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Los siete magníficos
The Magnificent Seven
     
    Director (es) : John Sturges
    Año : 1960
    País (es) : USA
    Género : Western
    Compañía productora : Mirisch Company Productions
    Productor (es) : John Sturges
    Productor (es) ejecutivo (s) : Walter Mirisch
    Productor (es) asociado (s) : Lou Morheim
    Compañía distribuidora : Filmayer
    Guionista (s) : William Roberts
    Guión basado en : la película japonesa Los siete samurais, de 1954.
    Fotografía : Charles Lang Jr., en Color DeLuxe
    Director (es) artistico (s) : Edward Fitzgerald
    Decorados : Rafael Suarez
    Música : Elmer Bernstein
    Montaje : Ferris Webster
    Efectos especiales : Milt Rice
    Ayudante (s) de dirección : Robert Relyea, Jaime Contreras
    Duración : 126 mn
   
     
    Yul Brynner
Eli Wallach
Steve McQueen
Horst Buchholz
Charles Bronson
Robert Vaughn
Brad Dexter
James Coburn
Vladimir Sokoloff
Rosenda Monteros
Jorge Martínez De Hoyos
Rico Alaniz
Val Avery
Robert Wilke
   
   
    Un pueblecito mejicano es víctima de continuos saqueos por parte de una banda de forjaidos acaudillara por el terrible Calvera. Hartos de sus sufrimientos, contratarán los servicios de pistolero Chris Adams, que acudirá a protegerlos después de formar un grupo con otros seis mercenarios, fugitivos, asesinos, aventureros, un grupo nada homogéneo de personajes dispuestos a luchar por un precio simbólico.Después de organizar la defensa del pueblo frente a los malhechores,solo tres de ellos lograrán sobrevivir.
   
   
   

 

 

   
     
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Características DVD: Contenidos: Menús interactivos / Acceso directo a escenas / Tráiler cinematográfico Formato Widescreen 2.35:1, 16:9. Idiomas: Castellano, Inglés, Alemán, Francés e Italiano. Subtítulos: Castellano, Francés, Alemán, Italiano e Inglés para sordos. Duración: 125 mn. Distribuidora: Twentieth Century-Fox.
   
   
     
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THE MAGNIFICENT SEVEN (1960)
Elmer Bernstein
Varèse Sarabande VSD-6559, 2004. Duración: 67: 37.
 
COMENTARIO (Por Roberto Cueto): Quizá hoy día el tema que Elmer Bernstein compuso para el wes­tern de John Sturges Los siete magníficos sea recordado más que nada como la música de los anuncios de cierta marca de cigarrillos, pero hay que saber apreciar el score en su justa medida, en su con­texto, tratando de olvidar treinta y cinco años de verlo empleado como un cliché carente ya de referente o significado. Si nos po­nemos en la perspectiva correcta, las virtudes de la partitura de Bernstein son innegables: por un lado, supone una continuación del auténtico sonido del western que iniciaron Aaron Copland y Jerome Moross, que durante la década de los sesenta tendrá que enfrentarse con el extravagante y casi paródico sonido que propu­so el western italiano con Morricone y su legión de seguidores; por otro, supone un modélico ejemplo de música para un filme de acción, donde lo que se busca no es tanto añadir una nueva dimen­sión al filme, sino reforzar gráfica y explícitamente las imágenes, conferirles mucho más brío y vigor: es un ejemplo de perfecta homofonía entre música e imagen, las dos funcionando como una sola voz.
   Los siete magníficos es una oportunista traslación al universo del western del filme de Akira Kurosawa Los siete samurais y, en ocasiones, se deja notar cierta inadaptación de algunos elementos al cambio de escenario: el tono solemne, fatalista y trágico de la cinta de Kurosawa era algo natural, enraizado en la propia natura­leza de la historia narrada y del contexto histórico en que ésta se desarrollaba; el filme de Stut-ges, por el contrario, oscila entre el buen entretenimiento de acción y cierta pretenciosidad que muchas veces roza la hueca fanfarronería o suena a falsa. La músi­ca de Bernstein, sin embargo, consigue trasladar con éxito al len­guaje musical del género la misma técnica que Fumyo Hayasaka empleó en Los siete samurais: el oso de variados leit motivs.
   El ya famoso tema principal es toda una celebración al valor, el dinamismo y la destreza de los siete pistoleros, como el épico tema de Hayasalca mostraba la nobleza de los guerreros: al igual que en el filme de Kurosawa, primero se asocia a uno de los pistoleros, después a todo el grupo. Tras su aparición en los títulos de crédito —perfecta introducción del espectador en el filme que va a con­templar al tiempo que modo de establecer unas coordenadas gené­ricas—, la primera vez que escuchamos el tema es cuando el líder del grupo, Chris (Yul Brynner), realiza una primera «hazaña» que marca ya su carácter noble y heroico: llevar hasta un cementerio a un cadáver que nadie quiere transportar; es ayudado por Vin (Steve McQueen) y enseguida el tema es asociado a ambos. Progresivamente el motivo irá reapareciendo cada vez que un hombre se una al grupo, hasta que una versión a toda orquesta acompaña ya la formación definitiva de los siete hombres hacia el pequeño pueblecito mexicano que los ha contratado como pistole­ros. Ese tema será ya, desde entonces, vínculo entre los hombres, concebidos como una unidad y resaltando su eficacia y valor Bernstein también compone un tema para los bandidos contra los que deben luchar los pistoleros, un grupo liderado por Calvera (Eli Wallach): como en Hayasaka, la percusión es el elemento que los define, tanto porque marca el ritmo de sus caballos como porque indica su carácter cruel e implacable; Bernstein reviste el tema de sonoridades mexicanas, con un motivo ejecutado por la trom­pera sobre el ostinato de la percusión, un motivo sombrio en abier­to contraste con ha luminosidad del tema de los «siete». Los habi­tantes del pueblo, que Hayasaka describía con un tema de raíces foildóricas, también son mostrados por Bernsteín con ese calor popular a través de melodías mexicanas ejecutadas principalmente por guitarra y castañuelas; el mismo tono tiene el tema de amor del filme, una deliciosa pieza para guitarra y flauta, desarrollada luego por la cuerda, perfecta expresión del carácter sencillo de la joven Petra.
   El final de Los siete samurais se cerraba con una nota pesimista, pero Los siete magníficos es algo más luminosa en ese aspecto: la despedida final del anciano del pueblo a Chris y Vin viene remar­cada por una conmovedora resolución del tema mexicano, pero es obvio que éste es un universo al que los pistoleros no podrán nunca acceder: por ello, su marcha recupera el tema de los «siete» hasta resolverlo en una espectacular coda, indicando que el destino de esos hombres es vagar constantemente en busca de nuevas aventuras.• 
   
       
   

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