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Elemental, doctor Freud The Seven-Per-Cent Solution |
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Director (es) : Herbert Ross | ||||||||||||
Año : 1976 | ||||||||||||
País (es) : GBR-USA | ||||||||||||
Género : Thriller | ||||||||||||
Compañía productora : Herbert Ross Productions para Universal Pictures | ||||||||||||
Productor (es) : Herbert Ross | ||||||||||||
Productor (es) ejecutivo (s) : Arlene Sellers, Alex Winitsky | ||||||||||||
Productor (es) asociado (s) : Stanley O'Toole | ||||||||||||
Guionista (s) : Nicholas Meyer | ||||||||||||
Guión basado en : los personajes creados por Sir Arthur Conan Doyle | ||||||||||||
Fotografía : Oswald Morris en Technicolor | ||||||||||||
Diseño de producción : Ken Adam | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Peter Lamont | ||||||||||||
Vestuario : Alan Barrett | ||||||||||||
Maquillaje : Bill Lodge, John Webber | ||||||||||||
Música : John Addison, Stephen Sondheim | ||||||||||||
Montaje : Chris Barnes | ||||||||||||
Sonido : Terry Poulton | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Scott Wodehouse | ||||||||||||
Duración : 113 mn | ||||||||||||
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Alan Arkin
Joel Grey Robert Duvall Samantha Eggar Vanessa Redgrave Sir Laurence Olivier Nicol Williamson Jeremy Kemp Régine Lutčce Charles Gray |
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La adicción a la morfina de Sherlock Holmes, que en tiempos le había servido de terapia para calmar sus estados depresivos, se ha convertido para el insigne detective en un pasaporte hacia la locura. Advertido de la progresiva degradación psíquica que sufre Holmes, el doctor Watson le invita a viajar a la capital austríaca. La intención de Watson es ponerle en manos del prestigioso doctor Sigmund Freud quien, mediante sus técnicas psicoanalíticas puede convencerle para que abandone el consumo de drogas. Enemigo natural de los galenos, Holmes se traslada a Viena convencido por Watson, que su eterno rival, el profesor Moriarty, planea actuar en la misma ciudad. | ||||||||||||
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EXTRAÑAS ALIANZAS
Por Tomás Fernández Valentí
A pesar de que la interesante serie de televisión de la BBC Sherlock (2011- ), que propone una cuidada visión contemporánea de los personajes creados por el gran Sir Arthur Conan Doyle, puede que haya contribuido a su actual recuperación en formatos domésticos, sigue resultándome un misterio digno de ser resuelto por el detective Sherlock Holmes y su fiel ayudante y amigo el Dr. Watson el que una propuesta tan atractiva como Elemental, Dr. Freud (1976) continúe sin mencionarse cada vez que se citan las mejores versiones cinematográficas sobre estos personajes, a la cual personalmente y sin ánimo de exhaustividad incluiría, sin dudarlo, en el grupo que forman El perro de los Baskerville (1939), versión Sidney Lanfield; Las aventuras de Sherlock Holmes / Sherlock Holmes contra Moriarty (1939), de Alfred L. Werker; El perro de Baskerville (1959), versión Terence Fisher; Estudio de terror (1965), de James Hill; La vida privada de Sherlock Holmes (1970), de Billy Wilder; Asesinato por decreto (1979), de Bob Clark; El secreto de la pirámide (1985), de Barry Levinson; y otras series de televisión, como Sherlock Holmes (1964-1968), interpretada por Peter Cushing, así como Las aventuras de Sherlock Holmes (1984-1985), El regreso de Sherlock Holmes (1986-1988), Los archivos de Sherlock Holmes (1991-1993) y Las memorias de Sherlock Holmes (1994), protagonizadas de manera consecutiva por Jeremy Brett.
