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Tombstone, la leyenda de Wyatt Earp
Tombstone
     
    Director (es) : George Pan Cosmatos
    Año : 1993
    País (es) : USA
    Género : Western
    Compañía productora : Cinergi
    Productor (es) : James Jacks, Sean Daniel, Bob Misiorowski
    Productor (es) ejecutivo (s) : Buzz Feitshans, Andrew G. Vajna
    Productor (es) asociado (s) : William A. Fraker, John Fasano
    Compañía distribuidora : Lauren Films
    Guionista (s) : Kevin Jarre
    Fotografía : William A. Fraker, en Technicolor
    Diseño de producción : Catherine Hardwicke
    Director (es) artistico (s) : Kim Hix, Chris Gorak, Mark Worthington
    Decorados : Gene Serdena
    Vestuario : Joseph Porro
    Maquillaje : Dennis Liddiard. Karen Dahl, Marilyn Carbone, Cheryl Ann Nick
    Música : Bruce Broughton
    Montaje : Frank J. Urioste, Robert Silvi, Harvey Rosenstock
    Montaje de sonido : John Edwards-Younger, Steve Bissinger, Simon Coke, Jerry Ross, Rodger Pardee
    Sonido : Walt Martin
    Efectos especiales : Lambert Powell, Gary Elmendorf, Kevin Parker, Gary Elmendorf, Matt Kutcher
    Ayudante (s) de dirección : Adam C. Taylor, Matthew Feitshans
    Duración : 127 mn
   
     
    Billy Bob Thornton
Charlton Heston
Jack Palance
Val Kilmer
Michael Biehn
Powers Boothe
Robert Burke
Dana Delany
Sam Elliott
Stephen Lang
Thomas Haden Church
Terry O'Quinn
Jason Priestley
Billy Zane
Michael Rooker
Harry Carey Jr
Robert Mitchum
Kurt Russell
   
   
    El 26 de octubre de 1881, cuatro hombres hicieron leyenda: Wyatt Earp, sus dos hermanos y 'Doc' Holliday se enfrentaron a los hermanos Clanton y McLaury en el OK Corral. La pelea acabó con tres vidas, pero no acabó con una de las enemistades más sangrientas en la historia del Oeste americano. Ahora Wyatt Earp debe acabar con la lucha en la que le implicaron y que ni siquiera había iniciado.
   
   
   

