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estudia en la Bronx High School of Science; se licencia en la Universidad de Yale; trabaja de oficinista en Lelan Hayward's, de asistente de administración en la Warner Bros. y director asistente del Circle Theatre, de Los Angeles (1948); trabaja en el departamento de animación de la Warner Bros. (1948-1949); aprendiz de productor en la Metro-Goldwyn-Mayer, con Don Hartman (1950); asistente de producción de la Paramount (1951); se inicia como productor de la Paramount (1955); produce el primer film para Robert Mulligan, El precio del éxito, relación que concluirá con La noche de los gigantes (1957-1969). |
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Alan J.Pakula adquirió una cierta notoriedad como productor de la primera parte de la filmografía de Robert Mulligan, constituyendo una sólida simbiosis, que dio lugar a títulos del relieve de Matar un ruiseñor, La rebelde y La noche de los gigantes. Su percepción vital sintonizaba plenamente con la de Robert Mulligan, sintiéndose ambos atraídos por los conflictos emocionales, atendiendo a la relaciones paternofiliales y al estudio de individuos con una personalidad indefinida (El precio del éxito, La última tentativa, La rebelde), subrayando convenientemente el marco, por lo general urbano, donde transcurre la película. El primer film dirigido por Pakula, The Sterile Cuckoo, se inscribe en esta tendencia en el tratamiento de las historias, pero a raíz de Klute, saludada con un importante éxito crítico y comercial, crónica dramática de la relación entre una prostituta de lujo y sus clientes, el director-productor neoyorquino intuyó un cambio en su propia personalidad, que se vio reflejado en su posterior obra: "Básicamente siento una enorme curiosidad por la gente. La diferencia entre entonces y ahora es que con el paso de los años, encuentro mucho más fácil catalogar a la gente". A partir de Love and Pain and the Whole Damn, basado en una obra de Alvin Sargent, la carrera de Pakula explora los personajes, la complejidad de sus mecanismos emotivos, reflexivos o intelectuales. El matrimonio supone una interesante institución para las pretensiones psicoanalistas de Pakula (Comenzar de nuevo, Amores compartidos), en las que en ocasiones intervienen comportamientos psicóticos (Dobles parejas), que le confieren una fisonomía de psyco-thriller. Ese mismo procedimiento de búsqueda de sentimientos escondidos le vale a Pakula para extrapolarlo al campo de la investigación periodística (Todos los hombres del presidente, famosa recreación del descubrimiento del watergate por mediación de dos periodistas del Washington Post) y judicial (El último testigo, Presunto inocente, El informe pelícano). Más próximo a su primer período junto a Mulligan que el resto de sus films, Un ángel caído, surgida a partir de una obra teatral de Lyle Keller, acomete la relación entre dos jóvenes huérfanos y su raptor, un fracasado hombre de negocios, dejando filtrar un discurso alrededor de la falta de emotividad y la imposibilidad de una mayor atracción por las barreras culturales que les separan. Un cine, en definitiva, que se erige como un tratado psicológico y que generalmente tiene en la figura femenina el eje vertebrador de las relaciones emocionales. De esta forma, Pakula adquirió con el tiempo una mayor consistencia en la dirección de actrices de la cual destaca su colaboración con Meryl Streep, galardonada con un Oscar en su papel de viuda judía en La decisión de Sophie, y encontró en el músico Michael Small un complemento idóneo a sus films de texturas complejas. |