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Quantum of Solace Quantum of Solace |
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Director (es) : Marc Forster | ||||||||||||
Año : 2008 | ||||||||||||
País (es) : GBR-USA | ||||||||||||
Género : Acción-Thriller | ||||||||||||
Compañía productora : Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / Columbia Pictures / Danjaq / Eon Productions / United Artists | ||||||||||||
Productor (es) : Barbara Broccoli, Michael G. Wilson | ||||||||||||
Productor (es) ejecutivo (s) : Callum McDougall, Brian Miller, Anthony Waye | ||||||||||||
Compañía distribuidora : Sony Pictures Releasing de España | ||||||||||||
Guionista (s) : Paul Haggis, Neal Purvis, Robert Wade | ||||||||||||
Fotografía : Roberto Schaefer, en Color | ||||||||||||
Diseño de producción : Dennis Gassner | ||||||||||||
Director (es) artistico (s) : James Foster, Mark Harris, Paul Inglis, Chris Lowe, Marco Rubeo, Mike Stallion | ||||||||||||
Decorados : Anna Pinnock | ||||||||||||
Vestuario : Louise Frogley | ||||||||||||
Maquillaje : Paul Engelen | ||||||||||||
Música : David Arnold | ||||||||||||
Montaje : Matt Chesse, Richard Pearson | ||||||||||||
Montaje de sonido : James Boyle, Martin Cantwell | ||||||||||||
Sonido : Mike King, Mike Prestwood Smith, Mark Taylor | ||||||||||||
Efectos especiales : Pete Britten, Richard Cheal, Chris Corbould | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Michael Lerman | ||||||||||||
Títulos de crédito : Daniel Kleinman | ||||||||||||
Duración : 108 mn | ||||||||||||
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Daniel Craig
Olga Kurylenko Mathieu Amalric Dame Judi Dench Giancarlo Giannini Gemma Arterton Jeffrey Wright David Harbour Jesper Christensen Anatole Taubman Tim Pigott-Smith Fernando Guillén Cuervo |
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James Bond está embarcado en una nueva misión que ha sufrido un giro inesperado cuando la mujer de la que está enamorado, Vesper, lo traiciona. El rencor del agente secreto hace que comience a tomarse la misión como algo personal, lo cual M. intenta evitar haciendo todo lo posible por buscar las verdaderas causas de la situación. Mr. White confiesa, en un interrogatorio, que una organización criminal fue la que chantajeó a Vesper la cual no pudo hacer nada debido a las dimensiones de dicha organización la cual, se sospecha, tiene a un informador en las filas del MI6. Bond se dirige a Haití donde éste traidor tiene una cuenta bancaria y, allí, conoce a Camille, una joven que le pone en contacto con el jefe de la organización, el misterioso Dominc Greene.
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BAJO LA INFLUENCIA DE JASON BOURNE Por Frederic Soldevila
![]() El exigente mundo del cine comercial, que creó en los años 60 al agente secreto James Bond 007, es ahora el que lo ha abierto a influencias externas al fenómeno, dejando que se contagie de plagiadores baratos y pretenciosos como Jason Bourne, quien en su día le tomó las iniciales y ahora le deja la lacra de una planificación atropellada y confusa y a un Bond convertido más que nunca en una despiada máquina de matar. Cierto que no es la primera vez que el cine imperante en cada época influye al personaje (pues ahí tenemos el cine de karatecas y El hombre de la pistola de oro, o la moda galáctica de Star Wars y Moonraker), pero en estas ocasiones no eran modificaciones sustanciales que alteraban al producto, sólo afectaban a la línea argumental si se quiere decir así, quedando tanto el personajes como sus señas de identidad incólumes. Pero lo que estamos viviendo en la recien empezada etapa Craig no invita al optimismo, y estas influencias amenazan con destruir la esencia del mito, pues son cambios que afectan tanto al personaje como a la planificación de la película, que siempre hasta ahora había sido perfectamente reconocible y modélica.Sus enemigos y heroinas, como veremos, también atraviesan por esta etapa de transformación. En definitiva, Bond es algo más que un héroe de acción, despojado de humor, cuyas proezas entán en conexión con la vengaza, como los interpretados por Charles Bronson. En su segunda aparición como 007, Craig se encarga de utilizar su licencia para matar sin vacilar, e incluso en el film se hacen elipsis de cómo deja KO Bond a los adversarios (algo inédito en la saga).
En décadas e interpretaciones actorales pasadas, Bond no era un tipo duro. Era un tipo simpático, seductor, irónico, apasionado, brillante, pero este Bond (discutible) sólo es duro. La cinta se esfuerza en ser una coreografía del golpe y la carrera y deja de lado todo lo quie nos hacía disfrutar de la serie, con momentos de comedia, suspense, espéctaculo, diálogos inteligentes y glamour. James era un espía de última tecnología (con el apoyo de Q), elegante, sarcástico, con un toque de picardía, pero todo esto parece haberse perdido.
Doug Liman y Paul Greengrass han sentado cátedra con su Jason Bourne, de tal manera que hasta el mismísimo James Bond le sigue los pasos. El coordinador de especialistas de Bourne, Dan Bradley, ha sido el director de segunda unidad de
![]() Me decepcionó asimismo que haya tan poco diálogo, flirteo y caracterización en este Bond: Marc Forster y sus guionistas Paul Haggis, Neal Purvis y Robert Wade pensaron claramente que el parloteo sin sentido debía ser recortado en favor de las explosiones. No hay ni un solo gadget, el enemigo es apagado y sin identidad y, como en Casino Royale, no aparecen Q ni Moneypenny.
