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William Wyler
     



 
  Fecha y lugar de nacimiento :
1 de julio de 1902, en Milharsun, Alsacia (Alemania; actual Francia).
  Fecha y lugar de defunción :
27 de julio de 1981, en Los Ángeles, California (Estados Unidos), ví­ctima de un ataque al corazón.
  Actividades previas :
de padre de origen alsaciano y de madre de procedencia suiza, el joven William asiste a la escuela pública de su localidad natal; durante su periodo de aprendizaje conoce la muerte de uno de sus hermanos, que sufría una disminución psíquica; a la conclusión de la Primera Guerra Mundial, entra a trabajar en los estudios Universal por mediación de su tío, el productor Carl Laemmle; tras hacer funciones de traductor de notas de prensa para la Universal, se traslada a Los Ángeles para iniciar un progresivo ascenso hasta dirigir largometrajes (1921).
  Otras actividades :
productor, guionista y ayudante de dirección.
  Premios :
Oscar al Mejor Director por La señora Miniver (1942), por Los mejores años de nuestra vida (1946) y por Ben-Hur (1959); Nominado al Oscar al Mejor Director por Desengaño (1936), por Cumbres borrascosas (1939), por La carta (1940), por La loba (1941), por La heredera (1949), por Brigada 21 (1951), por La gran prueba (1956) y por El coleccionista (1965); Palma de Oro del Festival de Cannes a la Mejor Película por La gran prueba (1957).
  Otros datos :
hermano del productor Robert Wyler; primo del productor Carl Laemmle.
     
    La definición de director de estilo clásico en el Hollywood dorado encuentra en la persona de William Wyler uno de los más nominados de toda la historia de los Oscar (un total de once ocasiones). Su entrada en el cine se produjo a través de la influencia de su tío Carl Laemmle, jefe de la Universal, major donde desarrollaría sus primeros trabajos para posteriormente engrosar las filas de la compañía de su amigo Samuel Goldwyn. Uno de los productores más influyentes de todos los tiempos, Sam Goldwyn, dominó durante un par de decenios la industria cinematográfica. Fruto de esta posición de favor, el magnate judío pudo hacerse con los derechos literarios de grandes obras y por consiguiente, William Wyler se sintió beneficiado, al ser el director predilecto de Goldwyn. De esta forma, Wyler adaptó a Sinclair Lewis (Desengaño), Lillian Hellman (Esos tres), Emily Brontë (Cumbres borrascosas) y William Sommerset Maugham (La loba). El director de origen alsaciano tuvo a su disposición un equipo técnico de envergadura encabezado por el operador Gregg Toland, y una relación de prestigiosos guionistas (Lillian Hellman, Niven Busch, Ben Hecht y Charles McArthur) que le garantizaron la solidez de la que hacen gala sus films. A diferencia de otros realizadores considerados como artesanos, William Wyler iba asumiendo una experiencia que le serviría para un futuro a medio plazo. Wyler interrumpió este «periodo Goldwyn» al ser designado director por parte del War Archives Department de la Paramount, para filmar documentales bélicos durante la Segunda Guerra Mundial. A su regreso a los Estados Unidos, quiso homenajear a los hombres que padecieron las secuelas de la guerra con Los mejores años de nuestra vida, a partir de la obra Glory of Me de MacKinlay Kantor. A pesar del éxito cosechado por este melodrama —género en el que se había mostrado prolífico antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, abanderados por sus films con Bette Davis (Jezabel, La loba, La carta)— Wyler emprendió una segunda etapa produciendo sus propios films con el apoyo de su hermano mayor Robert. Su aprecio por las obras teatrales seguía presente en Wyler —Brigada 21, Horas desesperadas, La calumnia— y por una narración clásica, pero los temas tratados ofrecían un mayor grado de controversia. Así pues, La calumnia representa otra vuelta de tuerca sobre la pieza escénica de Lillian Hellman, que ya había llevado a la gran pantalla en Esos tres, pero en esta ocasión se muestra de forma más explícita y menos sugerente las relaciones lésbicas entre las protagonistas. Asimismo, El coleccionista adopta un carácter polémico al recrear la enfermiza relación entre un raptor y su presa. Su desvinculación de la compañía de Goldwyn también le permitió asistir a la confección de un cine de background que encuentra su punto óptimo en la épica Ben-Hur —cuyas secuencias de las carreras de cuádrigas había dirigiso Yakima Cannutt— en la que también se generó una estéril polémica por los amagos de homosexualidad que presentan ciertos personajes y que tenían como responsable principal al escritor no acreditado Gore Vidal. En definitiva, Wyler no tan sólo sobrevivió a una época de esplendor, sino que supo como pocos acoplarse a unos cánones de producción que le permitieron rodar aquellos films que en verdad le satiscacían. El academicismo y la servidumbre de Hollywood, afortunadamente, no cercenó la carrera de Wyler.•
   
