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After Earth
After Earth
     
    Director (es) : M. Night Shyamalan
    Año : 2013
    País (es) : USA
    Género : Acción-Ciencia-ficción
    Compañía productora : Overbrook Entertainment/Blinding Edge Pictures para Columbia Pictures
    Productor (es) : Will Smith, James Lassiter, Jada Pinkett Smith, Caleeb Pinkett, Ashwin Rajan, John Rusk
    Productor (es) ejecutivo (s) : M. Night Shyamalan, E. Bennett Walsh
    Productor (es) asociado (s) : Kwame Parker
    Compañía distribuidora : Columbia Films
    Guionista (s) : Gary Whitta, M. Night Shyamalan
    Guión basado en : en una historia de Will Smith
    Fotografía : Peter Suschitzky en Color
    Diseño de producción : Thomas E. Sanders
    Director (es) artistico (s) : Robert W. Joseph, Dean Wolcott, Naaman Marshall
    Decorados : Rosemary Brandenburg
    Vestuario : Amy Westcott
    Maquillaje : Camille Henderson, Shutchai Tym Buacharern, Keith Sayer, Angel Radefeld
    Música : James Newton Howard
    Montaje : Steven Rosenblum
    Montaje de sonido : Roland N. Thai, Martín López, Steven Ticknor
    Sonido : Steve Tushar, Tod A. Maitland
    Efectos especiales : John Frazier, Dave Jackson, Jesse Orozco, Garth Steinheimer, Ray L. Wilkerson, Tommy Frazier, Craig Barnett, Cris Alex
    Ayudante (s) de dirección : Steve Battaglia, John Rusk
    Duración : 100 mn
   
     
    Will Smith
Jaden Smith
Sophie Okonedo
Glenn Morshower
Zoe Kravitz
Sacha Dhawan
Chris Geere
David Denman
Jaden Martin
Sincere L. Bobb
Diego Klattenhoff
   
   
   
La nave interestelar en la que viaja el comandante Cypher Raige sufre una serie de contratiempos una vez cruzan un espacio invadido de meteoritos. De resultas de todo ello, tan solo su hijo Kitai, de una docena de años, y él devienen los únicos supervivientes de la nada, debiendo realizar un aterrizaje forzoso en el planeta azul. Allí donde hace un millar de años sufrió una serie de hecatombes que llevaron a la humanidad a buscar una nueva ubicación para subsistir. Consecuencia de semejante devastación, la atmósfera de la Tierra ya no es respirable salvo si se emplean unas cápsulas que un malherido Chypher trata de administrar para que su hijo realice una una misión que acaba convirtiéndose en proeza, a juzgar con los numerosos obstáculos que se suceden en el camino.     
   
   
   

HACE UN MILLAR DE AÑOS...
 
