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David Cronenberg | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Fecha y lugar de nacimiento : | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
15 de marzo de 1943, en Toronto (Canadá). | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Actividades previas : | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
transita por varios centros docentes durante su etapa infantil y adolescente (Dewson Street Public School, Kent Senior School, Harbord Collegiate, North Toronto Collegiate); al cabo de un año de matricularse abandona sus estudios de Ciencias Biológicas en la Universidad de Toronto (1963); su afición por la literatura le conduce a escribir varios relatos cortos que le reportan ganar el Epstein Award y el Gertrude Lawler Scolarship (1964); tras realizar un viaje por Europa se gradúa en Lengua y Literatura por la Universidad de Toronto (1967), al tiempo que exhibe en pequeños circuitos cinematográficos de Toronto su primer cortometraje, Transfer (1966); al igual que en su anterior trabajo, se encarga de la dirección, del guión, de la fotografía y del montaje de su segundo cortometraje, From the Drain (1967); la compañía de nuevo cuño Emergent Films le financia Stereo (1969), su debut en el campo del largometraje. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Otras actividades : | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
guionista, actor, director de fotografÃÂÂÂa y montador. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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A partir de que Cahiers du cinéma formulara a mediados de los cincuenta su teoría sobre el director como auteur cinematográfico, la crítica europea ha hecho de esta premisa un «dogma de fe». Así, la obra de un cineasta que diera señales de articular un discurso personal, merecía que sus trabajos fueran evaluados como «piedras preciosas» que conforman un singular «mosaico». Sin duda, el canadiense David Cronenberg ha sido uno de los cineastas enmarcados dentro del fantástico que mayor beneficio le ha reportado esta forma de proceder de la crítica del viejo continente. Cada una de sus películas está justificada en función de sus anteriores o posteriores hallazgos cinematográficos. Evidentemente, los datos biográficos de Cronenberg (interesado en los films de «arte y ensayo» de los sesenta, preferiblemente de la nouvelle vague; devoto de autores de referencia dentro de la literatura europea del siglo XX, como Sartre o Nabokov, etc.) apuntaban a aplicar la doctrina cahierista. Si prescindimos de esta actitud mimética en la que se ha posicionado gran parte de la crítica europea, la carrera cinematográfica de David Cronenberg resulta estimulante en el primer tercio de cada uno de sus films, aquellos que suelen coincidir con la exposición del itinerario de un individuo a punto de fallecer como consecuencia de un elemento de origen desconocido, o de experimentar una transformación en su organismo. En este sentido, los prólogos de Cromosoma 3 y Scanners podrían entenderse como pinceladas antológicas del fantástico contemporáneo, aunque su posterior desarrollo argumental arroje una sensación de decepción. Antiguo estudiante de Ciencias Biológicas y de literatura en la Universidad de Toronto, David Cronenberg obtuvo su primer reconocimiento internacional precisamente merced a estos títulos ubicados en una época del género fantástico en la que empezaban a proliferar adaptaciones cinematográficas de novelas de Stephen King. Cronenberg no se pudo abstraer de llevar a cabo una adaptación del escritor de Maine, en su caso La zona muerta. En un principio se podía entender que la aceptación de semejante proyecto obedecía a una concesión a la poderosa industria estadounidense por parte de Cronenberg, pero su exposición argumental encontraba no pocas similitudes con sus anteriores trabajos, incluido Videodrome, una particular visión metafórica sobre el poder alienador de la televisión. Los óptimos resultados económicos que habían generado títulos como La mosca --una readaptación del relato clásico de George Langelaan que asimismo sirviera de base para la versión homónima dirigida por Kurt Neumann en 1958-- o su obra maestra Inseparables permitió a Cronenberg rescatar del olvido algunos proyectos antiguos. A tal efecto, Cronenberg pudo rodar El almuerzo desnudo y Crash, cuya complejidad para ser trasladadas a la gran pantalla partía de sus originales literarios firmados por William S. Burroughs y Jim Graham Ballard, respectivamente. Una loable apuesta por el riesgo que ha marcado la trayectoria profesional de Cronenberg, a la que se suma M. Butterfly y eXistenZ en las que una vez más se pone de manifiesto la imposibilidad del cine de Cronenberg en conferir un nivel de regularidad a sus propuestas cinematográficas pese a que cuente en el apartado técnico con un equipo prácticamente indisoluble (el operador Peter Suchintzky, el compositor Howard Shore, el montador Ron Sanders y la directora artística Carol Spier). La concentración de títulos en los años noventa (El almuerzo desnudo, Crash) que bien pudieran ubicarse en su etapa primaria (Rabia, Vinieron de dentro de...) por su carácter experimental y por sus desequilibros a nivel narrativo, imposibilitan entender la obra de Cronenberg en constante evolución. Diríase que estamos ante un director con una filmografía desordenada, abstracta, que inevitablemente se traduce en el desarrollo argumental de la mayoría de sus films. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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CRONENBERG NOVELISTA Por Àlex Aguilera
Editorial: Anagrama.
