Skull Creek es asaltada por bandidos (en una secuencia, resuelta a base de planos cortos, de una asombrosa modernidad), y la única superviviente del ataque es una joven suiza, Elizabeth Mahler (Maria Schell), que viajaba con su padre y que es rescatada de la llanura donde se había perdido quemada y cegada por el sol. Frail la atiende en su propia cabaña, curando sus heridas durante varios días y protegiéndola del minero Frenchy (un espléndido Karl Malden), quien por el hecho de haberla hallado en la llanura pretende abusar de ella.
A diferencia de El tren de las 3:10, y más cerca en cambio de Cowboy, Daves contrapone en El árbol del ahorcado ese brillante retrato del personaje de Frail con un entorno social que actúa a modo de caja de resonancia, ampliando notablemente la sugerente riqueza del relato. El decorado, Skull Creek, está en consonancia con el substrato de lo narrado (el dibujo de un núcleo de población ruín y casi primitivo), frente al cual se yergue el magnífico personaje de Frail, alguien distinto, callado, aparentemente «limpio», pero que también oculta mucha <<suciedad>> interior. El núcleo humano en el que transcurre el relato es sucio, ruidoso, degradado, propenso a erigirse en el marco perfecto para las arengas religiosas del fanático Grubb (George C. Scott), un contexto pecaminoso en el que Elizabeth se convierte en el objeto anhelado por la lascivia de Frenchy y en el que el propio Frail está a punto de purgar sus pecados en el árbol del ahorcado: los mineros, animados por Frenchy (quien, tras haberse asociado con Elizabeth y Rune, ha descubierto una veta de oro que les ha hecho ricos), se emborrachan y encienden gigantescas hogueras, cuyas llamas no pueden menos que evocar el incendio en el que, se dice, Frail quemó a la esposa adúltera y al hermano que le traicionaron; Frail mata a Frenchy para proteger a Elizabeth de un intento de violación, pero su acto le lleva al pie de la horca, de la cual es salvado in extremis por Elizabeth, quien cambia la vida de Frail por el oro y el título de propiedad de su explotación.
    Todo ello está contado con una puesta en escena de suprema elegancia en la que Daves da rienda suelta a lo mejor de su sentido antropológico del paisaje, entendido como elemento determinante de la psicología de los personajes, y que erige a El árbol del ahorcado en una de sus obras más bellas y arrebatadoras. Personajes y paisajes, sentimientos y geografía natural, conforman aquí un todo como nunca más volvió a darse en el cine de Daves: la extraordinaria secuencia inicial, en la que Frail llega a caballo a Skull Creek y su mirada angustiada se detiene en el enorme árbol de retorcidas ramas desnudas que se utiliza para las ejecuciones, el cual parece evocar sus propios pecados (véase el contrapunto del irónico comentario de uno de los lugareños respecto a ese árbol: «Todos los pueblos deberían tener uno»); los abundantes movimientos de grúa en plano general sobre el pueblo, en los que se advierte un sentido descriptivo que va más allá de la mera exhibición espectacular hollywoodiense; la fisicidad de los escenarios, que va desde los espléndidos exteriores (el sol abrasador durante el día, el frío paralizante de la noche) a los opresivos interiores: la cabaña que Frail compra nada más llegar a Skull Creek para instalar en ella su consulta; la sucia cabaña a la que los mineros han trasladado provisionalmente a la herida Elizabeth tras haberla encontrado en la llanura (el propio Frail les echa en cara que no hayan limpiado un poco la casa antes de instalar en ella a la enferma); la oscuridad que Frail mantiene en su cabaña para garantizar la curación de los ojos cegados de Elizabeth; la erección de la nueva fachada del saloon al cual los mineros acuden a emborracharse; los suaves, casi dulces movimientos de cámara que acompañan, por contraste, al momento en que Frail tirotea a Frenchy, quien va rodando colina abajo hasta precipitarse por el precipicio que separa la cabaña de Frail del resto del pueblo.•
   
       
   

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