Por Ramón Monedero
Las películas de M. Night Shyamalan antes de Airbender. El último guerrero (2010) no eran superproducciones de Hollywood. En eso al menos estaremos todos de acuerdo. Sin embargo, los estudios que estaban detrás de estas películas se empañaban en venderlas como si así lo fueran. Esto implicaba fundamentalmente una babilónica campaña de publicidad que invitaba al espectador a ver un film de Shyamalan casi con la misma predisposición que uno iba a ver una película como Transformers (2007). Se solía estrenar por las mismas fechas, se comparaban las recaudaciones, para el gran público era más o menos lo mismo una cosa que otra. No obstante, estaremos asimismo de acuerdo en que un largometraje de Shyamalan es una propuesta diferente que la última aventura protagonizada por los “autobots”.
Ahora, por desavenencias con el destino —y sobre todo con la taquilla—, M. Night Shyamalan se encuentra realizando ese cine que todo el mundo le pedía pero que él se negaba en redondo a realizar. En suma, superproducciones plagadas de efectos especiales y con un poso intelectual llevado al mínimo. After Earth (2013) es eso, aunque en conjunto podamos calificarla de mejor película que Airbender. El último guerrero. Las pretensiones de ambas, en cualquier caso, son parejas.
   A todo esto hay que sumarle que como es bien sabido uno vale en Hollywood lo que su última película recaudó y aunque Airbender amasó 320 millones de dólares, en proporción con lo que se invirtió (150 millones), las ganancias no fueron particularmente excelsas. Hagan sus cuentas. No cabe extrañarnos, por tanto, que en After Earth,Shyamalan haya perdido poder de decisión. La idea original no es suya sino de Will Smith, quien también produce la cinta junto a otra media docena de nombres, entre ellos, el mismo Shyamalan, quien sí firma el guión aunque lo haga junto a Gary Whitta (guionista de El libro de Eli). Atrás quedaron los tiempos en los que M. Night Shyamalan escribía, producía y dirigía en solitario una película. Ahora no solo él ha tomado las decisiones. Y esto se nota, fundamentalmente en lo previsible de su planteamiento, desarrollo y desenlace y quizá por esto Airbender, aún siendo un film inferior, resultaba eso sí, algo más resultón e impredecible porque uno no tenía muy claro aún qué podía salir de la mente del director de El sexto sentido (1999) en una película de artes marciales basada en una serie de animación.
   Sin embargo, en After Earth las cosas se tornan distintas y los elementos propios del cine de ciencia-ficción se muestran más accesorios que nunca, lo cual revela el origen de la historia que en un principio ideó Will Smith; la acción no transcurría en un contexto fantástico sino en una mundana carretera dejada de la mano de Dios. No obstante, y aquí es donde After Earth gana enteros, la mano de su director asoma en contadas ocasiones (tanto en decisiones de guión como en soluciones visuales) poniendo de manifiesto sus esfuerzos con entidad propia que las circunstancias actuales no le permiten desarrollarse en su totalidad.
   En este sentido, lo más sorprendente de After Earth es que en conjunto termine siendo una película relativamente "shyamalaniana" pues casi todas las acciones importantes del film se originan merced a decisiones eminentemente emocionales (véase el momento en el que Kitai salta al vacío desde lo alto de una cascada). Esto revela un acusado desinterés por parte de Shyamalan en las escenas supuestamente más espectaculares (el accidente de la nave espacial que se estrella en la Tierra se produce fuera de campo con la pantalla en negro) frente a otros momentos más decisivos para la creación del personaje (el momento en el que Kitai es envenenado por un insecto filmado casi en un único plano) lo que adquiere un cariz decisivo en el clímax final de la película este sí, planteado y resuelto de una forma muy propia del director. Al contrario de lo que se podría esperar de una superproducción de Hollywood (y volvemos a lo que hablábamos al principio) el final de After Earth no deviene una descomunal explosión de efectos especiales que invaden la pantalla con multitudes de guerreros, bestias o alienígenas —como sí lo era Airbender— sino que se produce una transformación interna del personaje de Kitai acerca de cómo encarar la existencia a la par que, eso sí, se enfrenta con una criatura interestelar (por eso de llenar el cupo de bichos mínimamente exigibles en una producción de este tipo). Así pues, el clímax de After Earth no se diferencia tanto del de Señales (2002) o La joven del agua (2006).
   En definitiva, After Earth representa hasta la fecha el esfuerzo más notable por parte de M. Night Shyamalan de adaptar sus intereses a una superproducción de Hollywood sin perder demasiado el norte que le confirieron sus anteriores películas y todo sin que nada se note demasiado. No obstante, seguimos estando ante un film que dista aún de sus mejores películas y que en el fondo sigue poniendo de manifiesto que la producción multimillonaria hecha por Hollywood no supone un plato del gusto de Shyamalan. Sería como pedirle a un compositor y director de orquesta de cámara que escriba y dirija para una orquesta sinfónica de un centenar de músicos. No es su espacio o, por lo menos, se resiste tanto a entrar en él que parece inviable empeñarse en que Shyamalan dirija una película de este tipo.
   Sigo pensando que a M. Night Shyamalan le haría más bien que mal hacer una película pequeña y sin pretensiones tipo La trampa del mal (2010) —en cuya producción participó— que empeñarse en demostrar que es un director de cine de palomitas tan efectivo como podrían corresponderse con Steven Spielberg o James Cameron porque, al menos de momento, parece claro que no es así.•
   
   
     
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AFTER EARTH (2013) 
                                      
James Newton Howard
Sony Masterworks 372547, 2013.
Duración: 57: 23. 

