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Siete días de mayo Seven Days in May |
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Director (es) : John Frankenheimer | ||||||||||||
Año : 1964 | ||||||||||||
País (es) : USA | ||||||||||||
Género : Thriller | ||||||||||||
Compañía productora : Seven Arts-Joel Productions para Paramount | ||||||||||||
Productor (es) : Edward Lewis | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Filmax S. A. | ||||||||||||
Guionista (s) : Rod Serling | ||||||||||||
Guión basado en : La novela homónima de Charles W. Bailey II y Fletcher Knebel | ||||||||||||
Fotografía : Ellsworth Fredericks | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : Cary Odell | ||||||||||||
Decorados : Edward Boyle | ||||||||||||
Vestuario : Wes Jeffries, Sid Mintz, Angela Alexander | ||||||||||||
Maquillaje : Art Jones | ||||||||||||
Música : Jerry Goldsmith | ||||||||||||
Montaje : Ferris Webster | ||||||||||||
Sonido : Joe Edmonson, R. D. Cook | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Hal Polaire, Dale Hutchinson | ||||||||||||
Duración : 120 mn | ||||||||||||
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Burt Lancaster
Kirk Douglas Fredric March Ava Gardner Edmond O'Brien Martin Balsam George Macready Hugh Marlowe Whit Bissell Jack Mullaney Bart Burns Andrew Duggan Malcolm Atterbury Richard Anderson John Houseman John Larkin Helen Kleeb Colette Jackson |
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Durante los tiempos de la guerra fría, el Pentágono vive una situación de alarma permanente. Ante una serie de condicionantes adversos a la estabilidad nacional, el general James M.Scott organiza un plan de urgencia llamado ECOMCOM. Estas siglas esconden un operativo militar situado en Los Álamos para derrocar al presidente Jordan Lyman. El coronel Martin Casey advierte las maniobras del general Scott y decide poner en funcionamiento todo su poder dentro del Pentágono para frustrar el golpe de estado. Tan sólo tiene siete días para lograrlo. | ||||||||||||
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CONSPIRACIÓN EN LA CASA BLANCA Por Christian Aguilera
![]() El hecho de que tan sólo una de la docena de novelas —todas ellas de cariz político y/o militar— que publicó Fletcher Knebel (1911-1993) tuviera transcripción el celuloide nos ayuda a entender que determinados subgéneros no suelen ser bien recibidos por parte de la industria cinematográfica estadounidense. Los entresijos que dominan la política y la institución militar en Norteamérica actúan, pues, de barrera, abortando en infinidad de propuestas nacidas de textos como los pergueñados por Knebel, que apuntan en la dirección de complots, de oscuras maniobras que se tejen en torno a candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos, máximos mandatarios de la Casa Blanca, políticos o altos rangos militares varios. A la cerrazón frente a historias de este calado se uniría la circunstancia que la primera de sus novelas —escrita junto a Charles Waldo Bailey II— Siete días de mayo (1962) tendría un carácter profético por cuanto el concepto de complot sería aplicable a lo acontecido con el magnicidio del presidente John F. Kennedy en noviembre de 1963. A partir de entonces, los productores de cine parecían recelosos a la hora de abordar una hipotética adaptación surgida de una de las novelas de Knebel. Vistos los resultados de la versión para la gran pantalla de Siete días de mayo (1), los vaticinios de Knebel —en coalición con Bailey— tenían tal grado de verismo que, a menudo, parecía imposible discernir la realidad de la ficción. No en vano, Knebel pasó veinte años de su vida dedicado al periodismo especializado en la crónica política. Como consecuencia de su profundo conocimiento en este area se le encargó la redacción de un capítulo del libro Candidates (1960), el correspondiente a glosar la figura del John F. Kennedy. Dos años más tarde, Siete días de mayo aparecía en las librerías. De inmediato, Kirk Douglas adquirió los derechos para su
![]() La perspicacia de Douglas a la hora de intuir las posibilidades del libro urdido por Knebel-Bailey se prolongaría a la elección de John Frankenheimer para posicionarse tras las cámaras. Por numerosas razones, el joven cineasta se ajustaba a la perfección al proyecto, pero una de las más óbvias era su disposición a crear un film de política-ficción asentado en unos escenarios creíbles. Fruto de su experiencia con los Dramáticos rodados en directo, Frankenheimer repercutió sobre sus producciones para la gran pantalla un concepto de verismo mediante el empleo de localizaciones reales —por ejemplo, el barrio del Harlem hispano en Los jóvenes salvajes (1961)—. De tal suerte, Siete días de mayo se beneficia de escenas confeccionadas in situ en las cercanías del Pentágono, en las que Kirk Douglas se hizo pasar por un Coronel sin que los guardias que custodiaban el emblemático edificio federal se apercibieran de ello. Tampoco escapa de esta perspectiva unas escenas preliminares donde vemos a unos manifestantes en los aledaños de la Casa Blanca —rodadas cámara en mano— que contemplamos mientras se sobreimpresionan los títulos de crédito y se escucha un tema de aires marciales compuesto por Jerry Goldsmith. Un ejercicio de cinéma verité que trata de captar el clima tenso que se respiraba entre una población expectante ante los acontecimientos que se sucedían. Pero una vez superados estos prolegómenos, Frankenheimer se desprende de ese artificio visual que había llamado y llamaría la atención en anteriores y posteriores producciones en aras a armar una propuesta de factura clásica, milimétricamente pautada en la mesa de montaje. Esta toma de postura
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas . Formato: 4:3, 1:33. Idiomas: Inglés, Castellano. Subtítulos: Castellano. Duración: 120 mn. Distribuidora: Warner Home Video. Fecha de lanzamiento: 5 de agosto de 2009. |
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