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Victor Frankenstein
Victor Frankenstein
     
    Director (es) : Max Landis
    Año : 2015
    País (es) : USA-GBR
    Género : Terror-Ciencia-ficción
    Compañía productora : Moving Picture Company/TSG Entertainment/Davis Entertainment para Twentieth Century-Fox
    Productor (es) : John Davis, Mairi Brett
    Productor (es) ejecutivo (s) : Derek Dauchy, Ira Shuman
    Compañía distribuidora : Hispano Foxfilm
    Guionista (s) : Max Landis
    Guión basado en : en una historia de Max Landis, y en la novela Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary W. Shelley
    Fotografía : Fabian Wagner en Color
    Diseño de producción : Eve Stewart
    Director (es) artistico (s) : Oliver Carroll, Grant Armstrong, Tom Weaving, Ravi Bansal
    Decorados : Michael Standish
    Vestuario : Jany Temime
    Maquillaje : Dan Frye, Nicky Knowles
    Música : Craig Armstrong
    Montaje : Andrew Hulme, Charlie Phillips
    Montaje de sonido : Jed Loughran, James Mather, Samir Foco
    Ayudante (s) de dirección : Toby Ford, Adam Byles
    Duración : 110 mn
   
     
    Daniel Radcliffe
James McAvoy
Jessica Brown Findlay
Daniel Mays
Bronson Webb
Spencer Wilding
Andrew Scott
Charles Dance
Freddie Fox
Robin Pearce
Guillaume Delaunay
Di Botcher
   
   
   

FRANKENSTEIN VERSIÓN 2.0
 
Por Christian Aguilera
   
     
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Editorial: Mondadori.
Colección: Grandes clásicos.
Autora: Mary W. Shelley.
Año de edición:
2006.
323 páginas. Tapa dura. Prólogo de Alberto Manguel
.