COMENTARIO (Por Christian Aguilera): La mayor parte de los films de M. Night Shyamalan se pliegan, a efectos de guión, sobre una premisa argumental que va progresando hasta alcanzar el clímax. Para ello, el cineasta oriundo de la India suele apartarse del concepto de trabajar historias en paralelo que puedan “distraer” el que se adivina conforme al motor del relato. La excepción de esta “regla no escrita” podrían darse en El protegido (2000). Semejante norma, en cambio, se cumple, por ejemplo, en su última producción hasta la fecha, After Earth (2013), en que no existen “interferencias” en torno a la matriz de un relato soportado por el protagonismo compartido por el ranger Chyper Raige (Will Smith) y su hijo Kitai (Jaden Smith). Lo dicho explica, en cierta manera, el porqué James Newton Howard se muestra cómodo dentro del cine de Shyamalan, contabilizándose, a fecha de hoy, un total de ocho colaboraciones en común, tantas como producciones bajo bandera estadounidense ha filmado el controvertido cineasta. Para un compositor del temperamento creativo de Newton Howard, su aportación al cine de Shyamalan va en la dirección de penetrar, a través de sus partituras, en el corazón y asimismo en el pensamiento de los personajes en liza, moviéndose con suficiencia en los “intersticios” de la mente de éstos. Todo un lujo en el actual panorama de las bandas sonoras, del que James Newton Howard trata de sacar rédito arbolando, por lo general, partituras que pueden ser degustadas fuera de su “contexto” natural, esto es, en armonía con el soporte visual para el que ha sido concebido. En este “hábitat”, ajeno a la realidad de la gran pantalla, se puede percibir con mayor tino la riqueza de matices y la amplitud de registros instrumentales de una composición que trata de vertebrar su discurso musical n sobre el principio de explorar, escrutar en las motivaciones “internas” de los personajes.
   Más enfilada hacia una propuesta que se mueve en el espectro de lo reflexivo que de la pura acción arbitrada con un sentido acumulativo, la audición del score de After Earth permite al aficionado sumergirse en un universo que perfila esa relación parternofilial sostenida entre Chyper y Kitai con sus “luces y sombras”. El piano cobra protagonismo cuando el efecto que se pretende razona sobres esas conexiones emocionales cargadas de un sentimiento amoroso, mientras que los violines alumbran los espacios temporales donde la pérdida, el alejamiento  progresivo —físico y emocional; Kitai emprende un «viaje iniciático» cuya supervivencia se antoja toda una incógnita— se corresponden con el concepto del dolor y la necesidad de "reprogramar" ciertos comportamientos aprendidos. El score de Newton Howard se edifica sobre estos propósitos, pero en su comentario musical no quedan excluidas las modulaciones más ajustadas a las formulaciones de un cine evasivo. En éstas opera una abundancia de secuencias de teclados programadas al ordenador, arropadas en ocasiones por voces corales y pinceladas en la percusión en forma de reproducción de una instrumentación “exótica” —recuérdese el espacio “virginal” donde se mueve el personaje del aspirante a ranger Kitai— que le llevan a emparentarse con el patrimonio musical de su tocayo Horner.    
   En suma, James Newton Howard puede vanagloriarse de haber compuesto otra partitura que dota de expresividad, insufla “vida” al cuerpo de una producción que se sitúa unos peldaños por debajo de algunas de las propuestas abordadas en su fase inicial —descontados sus dos largometrajes hindúes de escasa repercusión comercial en Occidente—, aquellas donde el angelino se avino a participar movido por la intuición. El sexto sentido de Newton Howard no le traicionaría y puede presumir que entre las principales virtudes del cine de Shyamalan se sitúe en un lugar preferente unas composiciones musicales que, por lo general, contribuyen a elevar el listón de la valoración que pueda despertar por separado cada una de las mismas.•
   
       
   

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