![]() ![]() ![]() Colección: Panorama de Narrativas nº 911.
Autor: David Cronenberg.
Existe un cierto paralelismo entre directores que se atribuyen un compromiso ineludible hacia el arte de escribir y su transposición en imágenes. Ese don natural que pudiese darle la escritura a un cineasta aún en activo como en el caso que nos ocupa de David Cronenberg no vino sobrevenido a partir de su incursión en el séptimo arte. Antes que director, Cronenberg se licenció en Filosofía Inglesa en la Universidad de Toronto allá por los años sesenta. De allí y de su filiación familiar provendría su filiación hacia las letras, antes que por la imagen. Inclusive, llegó a obtener en esa época un premio Epstein en la modalidad de relato breve. Por consiguiente, estamos ante un lector ávido de nuevos conocimientos y un escritor compulsivo —la mayor parte de su filmografía viene firmada como guionista en solitario—. En esta su primera novela, Consumidos, llegamos a comprender mejor el carácter de director poco usual en su concepción del arte como tal. Guste o no, Cronenberg resulta más provocador e irreverente de lo que la primera parte de su filmografía pudiera hacernos ver. Si bien, los más amantes al fantástico preferimos esos primeros títulos perfectamente encuadrables en el género (Cromosoma 3, Scanners, Videodrome, etc.) no disociamos esa mente ya mutada en lo que a partir de entonces se dio a conocer como el autor de La nueva carne. «El artista debe explorar cada aspecto de la experiencia humana, adentrándose hacia los rincones más oscuros, sin importarle lo que la sociedad opine al respecto». Esta reflexión vertida por el propio Cronenberg años atrás conduce inexorablemente hacia este singular que no modélico libro.
Se ha hablado infinidad de veces del significado y la visión de Cronenberg para con el ser humano siempre desde un prisma abocado a la fantasía como distorsión de la realidad. Pues bien, Consumidos es antes que nada un compendio de todas las filias y fobias de Cronenberg en su ya dilatada carrera en torno a la cámara. Sus propias vivencias —bien como Presidente del Jurado del Festival de Cannes bien
![]() En realidad, no creemos que la verdadera intención de David Cronenberg sea la de buscar una respuesta categórica a un asesinato tan macabro como infundado, el de la amputación de miembros de una mujer y el canibalismo posterior de un profesor —Arosteguy— huido a Tokio. La verdadera naturaleza de esta investigación heterogénea radica en la percepción de la descomposición humana como símbolo de la propia descomposición de la sociedad. Todo ello ya estaba en las primigenias cintas de Cronenberg, aunque éste va más allá desafiando los niveles temporales y físicos (de Toronto a Tokio, pasando por Estambul y París) hasta descubrir el enigma indescifrable, la incógnita de una ecuación de difícil resolución.
La lectura de la novela se sucede con cautela, teniendo en cuenta la disposición y comportamiento extraño de los personajes; aun así, Cronenberg juega sus cartas ya marcadas de antemano, eclosionando en un final paradigmático pero consecuente con su pesimismo carnal.
En definitiva, el libro vierte ese compromiso con el lector/seguidor; de forma que la identificación pueda resultar plena. Aquí hallamos todo lo que nos había mostrado: su vida resumida en más de trescientas páginas fieles a su mirada distorsionada de la realidad. Las malformaciones congénitas son atribuidas a la mente. El revivir de alguna forma la trágica muerte de sus padres —pianista, ella; intelectual, él— por culpa del cáncer terminal, quizá haya llevado a David, hijo, a exorcizar sus propios fantasmas, aquellos mismos que con el paso del tiempo acabaran por apartarlo del mundo artístico. Una creciente sordera, un estrabismo perpetuo y un pesimismo creciente van consumiendo la obra de un gigante. Valgan estas pinceladas autobiográficas de buen escritor como redención a toda una vida dedicada al arte conceptual en todas sus vertientes.•
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Editorial: Donostia Kultura.
Autor: Quim Casas (cooordinador).
Fecha de publicación: noviembre de 2006.
400 pp. Incluye filmografía completa y bibliografía.