Lo más decepcionante, empero, es la falta del humor, una calidad vital para humanizar el brutal Bond de Craig. La imagen es violenta y adusta, con un 007 convertido en una especie de matón sin encanto. Casino Royale era la carta del cambio. Quantum of Solace no tiene el lujo de esa carta y pierda la gracia de la novedad. Frenética, llena de persecuciones y repentinos cambios de localización, la película tiene una energía demencial, como si tomara el febril tempo del propio Bond. Casi cinco minutos tras empezar la película y ya hemos saltado de Siena a Port-au-Prince a través de Londres. La persecución de coches por Sienna es atropellada, sincopada, en la que no consigues ver qué está pasando, dónde está cada coche, y en definitiva no te da tiempo a disfrutar de la acción. Quedas aturdido. En contraposición, y para no cargar las tintas sobre el tema, la imagen inmediatamente anterior, la vista a vuelo de pájaro aproximándose al túnel sobre la superficie del lago, me pareció de una belleza exquisita. Posteriormente se incluye un incomprensible montaje paralelo del interrogatorio del señor White con una carrera de caballos que tiene lugar en la ciudad, sin sentido y que no aporta nada su inclusión. La persecución por los tejados de esta misma ciudad es calcada de una escena idéntica que mostraba la serie de Jason Bourne.
El Director Marc Forster puede dirigir actores, como se demostró en Descubriendo Nunca Jamás y Monster's Ball, pero ha sido una mala elección para una película Bond. No tiene olfato para la acción. Se acerca tanto con la cámara que no sabemos lo que ocurre, por qué, donde o a quien.
Un enlace con una cuenta bancaria en Haiti lleva a Bond hasta Mathieu Amalric, un hombre de negocios repulsivo y sin escrúpulos llamado Dominic Greene. Todos los grandes enemigos de Bond tienen algunas facetas curiosas, y Greene no es distinto. Amalric tiene una maravillosa arrogancia. Su secuaz, Elvis (Anatole Taubman), luce un peinado de monaguillo y mira como Tarantino. El diabólico plan de Amalric consiste en desestabilizar un régimen Sudamericano, poner en su lugar un dictador a sus órdenes, el General Medrano (Joaquin Cosio), y tomar el
![]() Lo mismo ocurre con Olga Kurylenko que es muy encantadora y competente pero carece de profundidad o rabia. Desde el punto de vista de guión, los motivos de su venganza responden a un topicazo; la fuerza de su mirada, nada que ver con la de Carole Bouquet en Solo para sus ojos...
Sin embargo, no todo es negativo en este Quantum of solace. Uno de los mayores placeres de la película es la maravillosa actuación de Judi Dench. Aquí está más en evidencia que en anteriores películas Bond y tiene una relación maternal y de flirteo con 007. Nada pone nerviosa a la M de Dench. En una escena tremenda, la vemos salir del baño secándose la cara con una toallita mientras da órdenes a sus operativos alrededor del mundo para limitar los movimientos de Bond. Existe una divertida complicidad entre los dos, mientras Craig lleva la eficiente crueldad de su Bond hasta nuevos y viciosos niveles, Dench tiene éxito interpretando a una recta M, a pesar de dirigir el espionaje internacional mientras está en el baño.
Aparte del guiño a Goldfinger con la agente Fields tendida muerta en la cama, hay otras secuencias que nos envían al pasado: Aparecen guiños a La espía que me amó, aquella en que Moore se deshace de Sandor en Egipto, tirándolo desde un tejado, negándole la corbata como escasa sujeción; o la caminata por el desierto (otro guiño a la escena de Moore / Bach). Tenemos una caída libre a lo Moonraker; una persecución de lanchas como en Vive y deja morir, y un corrupto país de la América latina como en Licencia para matar.
Sin dudas coincido en que la parte que se juega alrededor del escenario de Tosca es notable. Bond logra a base de observación e inteligencia hacerse de lo necesario
![]() Por último, se elogia la actuación de Daniel Craig, pero yo no lo veo tan claro y por ello estoy en desacuerdo con esta afirmación. De acuerdo que su Bond es atormentado, no duerme, y sólo piensa en hacer pagar al culpable; no interroga, si alguien trata de dañarlo, termina matándolo, pero su interpretación es plana a más no poder. Poca expresividad y estatismo es la sensación que me dio su interpretación. No puede evitar mezclar la justicia con la venganza, y cuando descubre los verdaderos planes de Greene quiere ayudar a los afectados, pero se da cuenta que no podría lograr nada. Sin embargo, me parece que el tema de la venganza podría haber dado mucho más de sí. Bond en esta ocasión vive como Leiter, en un dilema moral, y ahí es cuando uno se da cuenta de que a Bond no lo motiva su patria, lo motiva el deseo de hacer lo correcto, «estoy decepcionando» le dice a M tras enterarse que su gobierno prefiere no tocar a Greene.
Como en Casino Royale, la famosa melodía de John Barry no puede escucharse hasta el final; una decisión desconcertante, pienso, el no utilizar esta música al principio, por no hablar de la mediocre canción de los títulos de crédito, antaño piezas maestras de composición pop y desde la etapa Brosnan, motivo de sufrimiento entre los seguidores por lo flojísimo del nivel compositivo.
Decididamente estamos frente a la mutación más importante en la historia de la saga y creemos que eso no fue fácil de decidir por parte de sus creadores, sobre todo si aún en el cambio se quiere seguir siendo fiel a ciertos códigos y contentar a los que preferimos el Bond más inverosímil y fantasioso que este hiperrealista y violento.• |
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