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Río de sangre
The Big Sky
     
    Director (es) : Howard Hawks
    Año : 1952
    País (es) : USA
    Género : Western
    Compañía productora : Winchester Pictures Corporation
    Productor (es) : Howard Hawks
    Guionista (s) : Dudley Nichols
    Guión basado en : la novela de A. B. Guthrie
    Fotografía : Russell Harlan
    Director (es) artistico (s) : Albert S. D'Agostino, Perry Ferguson
    Decorados : Darrell Silvera, William Stevens
    Vestuario : Dorothy Jeakins
    Música : Dimitri Tiomkin
    Montaje : Christian Nyby
    Ayudante (s) de dirección : William McGarry
    Duración : 140 mn
   
     
    Kirk Douglas
Dewey Martin
Elizabeth Coyote Threatt
Arthur Hunnicutt
Buddy Baer
Hank Worden
Jim Davis
Henri Letondal
Robert Hunter
Paul Frees
Guy Wilkerson
Don Beddoe
Barbara Hawks
Booth Colman
   
   
   

Kentucky, año 1832. Jim Deakins cruza el bosque con su carro y se encuentra a Boone Caudill, que le salva la vida al impedir que una serpiente le muerda. A la conclusión de dicho incidente se hacen amigos y viajan hasta San Luis buscando el tío del segundo. Tras una pelea acaban en la cárcel donde por fin pueden encontrar al tío Zeb Calloway. Tras pagar la fianza y salir de la misma, todos ellos junto con otros tramperos deciden remontar por barco el río Missouri, bajo el mando del capitán francés Jouvalonnais, con la intención de comprar directamente las pieles a los indios Pies Negros, sin pasar por la intermediación de la compañía peletera quien dirige de manera casi exclusiva dicho negocio. En su viaje se encontrarán en tierras donde nunca antes el «hombre blanco» había pasado y estarán sometidos a un peligro constante. Para el intercambio comercial llevan a una joven india, hija del jefe de los Pies Negros, llamada ojos de garza, que ha sido liberada de un poblado rival para facilitar la transacción. En el trayecto son atacados por traficantes ilegales como MacMasters, aliados con los indios. Finalmente consiguen un buen trato comercial y Boone, que se había enamorado de la princesa india, se casa con ella y se queda en territorio indio.

   
   
   