COMENTARIO (Por Àlex Aguilera): Posiblemente estemos ante la obra definitiva sobre el director canadiense David Cronenberg. Un lujoso ejemplar editado por la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián que, como viene siendo habitual (nueve libros en los últimos diez años), rinde homenaje o bien a una época determinada (cine alemán de los años 10 y 20), una cinematografía concreta (japonesa, italiana, hispana), una productora (Universal) o, como en este caso, a un realizador relevante (David Cronenberg), todos ellos adscritos al fantástico. En el volumen presentado el pasado año dentro del marco del Festival encontramos un exhaustivo trabajo de documentación, con apartados dedicados a las diferentes etapas del realizador de Toronto, sus motivaciones, inquietudes y sus diversas temáticas, siguiendo el orden cronológico de su cuidada filmografía desde sus primeros títulos experimentales (From the Drain, Crimes of the Future, Stereo) hasta llegar a su aplaudida Una historia de violencia. Otros autores, especialistas en el género (Rubén Lardín, Antonio José Navarro, Borja Crespo, ...) hacen la valoración de cada una de las partes de la que está compuesta esta antología sobre Cronenberg. En la primera de ellas, se va
![]() Colección: Panorama de Narrativas nº 911.
Autor: David Cronenberg.
COMENTARIO (Por Àlex Aguilera): Existe un cierto paralelismo entre directores que se atribuyen un compromiso ineludible hacia el arte de escribir y su transposición en imágenes. Ese don natural que pudiese darle la escritura a un cineasta aún en activo como en el caso que nos ocupa de David Cronenberg no vino sobrevenido a partir de su incursión en el séptimo arte. Antes que director, Cronenberg se licenció en Filosofía Inglesa en la Universidad de Toronto allá por los años sesenta. De allí y de su filiación familiar provendría su filiación hacia las letras, antes que por la imagen. Inclusive, llegó a obtener en esa época un premio Epstein en la modalidad de relato breve. Por consiguiente, estamos ante un lector ávido de nuevos conocimientos y un escritor compulsivo —la mayor parte de su filmografía viene firmada como guionista en solitario—. En esta su primera novela, Consumidos, llegamos a comprender mejor el carácter de director poco usual en su concepción del arte como tal. Guste o no, Cronenberg resulta más provocador e irreverente de lo que la primera parte de su filmografía pudiera hacernos ver. Si bien, los más amantes al fantástico preferimos esos primeros títulos perfectamente encuadrables en el género (Cromosoma 3, Scanners, Videodrome, etc.) no disociamos esa mente ya mutada en lo que a partir de entonces se dio a conocer como el autor de La nueva carne. «El artista debe explorar cada aspecto de la experiencia humana, adentrándose hacia los rincones más oscuros, sin importarle lo que la sociedad opine al respecto». Esta reflexión vertida por el propio Cronenberg años atrás conduce inexorablemente hacia este singular que no modélico libro.
Se ha hablado infinidad de veces del significado y la visión de Cronenberg para con el ser humano siempre desde un prisma abocado a la fantasía como distorsión de la realidad. Pues bien, Consumidos es antes que nada un compendio de todas las filias y fobias de Cronenberg en su ya dilatada carrera en torno a la cámara. Sus propias vivencias —bien como Presidente del Jurado del Festival de Cannes bien
![]() En realidad, no creemos que la verdadera intención de David Cronenberg sea la de buscar una respuesta categórica a un asesinato tan macabro como infundado, el de la amputación de miembros de una mujer y el canibalismo posterior de un profesor —Arosteguy— huido a Tokio. La verdadera naturaleza de esta investigación heterogénea radica en la percepción de la descomposición humana como símbolo de la propia descomposición de la sociedad. Todo ello ya estaba en las primigenias cintas de Cronenberg, aunque éste va más allá desafiando los niveles temporales y físicos (de Toronto a Tokio, pasando por Estambul y París) hasta descubrir el enigma indescifrable, la incógnita de una ecuación de difícil resolución.
La lectura de la novela se sucede con cautela, teniendo en cuenta la disposición y comportamiento extraño de los personajes; aun así, Cronenberg juega sus cartas ya marcadas de antemano, eclosionando en un final paradigmático pero consecuente con su pesimismo carnal.
En definitiva, el libro vierte ese compromiso con el lector/seguidor; de forma que la identificación pueda resultar plena. Aquí hallamos todo lo que nos había mostrado: su vida resumida en más de trescientas páginas fieles a su mirada distorsionada de la realidad. Las malformaciones congénitas son atribuidas a la mente. El revivir de alguna forma la trágica muerte de sus padres —pianista, ella; intelectual, él— por culpa del cáncer terminal, quizá haya llevado a David, hijo, a exorcizar sus propios fantasmas, aquellos mismos que con el paso del tiempo acabaran por apartarlo del mundo artístico. Una creciente sordera, un estrabismo perpetuo y un pesimismo creciente van consumiendo la obra de un gigante. Valgan estas pinceladas autobiográficas de buen escritor como redención a toda una vida dedicada al arte conceptual en todas sus vertientes.•
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