![]() ![]() Si a pesar de contener todos esos estupendos elementos, que son o deberían ser irresistibles para cualquier aficionado al cine y/o a la mítica figura creada por Conan Doyle, Elemental, Dr. Freud continúa siendo una película que parece haber caído en el olvido pese a su reciente edición en formato doméstico, ello tan solo puede deberse, al menos en lo que a los cinéfilos se refiere, a la poca estima que se siente actualmente hacia su realizador, el cual está tanto o más olvidado que este film: el neoyorquino Herbert Ross, profesional vinculado a la escena teatral que entre 1969 y 1995 dirigió veinticuatro largometrajes —veinticinco, si incluimos su debut tras las cámaras con el telefilm Wonderful Town (1958)—, y en cuya carrera, ciertamente, hallamos títulos de tan poca categoría como, sobre todo, las comedias que realizó en los últimos quince años de su carrera —cosas como Footloose (1984), Protocolo (1984), El secreto de mi éxito (1987), Cuidado con la familia Blue (1993) o Solo ellas… los chicos a un lado (1995)—, pero no por ello debemos olvidar que nuestro hombre cosechó en su momento no pocos éxitos de taquilla más sólidos que los antes mencionados —La pareja chiflada (1975), La chica del adiós (1977), Paso decisivo (1977), California Suite (1978)—; y, a pesar de su condición de títulos muy condicionados por la fuerte personalidad de los autores de los textos originales en los que se inspiran, Woody Allen y Dennis Potter respectivamente, Sueños de seductor (1972) y Dinero caído del cielo (1981) merecen un respeto. Dicho rápidamente, la poca estima que la crítica y el cinéfilo siente hacia el discreto Herbert Ross puede condicionar (aunque no debería) la revisión o el descubrimiento de Elemental, Dr. Freud, muy probablemente la mejor película de este realizador.
![]() Además, es necesario insistir en que, a pesar de esa “teatralidad” bien entendida de la cual hace gala (es decir, aquélla que recurre a elementos de inspiración teatral con vistas a utilizarlos y conseguir mediante los mismos resultados puramente cinematográficos), Elemental, Dr. Freud no solo no es un film estático sino, por el contrario, ágil, cálido y dinámico a pesar de descargar buena parte de su sentido en las escenas de diálogos, excelentes (las escenas y los diálogos), las cuales hacen avanzar dramáticamente la acción y enriquecen sobremanera el perfil de los personajes. Si, cuando se habla de “cine de acción”, la expresión suele utilizarse para referirse a una parcela genérica concreta del espectáculo fílmico, no es menos cierto que en realidad todo el cine es “de acción”, la cual puede ser “interna” (como en Elemental, Dr. Freud) o “externa”. Herbert Ross consigue grandes momentos de “acción interna” en las numerosas secuencias de diálogo, tal es el caso de la primera convers
![]() Por otro lado, y a pesar de lo que acabamos de comentar, Ross y Meyer no se olvidan de que los personajes de Conan Doyle se caracterizan, también, por su “acción externa” —algo que parece haber olvidado por completo el despistado José Luis Garcia de Holmes & Watson. Madrid Days—, e incluye un puñado de secuencias de acción propiamente dichas resueltas con notable brío: destaco, sobre todo, el enfrentamiento entre Freud y el Barón Karl von Leinsdorf (Jeremy Kemp) en una pista de tenis, excelentemente planificado, pero asimismo llaman la atención momentos como el intento de asesinato de Holmes, Watson y Freud en la pista del hipódromo bajo los cascos de una furiosa manada de blancos caballos, o la divertida secuencia final en el tren, en la cual el rescate por parte de los protagonistas de la secuestrada Lola Devereaux (Vanessa Redgrave) deviene un inesperado homenaje a Buster Keaton y los hermanos Marx —el desguace del tren para alimentar la caldera de la locomotora, como en Los hermanos Marx en el Oeste (1940), de Edward Buzzell—, punteado, de nuevo, por una irónica partitura musical de John Addison.•
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Formato: 1:85:1, 16:9. Idiomas: Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano. Duración: 113 mn. Distribuidora: A Contracorriente Films. Fecha de lanzamiento: 25 de abril de 2012.
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