UN «WESTERN»-PROTOTIPO DE HAWKS
 
Por Frederic Soldevila
Río de Sangre es conocida en España por tratarse de uno de los cinco ríos del oeste, cuatro de los cuales fueron rodados por Howard Hawks (Río Rojo, Río de Sangre, Río Bravo y Río Lobo) y el restante (Río Grande) por el maestro John Ford. Esta película, primera que financiaría la nueva productora creada por el director, la Winchester Productions, se acostumbra a clasificar dentro del género del Oeste, aunque se trata de un período y un lugar no muy común para las mismos. Escrito por Dudley Nichols (autor también del guión de La diligencia), adapta la primera parte de la novela The Big Sky (1947), de Alfred B. Gurthrie Jr.
   El film incorpora varias de las constantes argumentales del realizador, a saber: elogio del compañerismo, exaltación de la amistad, enaltecimiento del espíritu innovador y del sentimiento aventurero, tratamiento respetuoso de la población india, defensa de los valores de la colaboración y del trabajo en equipo, prevalencia del honor sobre los sentimientos, etc. De acuerdo con los gustos del realizador, la itinerancia de los protagonistas deviene una odisea (alegoría de la vida), que los enfrenta (como en Río Rojo) a una larga serie de amenazas y peligros. A ratos nos recuerda a Río Rojo, otra película construida a partir de un trabajo de riesgo, aunque aquí estamos ante un título quizás menos profundo y con mayores concesiones al humor y el desenfado, más lúdico. En opinión del especialista Robin Wood, que compara los dos westerns, «Al igual que Río Rojo, Río de sangre tiene como tema principal el crecimiento de un joven hasta alcanzar la madurez; pero mientras que en Río Rojo las fases de ese crecimiento eran también etapas en el transporte de ganado (el desarrollo público y privado coincidían), es difícil encontrar tan cercana conexión en Rio de Sangre» (1). Pero no por ello deja en ningún momento de ser profundamente hawksiana, por esa manera tan especial que tenía el director de El Dorado (1966) de describir a los grupos humanos que viven peligrosamente. Hawks no subraya jamás ese peligro —al igual que tampoco lo hace con la violencia—, ni lo dramatiza en exceso. Nos lo muestra como un corolario lógico, como un gaje cotidiano de un oficio determinado, ya sea este el de piloto, cazador de fieras vivas, servidor del Orden en un villorrio del Far West o tratante de pieles en territorio hostil. Sus protagonistas ya saben dónde se han metido, y a qué atenerse, y eso resplandece en Río de sangre, lo mismo que en Sólo los ángeles tienen alas (1939), Río Bravo (1959) o Hatari (1963): han elegido hacer precisamente ese trabajo, con sus riesgos inherentes, y es menester hacerlo lo mejor posible, con eso que entendemos por profesionalidad, tema tan grato al director.
   Por otra parte, son admirables las atmósferas de compañerismo y amistad que se crean en esta película, que tienen su contrapunto en los planos generales usados en el ascenso del río Missouri, que los restituye de una manera dramática a su desconocido destino: los planos de los indios siguiendo amenazadoramente al barco desde la ribera poseen una misteriosa belleza. Pero la historia personal es el rasgo más interesante de Río de Sangre, con la relación de los dos protagonistas en primer plano, una relaciones naturales, cuya raíz es un profundo e intenso respeto mutuo, y mientras en Río Rojo la relación central entre John Wayne y Montgomery Clift era casi la existente entre un padre y un hijo, en Río de Sangre es una relación entre un hermano mayor, Jim Deakins (Kirk Douglas) y otro menor, Boone Caudill (Dewey Martin). A pesar de su independencia, Boone demuestra continuamente necesitar a un hombre mayor como modelo. Zeb asume en parte este rol, pero Jim lo encarna mejor: está mucho más próximo a Boone y tiene aproximadamente la edad que tenía su hermano auténtico cuando lo asesinaron. El esquema de conducta ya se establece en el salón, a los pocos días de haberse conocido. Jim agarra a una camarera y baila con ella, Boone (que quiere a Jim para él), les separa; Jim se apoya en la barra y jalea a la chica, Boone en seguida le imita. A lo largo de la película, lo que hace Boone es lo que cree que Jim espera de él o lo que Jim mismo desea hacer. Jim se enamora de Ojos de Garza, y Boone se casa con ella. Tras llegar al campamento indio, Boone, aburrido e inquieto, sugiera que vayan de caza; pero Jim tiene una razón para quedarse por allí, y entonces Boone, como si le hubiesen apuntado, dice inmediatamente: «Quizá yo también tenga una razón para quedarme por aquí». Se podría intuir a partir de esto que lo que hace Boone (sin ser consciente de que esta es la motivación que le anima), es tratar de impedir que Jim le abandone, como su hermano le abandonó al morir: significativamente, el amor de Boone hacia Jim se expresa por medio de la identificación. La relación entre ellos es tan íntima que incluso la princesa india se siente atraída por ambos. Su atracción por Boone se expresa por medio de un violento antagonismo sexual (Ojos de Garza quiere quitarle por todos los medios la cabellera del indio Pies Negros que asesinó a su hermano, para enterrarla) que ofrece interesantes conexiones con otras relaciones heterosexuales de Hawks. Para curarle la herida que ella misma le ha causado, vierte con deleite whisky en ella. Sin embargo, su amor por Jim se expresa a través de una ternura protectora, que se hace particularme evidente en la escena en que, tras ser herido por los indios, le da calor apretándole contra ella; un gesto cuyo efecto resulta más poderoso cuando se recuerda que anteriormente ella había mostrado una extrema reticencia al contacto físico. El regalo de la india hace a Jim tiene un sentido ambiguo: significa que le quiere, pero, añade Zeb, «como a un hermano». Su despedida de Jim, con un gesto que significa «mi corazón es tuyo», revela una pena profunda.
El final del film es emocionalmente muy complejo. La decisión de Boone de volver con Ojos de Garza (quien era para él menos valiosa que el rifle con el que la compró) viene motivada principalmente por su deseo de recuperar su respeto de Jim, no por el amor a la muchacha: las miradas que intercambian durante el incidente de la compra de la joven india, y más tarde en el bote y en el campamento, son los momentos de máxima intensidad del filme. Sin ambargo, tras tomar la decisión, Boone, la asume con alegría, sintiendo una libertad recién estrenada, y vuelve feliz con Ojos de Garza: es un final afirmativo (se ha hecho adulto), no trágico. Es crucial aquí el momento en que quema la cabellera, pues demuestra su ecién adquirida independencia respecto a la figura de su hermano mayor. Había contraído casualmente su responsabilidad respecto a la india, por motivos erróneos y en parte inconscientes; lo que indica su acceso a la madurez es su aceptación consciente de esa responsabilidad. Por ello tiene por ello razón Quim Casas al explicar que «pese a su carácter aventurero y su componente mítica, que ejercen una indudable influencia sobre los cauces del relato, Río de Sangre posee un sentimiento global de peripecia íntima, de drama individualizado, en el que los acontecimientos y el paisaje actúan más sobre los personajes que sobre la Historia en letras mayúsculas». (2)
   Aunque la película tiene un desarrollo sensiblemente diferente —y una mayor calidad— la trama coincide en su planteamiento con Paso al Noroeste (1940) y Horizontes azules (1955). Con la segunda, la semejanza también tiene que ver con el conflicto entre los tres personajes principales: dos colonizadores (Kirk Douglas y Martin Dewey) y una indígena (Elizabeth Threatt) mucho mejor caracterizada que la nativa de la cinta de Maté. Filmada en los bellísimos escenarios naturales del Parque Nacional Grand Teton, en Wyoming, Río de sangre acumula en su haber excelentes créditos. El guión es obra de Dudley Nichols, colaborador habitual de Ford en los años 30, de la fotografía se ocupó Russell Harlan, especialista en westerns, y  la música fue responsabilidad del maestro Dimitri Tiomkin. Arthur Hunnicut estuvo nominado al Oscar al Mejor Secundario, arropado a su vez por estupendos característicos, tales como el fordiano Hank Worden, que compone un impagable indio borrachín y majareta.•
 

(1)  Howard Hawks. Robin Wood. Ediciones JC. Colección directores de cine nº 9-10. Madrid, 1982. p. 129.
(2)  Howard Hawks. La comedia de la vida. Quim Casas. Libros Dirigido, serie mayor nº 8. Pag. 318. Barcelona, 1998.
   
     
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Características DVD: Contenidos: Disco 1: Menús interactivos / Acceso directo a escenas. Disco 2: Extras. Audiocomentario / Ensayo visual del crítico Tag Gallagher sobre el director y la película (2008). Formato:    1.85:1 , 16:9  . Idiomas:  Castellano e Inglés. Subtítulos: Castellano. Duración: 120 mn. Distribuidora:  Manga Films. Fecha de lanzamiento: 24 de febrero de 2010.

   
   
     
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THE BIG SKY (1952)
Dimitri Tiomkin
Brigham Young Film Music Archives FMA/DT111, 2003. Duración: 69: 02.

   
       
   

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