COMENTARIO (Por Susanna Farré): La historia del que es seguramente el monstruo más famoso de la literatura, adaptada para el cine de muy diversos modos a través de numerosos filmes, secuelas, y derivaciones varias en el género fantástico y de terror, ha vuelto a ser editada por la editorial Mondadori, para satisfacción de sus admiradores y de todos aquellos que aún no han podido disfrutar de este magnífico relato considerado de género gótico. La presente, es una edición de lujo que deleita, tanto por el contenido de la maravillosa historia en sí, como por el extenso prólogo que Alberto Manguel, un experto en la genealogía del monstruo y su transposición a la pantalla, dedica en esta ocasión a lo largo de setenta páginas de una muy interesante reflexión sobre la evolución e influencia del monstruo en la historia del cine.
    Para todos aquellos que aún no conozcan una de las obras más maravillosas del Romanticismo europeo de principios del siglo XIX, la historia del doctor Frankenstein, un científico que se atreve a ostentar el papel del Dios Creador y consigue insuflar vida en un cuerpo inerte compuesto de miembros dispares de diversos cadáveres, sorprenderá por cuanto tiene de distante con las famosas sagas cinematográficas que las productoras americanas Universal, durante los años treinta y cuarenta del pasado siglo, y posteriormente Hammer, desde finales de los cincuenta a mediados de los setenta legaron para la historia del cine de terror. Escrita con una prosa deliciosamente sencilla, la novela de Mary Shelley tiene por subtítulos el moderno Prometeo, en alusión al mito griego del Titán del mismo nombre que, tras ser conminado por los dioses a crear al hombre, desafió a Zeus robando el fuego del Olimpo para dárselo a los humanos y así procurarles calor y protección. Prometeo está asociado, según la mitología, al otorgamiento del conocimiento a los hombres, los cuales se ven «condenados» a una búsqueda eterna del mismo. El doctor Frankenstein es, pues, el moderno Prometeo, un científico que trata de rebasar los límites del conocimiento humano para llegar a lo más alto —y también lo más prohibido— de sus facultades como ser creador: construir un ser a su semejanza, como hizo el Dios cristiano a quien pretende llegar a emular. Al igual que el titán griego, Frankenstein será castigado por su osadía y, lejos de crear un ser perfecto, concibe una suerte de monstruosa criatura a la cual renuncia y abandona a la crueldad de un mundo que lo rechaza por su monstruosa apariencia, por lo que la criatura se llena de rencor y odio hacia los humanos. El «diablo», como así lo llama el doctor Frankenstein en alusión al personaje de Satán de El Paraíso perdido de John Milton —una de las referencias claves en la novela de Shelley— decide perseguir a su creador para exigirle la creación de una compañera que le consuele en su sufrimiento. El doctor se niega a ello, horrorizado por las probables consecuencias del asesino que él mismo ha creado, por lo que la venganza de aquél caerá sobre él y sobre sus seres más queridos.
La novela de Mary Shelley es uno de los ejemplos más bellos del romanticismo literario de inicios del siglo XIX. Shelley, mujer del gran poeta romántico Percy Shelley, escribió esta prodigiosa obra cuando contaba tan sólo diecinueve años, durante una estancia veraniega en Suiza junto a su marido. En Chapuis, al lado del lago Ginebra, una noche de aquel tormentoso verano de1816, se reunieron en la mansión alquilada por Lord Byron, además de éste, los Shelley, la hermana de Mary y el médico de Byron, John Polidori. Lord Byron propuso, tras una lectura de relatos de fantasmas, que cada uno inventara un relato de terror, idea de la cual surgió la criatura del Dr. Frankenstein. Aunque Mary fue la que más dificultades encontró para hallar la inspiración para su novela, finalmente consiguió escribir, de entre este grupo, la obra más genial, puesto que los relatos de los demás fueron abandonados, y sólo en un caso (el de Polidori) darían lugar a un relato posterior: El vampiro.
   Existe en la novela de Shelley numerosos pasajes que conectan directamente con el espíritu romántico de aquella época, como la exaltación de la naturaleza, bella y espectacular en su grandeza, pero a la vez amenazadora y peligrosa en su violenta explosión, como la que Frankenstein contempla cuando inicia su viaje por los Alpes para recuperar su salud, sublimado ante unos paisajes que nos remiten sin dudarlo a los mejores cuadros de Friedrich, o la misma que a través de una violenta tormenta provoca con sus rayos el nacimiento de la vida en el cuerpo de un gigantesco ser compuesto de fragmentos muertos. Siguiendo con este pictorialismo, el paisaje helado del polo con el que se inicia y finaliza la novela vuelve a recordarnos las pinturas del alemán antes citado, paisajes bellísimos pero desolados por su grandeza y superioridad ante el hombre, el cual no es nada ante tamaña creación divina. De otro modo, también el espíritu romántico está presente en la nostalgia del pasado y en la exposición de los peligros que el progreso humano supone para la destrucción misma del hombre. Este es el gran tema de la novela: el enfrentamiento del ser humano consigo mismo, con Dios como parte positiva de su esencia, y con el diablo como vehículo tentador de lo más terrible de su condición. El Fausto de Goethe está presente también en el paralelismo que se establece entre ambas historias, así como Las aventuras del joven Werther del mismo autor —este último mencionado por el protagonista en el mismo texto como una de sus lecturas predilectas, junto a El paraído Perdido y Vidas paralelas de Plutarco—; Frankenstein es un nuevo Fausto que vende su alma al diablo como moneda de cambio para conseguir sus ambiciosos planes. Pero, como es bien sabido, el demonio no perdona las deudas por los favores otorgados, y Frankenstein se verá irremisiblemente volcado a la desgracia como pago y castigo por su osada ambición.

