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Danza macabra Danza macabra |
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Director (es) : Sergio Corbucci , Antonio Margheriti | ||||||||||||
Año : 1964 | ||||||||||||
País (es) : ITA-FRA | ||||||||||||
Género : Terror | ||||||||||||
Compañía productora : Giovanni Addessi Produzione Cinematografica/Vulsinia Films/Ulysse Productions | ||||||||||||
Productor (es) : Frank Belty (seudónimo de Leo Lax), Walter Sara (seudónimo de Marco Vicario) | ||||||||||||
Guionista (s) : Gordon Wilson Jr. (seudónimo de Sergio Corbucci), Jean Grimaud (seudónimo de Giovanni Grimaldi) | ||||||||||||
Fotografía : Richard Kramer (seudónimo de Riccardo Pallottini) | ||||||||||||
Diseño de producción : Warner Scott (seudónimo de Ottavio Scotti) | ||||||||||||
Música : Riz Ortolani | ||||||||||||
Montaje : Otello Colangeli | ||||||||||||
Efectos especiales : Enrico Catalucci | ||||||||||||
Ayudante (s) de dirección : Roger Drake (seudónimo de Ruggero Deodato) | ||||||||||||
Duración : 87 mn | ||||||||||||
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Barbara Steele
Georges Rivičre Margrete Robsahm Arturo Dominici Silvano Tranquilli Sylvia Sorrente Giovanni Cianfriglia Benito Stefanelli Umberto Raho John Peters |
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![]() SINOPSIS: Un joven periodista acude a una cita con Edgar Allan Poe con el fin de entrevistar al escritor. Este manifiesta que nunca se ha inventado nada, que todas sus historias son reales. Y para probarlo desafía al viajero a pasar una noche en la mansión ahora abandonada de un viejo amigo. A decir de Poe está encantada, maldita por los sucesos terribles del pasado.
COMENTARIO: Antonio Margheriti expone en Danza macabra (1964), un clásico a redescubrir del apasionante Gótico Italiano, la provocativa tesis, fantasmagórica, hórrida e irónicamente trágica, sobre como la violencia y la sangre pudiese perpetuar un eco en los lugares donde esta se ha ejercido hasta el punto de producir un simulacro de vida, una especie de representación repetitiva de los actos de violencia, un ciclo irrompible. La historia, típica en su enfrentamiento entre una mente racional y lo imposible, resulta una de las mejores periodo pese a no renegar nunca de su carácter explotativo con respectao a la seminal La máscara del demonio (1960) de Mario Bava. Como aquella es un decidido melodrama de terror, de arrebato romántico más allá de la muerte, amor necrófilo delirante y fatalismo en blanco y negro purísimo. Pero aporta algo nuevo e inteligentísimo: adapta a Poe,
![]() Ambas películas comienzan en este punto, entonces un joven periodista que pretende entrevistar a Poe de ve empujado a aceptar un desafío: pasar la noche en un caserón supuestamente encantado. Así comienza la verdadera historia. Pero en el trabajo de 1971 Margheriti introduce un énfasis diferente que deja ver una reflexiva modificación: la creación de una historia, la creación de una ficción (incluso con apuntes sobre la imaginación como maldición) tiene una mayor importancia, está subrayada constantemente a través de los diálogos que mantienen los dos personajes durante el camino ambos conversan sobre la sobre la verdad y el artificio que hay en la ficción; Poe está constantemente comentando la historia que
![]() De igual modo vuelve pasarse de la palabra a la imagen (a la inversa de la escena de apertura) y Margheriti toma el puesto de Poe como narrador o más bien “el narrador” deja la palabra y usa la imagen, lo cinematográfico sustituye a lo literario. No será casual que tras este prólogo la peripecia en si comience con una larga serie de escenas sin diálogo alguno que crea un clima irreal a partir del uso del decorado, la iluminación y la sugerencia, sin que lo sobrenatural ni siquiera haya aparecido ya estamos en otro mundo: el mundo de las historias. Y en este caso el hipnótico blanco y negro, casi plata, de Danza macabra supera por mucho a feísmo setentero de su réplica
Lo que presenciaremos en la casa será una suntuosa ceremonia nocturna sobre la persistencia de la tragedia y la historia repitiéndose a sí misma envuelta en un
![]() La película pertenece además a lo que se puede llamar con plena coherencia, un ciclo erigido alrededor de la presencia-tótem de esa actriz-presencia mesmerizante que fue Barbara Steele. Esta es, además, la mayor distancia de Danza macabra con respecto a su remake; la actriz británica, con sus rasgos angulosos, sus ojos imposible y su belleza de otro lugar simboliza-define por si misma a todo un género: Barbara Steele es la auténtica donna angelicata de ultratumba.
En Danza macabra personifica, encarna incluso en esta fantasmal, a la d
![]() Barbara Steele al margen, lo mejor del film se localiza en su extraordinario bloque central, dedicado a mostrar las teorías metafísicas del doctor Carmus sobre la pervivencia del ser tras actos de gran violencia visualizados a través de un dispositivo que difumina por completo lo vivido de lo imaginado; una fuerza onírica desatada y plasmada a la perfección a base de una continuidad total entre los dos planos narrativos que la película utiliza, donde las apariciones y alucinaciones (repeticiones de los hechos del pasados “suspendidos” en el éter) son introducidas sin solución de continuidad. Curiosamente Margheriti rueda y planifica toda esta parte de un modo casi exacto en las dos versiones dejando las variaciones estilísticas para un final más histérico en La horrible noche de los muertos y más melodramático en Danza macabra. En los dos caso en total consonancia con la sensibilidad de sus respectivos tiempos.•
Adrián Sánchez
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