EARP & HOLLIDAY CABALGAN DE NUEVO
 
Por Lluís Nasarre
«Miré, y vi un caballo Pálido. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía». Para los primeros compases de Tombstone, el uso de esa cita bíblica que originariamente sirve para describir a uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, es utilizada a modo de prefacio al final del asalto perpetrado por la banda de «Los cowboys» a la puerta de una iglesia mexicana donde se está realizando una boda. Después de la matanza, el sacerdote (interpretado por Pedro Armendáriz Jr.), rodeado de los cadáveres de sus fieles, les espeta a los asaltantes, liderados por Curly Bill (Powers Boothe) y Johnny Ringo (Michael Biehn), la cita bíblica. Ringo, un asesino sin escrúpulos a la par que un hombre cultivado, según comprobaremos a medida que avanza el film, les revela a sus compañeros el significado de la frase tras dispararle al sacerdote en la frente.
   De ese modo, se inicia un nuevo film sobre el famoso duelo en OK Corral. Un episodio de proporciones legendarias del Oeste americano, abordado en diferentes ocasiones por directores como John Ford con Pasión de los fuertes (1946); el díptico de John Sturges formado por Duelo de Titanes (1957) y La hora de las pistolas (1967); Duelo a muerte en O.K. corral (1971) de Frank Perry, o el Wyatt Earp (1994) de Lawrence Kasdan. De todas ellas, personalmente considero que la opción del díptico de Sturges es la más acertada. Si en la primera Sturges aborda la leyenda al más puro estilo épico del western, en su segunda parte, más personal, y como bien apunta Juan Carlos Vizcaíno, el director de El sexto fugitivo «intenta —y lo consigue de forma brillante— a nivel temático, contraponer el carácter mítico que definía a la película protagonizada por Burt Lancaster y Kirk Douglas, por un tratamiento ceñido a la veracidad de la relación del célebre sheriff con el alcohólico Holliday».
Al inicio de la década de los noventa, Kevin Kostner con la sobrevalorada Bailando con lobos (1989), se unió a la aventura de Clint Eastwood en el intento de revitalizar al western. Eastwood lo estaba intentando desde los inicios de su carrera como director. Títulos como Infierno de cobardes (1972) o El jinete pálido (1985) estban llamadas a convertirse en la antesala de su reconocimiento internacional en ese ámbito que vendría dado por Sin perdón (1992), por lo que no era de extrañar que en medio de todas esas producciones de cierto calado artístico y de reconocimiento tanto crítico como público, otros títulos quisieran apuntarse a semejante moda. Kevin Kostner, de nuevo, y Kevin Jarre, guionista de la interesante Tiempos de gloria (1989) un drama antibelicista ambientado durante la Guerra de Secesión americana y centrada en la participación de soldados de color en las fuerzas de La Unión, querían llevar a cabo su visión sobre Wyatt Earp, pero puntos de vista divergentes provocaron que el director de la posterior y magnífica Open Range (2003)  abandonara la nave y se embarcara en el siguiente proyecto que capitanearía Lawrence Kasdan sobre el legendario personaje. No obstante, Jarre, que en principio fue el director escogido para dirigir Tombstone, siguió adelante con el proyecto contando con Kurt Russell para encarnar a Earp y con Val Kilmer que sustituía a un inicialmente previsto Willem Dafoe, ya que la productora Buena Vista (Walt Disney Company) no veía con buenos ojos contratar a alguien que venía de protagonizar La última tentación de Cristo (1988)Pero, a medida que avanzaba el rodaje, nuevos cambios iban a introducirse en el seno de la producción. Discrepancias existentes entre las estrellas Russell y Kilmer y el director / guionista sobre un guión demasiado extenso, con muchas historias paralelas dentro de la principal, y que, entre otras cosas, entorpecían considerablemente los plazos de rodaje, obligaron a la productora a despedir a Jarre como director y contratar al impersonal George Pan Cosmatos, que a pesar de ello, dirigiría, lo que a mi modo de ver es su mejor película.
   Supongo que las intenciones del libreto escrito por Jarre, echando mano de la cita bíblica que transcribíamos anteriormente, eran para orquestar una operación del tipo de las que había llevado a cabo Clint Eastwood con Infierno de cobardes o El jinete pálido, en que la idiosincrasia del personaje principal de los films del director californiano se hermanaban perfectamente con esa referencia. Pero lamentablemente la presentación y el posterior desarrollo ofrecido por Jarre y Cosmatos acerca de la figura de Earp en Tombstone no casa satisfactoriamente con esa descripción. Es cierto que veremos que las intenciones iniciales del personaje de Russell van mutando progresivamente hacia ese punto a medida que avanza el film. Si al inicio es un personaje legendario de su tiempo, pero con una vocación necesaria de cambiar de vida, sus esperanzas se van frustrando a merced de los acontecimientos que se van sucediendo. Todo ello provoca que en la última parte del film, se acometa una suerte de cruzada por parte de Earp y sus compañeros contra la banda de «Los Cowboys» los cuales se distinguen por añadir a su indumentaria unas fajas rojas que dan juego para un par de acertados momentos, ya que éstos han cometido diferentes actos que han servido para alimentar su venganza. No obstante, la puesta en escena y algunas frases que dicen los intérpretes en momentos importantes, así como la ajustada interpretación de Russell, no le confieren al personaje la credibilidad necesaria para el cambio de registro dramático y mostrar el lado oscuro que sí tiene, por contra «el hombre sin nombre» de Eastwood. Un punto éste que en La hora de las pistolas de John Sturges sí alcanza la pulsión dramática requerida. Pero, siendo honestos, no podemos retrotraernos que detrás del film están Cosmatos o Jarre; gente que le había «brindado» a Sylvester Stallone aquella lindeza llamada Rambo II: acorralado (1985). Y para muestra, el duelo entre el personaje de Powers Boothe y Kurt Russell en el río, donde la resolución dramática viene dada por la nula credibilidad argumental y las dosis de súper-hombre que se le pueden atribuir a Wyatt Earp. Es más, el prólogo del duelo se complementa con frases del tipo: «nunca había visto algo como esto a lo que se responde y yo nunca había oído hablar de algo como esto». Como apuntábamos: Territorio Rambo.