Iconos de la Universal y de la Hammer

Resulta curioso que las mejores adaptaciones que se han hecho para el cine de la historia de Mary Shelley correspondan a films que se desvían bastante de la trama argumental seguida en el libro. Así, dos de las películas más famosas sobre este monstruo, dirigidas para la Universal por James Whale durante los años treinta (El doctor Frankenstein y La novia de Frankenstein), mostraban una criatura que poco tenía que ver con la descripción física que desarrolló Shelley en su novela. El maquillaje de Jack P. Pierce inmortalizaría a la famosa criatura dándole el aspecto que todos le atribuimos, una absoluta obra maestra de caracterización e interpretación por parte del gran Boris Karloff que constituiría, junto a muchas variaciones sobre la historia original, una especie de “recreación” del mito por parte de Whale. No hay que restarle mérito, sin embargo, a otras obras posteriores de la Universal, como The Shadow of Frankenstein, dirigida por Rowland V. Lee, una obra muy a tener en cuenta dentro de las secuelas derivadas de la historia original sobre el monstruo.
Lo mismo ocurrió con las mejores obras de la otra saga basada en la novela que, esta vez centrada en la figura del doctor y no en el monstruo mismo, llevarían a la productora Hammer a su mítico liderazgo dentro del género del cine fantástico y de terror de serie B. De entre estas películas, ya muy alejadas de la historia original del libro, de manera especial por el cambio operado en el personaje del doctor (el inolvidable
Peter Cushing), el cual se convierte en un verdadero y diabólico malvado ávido de ambición y fama a cualquier precio, destacan La maldición de Frankenstein y la genial Frankenstein created Woman, además de otros títulos menores pero igualmente venerados como obras de culto, como The Revenge of Frankenstein (1958), El cerebro de Frankenstein (1969), Frankenstein y el monstruo del infierno (1973). todas ellas dirigidas por el genial Terence Fisher.
   Alberto Manguel, en el prólogo mencionado para la presente edición de Mondadori, recorre sobre todo las adaptaciones cinematográficas llevadas a cabo por la Universal, centrándose básicamente en la más aclamada de ellas, La novia de Frankenstein, y ofreciendo con ello un análisis pormenorizado de los distintos temas y paralelismos que se proponen tanto en la novela, en la que la historia de la novia tan sólo está esbozada, como en la adaptación que desarrolla esta trama argumental sólo inciada por Shelley y que dio como consecuencia el extraordinario film que Manguel analiza detalladamente desde diversos y muy interesantes puntos de vista y que contribuyen a que esta edición sea aún más interesante de lo que la obra en sí ya puede justificar.
   La historia de Frankenstein ha generado, además de las adaptaciones cinematográficas anteriormente citadas, multitud de películas que, si bien menos conocidas que las sagas anteriores, han adaptado, cada una a su manera, el libro original de Shelley, intentando con ello acercarse más o menos fielmente al relato de la escritora. De entre ellas, una de las más cercanas al libro, pese a ser en sí misma una adaptación también bastante libre, es el 
Frankenstein de Mary Shelley (1994), que ya en su título anunciaba su intención de acercarse más al relato original, pese a mostrar respecto a él bastantes divergencias. Otras obras, por citar sólo algunas basadas o inspiradas en el relato de Shelley, son Victor Frankenstein, de Calvin Floyd, la saga televisiva Frankenstein, dirigida por Marcus Nispel en 1994, la warholiana Flesh for Frankenstein, realizada por Paul Morrissey y Antonio Margheriti, Frankenstein Unbound (1990)la serie televisiva de Kevin Connor Frankenstein, y un largo etcétera de obras más o menos destacables, las cuales son analizadas —como recomendación para aquel que pretenda ahondar en el tema—, en el espléndido análisis que Tomás Fernández Valentí y Antonio José Navarro realizaron en su libro El mito de la vida artificial: Frankenstein (ed. Nuer, Madrid, 2000). Otras producciones que merece la pena destacar, aunque sean aún más lejanas al relato de Shelley, pues adaptan las primeras obras de Whale como una suerte de homenaje cómico serían: El jovencito Frankenstein (1974) o Frankenweeney (2012). Por otro lado, merece la pena recordar también las obras Remando el viento (1987) , una obra bastante irregular aunque muy interesante en su planteamiento, y la más cercana en el tiempo  Dioses y monstruos (1998). Ambas obras constituyen recreaciones colaterales de la historia de la escritora, puesto que la primera narra los sucesos acaecidos en aquella famosa reunión nocturna en Ginebra, a partir de la cual se gestó de la pluma de la joven Shelley el monstruo, así como la relación de Shelley con sus ilustres compañeros, y la segunda relata la controvertida vida de James Whale, el creador del otro Frankenstein memorable, esta vez el cinematográfico que, adoptando ya sí con su nombre la doble atribución del creador y el monstruo quedará para siempre en nuestra memoria como uno de los mitos de terror más importantes de la literatura y del cine.•

   
   
     
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    VICTOR FRANKENSTEIN (2015)  
Craig Armstrong
La-La Land Records LLLCD 1368, 2015. Duración: 68: 27.
   
       
   

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