   A pesar de los diferentes aspectos circunstanciales a la época en la que se rueda el film, en que las action movies se convierten en el principal reclamo publicitario (Rambo, John McClane y/o Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger y las diferentes armas letales) Tombstone pretende confluir en sus imágenes tanto en relación al genuino cine del Oeste como al cine de acción. Aunque encontremos en ella nombres como el del fordiano Harry Carey, Jr. encarnando al viejo sheriff, a Charlton Heston como ranchero u oigamos en su versión original a Robert Mitchum como narrador, su voluntad no pasa de ningún modo por ser revisionista. Para ello. ya estaban Lawrence Kasdan y la entrañable Silverado (1985). Asimismo, en manual de estilo de Tombstone tampoco pretende erigirse en un «clásico» de finales de siglo sobre un episodio histórico multitud de veces revisitado. De ello ya se encarga Clint Eastwood. La voluntad de sus responsables es darle un aire nuevo al western, más moderno y trepidante. Intenso tanto en el ámbito físico como emocional. Retratando a partes iguales los duelos y las cabalgadas como la nobleza existente en las relaciones de sus protagonistas, a pesar de las diferentes fricciones que pueda haber entre ellos. Entre Earp con su hermanos o con Holliday, ya que para el jugador, Wyatt es su amigo, el único por el que se enfrentará a Ringo de diferentes modos. La escena de su enfrentamiento verbal dominio del latín (sic) y con diferentes armas revólver Vs taza para el licor en la mesa de la ruleta es uno de los momentos brillantes del film, así como la puesta en escena del  duelo final. Porque Cosmatos, cineasta aplicado en lo que a la acción se refiere, ofrece lo que sabe hacer, perfectamente apto para un western repleto de escenas con ritmo y violencia bajo luces artificiales y atardeceres anaranjados, con encuadres perfectamente estudiados, donde se recortan las figuras de los héroes y los paisajes son amplios y nada asfixiantes. El pistolero ha dejado de ser crepuscular; ahora es un hombre con frases e inquietudes de finales del siglo XX, desenvolviéndose en una situación a la par que anacrónica (incluso catalogable de ciencia- ficción o fantasiosa) pero con la necesidad de ofrecer visos de realidad y cierta lógica a su comportamiento o a sus actos. Antes de los duelos, la cámara se mueve rápidamente entre las figuras, los movimientos y los ojos de los protagonistas enfrentándoles, pero no a la manera de Sergio Leone. La intención de Cosmatos deviene desmitificar y mostrar la humanidad de sus personajes; tienen miedo y deben disparar muchas veces antes de abatir definitivamente a un adversario. Fallan en sus disparos copiosamente. Solo al final, en esas cabalgadas sin fin que retratan la venganza, los disparos son certeros y estéticos visualmente. Y es la suma de todos estos factores lo que convierte a Tombstone en un ejercicio diferente. La voluntad de entretener al espectador, sea amante del western o no, se revela en la principal razón de ser del film. Su nudo argumental no aporta nada que no se sepa. Nada descubrimos de una historia explicada anteriormente. Pero su opción no es épica ni legendaria. Porque, como decíamos, da lo mismo que el personaje principal de la acción se llame Wyatt Earp o John McClane. El magnetismo sobre los personajes lo habían dotado Burt Lancaster y Kirk Douglas porque, en contraposición con un Russell que cumple para las escenas de acción y suena a falso en las de conflicto sentimental y un sobresaliente Val Kilmer con una actuación memorable como el tuberculoso y desencantado Holliday, a pesar de parecer en muchos momentos un zombie merced a una desafortunada caracterización, no pretenden emular a las figuras que recuerda el aficionado. El público de los noventa demandaba otra cosa y lo realmente importante es que el infierno les acompañe en sus actos.
   Observado como conjunto, Tombstone y en un contexto en concreto, puede despertad sensaciones ambivalente en el aficionado, ya que resulta una obra interesante a pesar de esos momentos aislados comentados que no le confieren un resultado lejos de evaluarse satisfactorio. Posiblemente, la poca pericia de Cosmatos para hilvanar situaciones distintas de modo coherente, así como ese guión que se presume deslabazado, juegan en contra de un film que, aunque parezca contradictorio, no pierde con el paso del tiempo.•
   
     
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas / Filmografías. Formato:  Pal 16:9. Idiomas:   Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano. Duración: 105 mn. Distribuidora:  Suevia Films/Seven Art Pictures. Fecha de lanzamiento: 21 de octubre de 2010. 
   
   
     
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TOMBSTONE (1993)
Bruce Broughton
Intrada Rcords MAF 7038D, 1993. Duración: 66:13

   
       
   

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