     
director  : 1970    The Liberation of L. B. Jones   [ No se compra el silencio ]
director  : 1968    Funny Girl   [ Funny Girl ]
director  : 1966    How to Steal a Million   [ Cómo robar un millón y... ]
director  : 1965    The Collector   [ El coleccionista ]
director  : 1961    The Children's Hour   [ La calumnia ]
director  : 1959    Ben-Hur   [ Ben-Hur ]
director  : 1958    The Big Country   [ Horizontes de grandeza ]
director  : 1956    Friendly Persuasion   [ La gran prueba ]
director  : 1955    The Desperate Hours   [ Horas desesperadas ]
director  : 1953    Roman Holiday   [ Vacaciones en Roma ]
director  : 1952    Carrie   [ Carrie ]
director  : 1951    Detective Story   [ Brigada 21 ]
director  : 1949    The Heiress   [ La heredera ]
director  : 1946    The Best Years of Our Lives   [ Los mejores años de nuestra vida ]
director de documentales  : 1945    Thunderbolt
director de documentales y productor  : 1944    Memphis Belle
director  : 1942    Mrs. Miniver   [ La señora Miniver ]
director  : 1941    The Little Foxes   [ La loba ]
director  : 1940    The Westerner   [ El forastero ]
director  : 1940    The Letter   [ La carta ]
director  : 1939    Wuthering Heights   [ Cumbres borrascosas ]
director  : 1938    Jezebel   [ Jezabel ]
director  : 1937    Dead End
director  : 1936    Dodsworth   [ Desengaño ]
director  : 1936    These Three   [ Esos tres ]
director  : 1936    Come and Get It   [ Rivales ]
director  : 1935    The Gay Deception   [ La alegre mentira ]
director  : 1935    The Good Fairy   [ Una chica angelical ]
director  : 1934    Glamour   [ Fascinación ]
director  : 1933    Counsellor at Law   [ El abogado ]
director  : 1933    Her First Mate   [ El capitán Disloque ]
director  : 1932    Tom Brown of Culver   [ Héroe o cobrade ]
director  : 1931    Papa sans la Savoir
director  : 1931    A House Divided   [ La casa de la discordia ]
director  : 1929    Thirty the Storm
director  : 1929    The Love Trap   [ La trampa amorosa ]
director  : 1929    Hell's Heroes   [ Santos del infierno ]
director  : 1928    Anybody Here Seen Kelly?   [ A la caza del hombre ]
director y intérprete  : 1928    The Shakedown   [ El testaferro ]
director  : 1927    Daze of the West
director  : 1927    Desert Dust
director  : 1927    Gun Justice
director  : 1927    Hard Fists
director  : 1927    Kelcy Gets His Man
director  : 1927    Straight Shootin
director  : 1927    Tender Courage
director  : 1927    The Home Trail
director  : 1927    The Hunted Mornestead
director  : 1927    The Lone Star
director  : 1927    The Ore Raiders
director  : 1927    The Phantom Outlaw
director  : 1927    The Square Shooter
director  : 1927    Blazing Days   [ Ardores pasados ]
director  : 1927    The Border Cavalier   [ El caballero Alerta ]
director  : 1926    Don't Shoot
director  : 1926    Lazy Lightning
director  : 1926    Martin of the Mounted
director  : 1926    Ridin' for Love
director  : 1926    Stolen Ranch
director  : 1926    The Fire Barrier
director  : 1926    The Gunless Bad Man
director  : 1926    The Horse Trader
director  : 1926    The Two-Fister
ayudante de dirección  : 1925    Ben-Hur: A Tale of the Christ   [ Ben-Hur ]
ayudante de dirección  : 1923    The Hunchback of Notre Dame   [ El jorobado de Notre Dame ]
   
     
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Subtítulo: Su obra, su época.
Editorial: T&B Editores.                
Autor: Àngel Comas.
Año de publicación: 2004.
311 pp. 17,0 x 24,0 cm. Tapa blanda. Incluye bibliografía y filmografía, además de 164 fotografías en blanco y negro.

COMENTARIO (Por Christian Aguilera): Reedición de un libro aparecido en el mercado editorial en septiembre de 2004, William Wyler: su obra, su época sigue representando, al cabo de casi un lustro, el trabajo más documentado y fiable publicado en nuestro país sobre el director de origen alsaciano con una fonética muy similar a la de Billy Wilder. Con relación a este último, mayor hubiera sido la confusión de haberse perpetuado su nombre de nacimiento, Willy, pero en aras a «americanizarlo» pasaría a ser conocido como William Wyler (1902-1981). Pese a ser contemporáneos, tener una ascendencia centroeuropea común y haber participado del studio-system para después ejercer de productores independientes, Wilder y Wyler casarían poco en su forma de abordar la práctica cinematográfica. Además ambos obtendrían un recibimiento crítico dispar; mientras Billy Wilder se ganó el favor de Cahiers du cinéma, Positif y demás revistas de notable influencia en los años sesenta, Wyler vio negado un reconocimiento allén de la industria cinematográfica porque no respondía al prototipo de «autor». El artífice de esta monografía,  Ángel Comas, se encarga de pasar revista a este ostracismo crítico en la parte introductoria del texto, que llegaría a cotas de negación de sus innegables virtudes en volúmenes como el firmado por Jean-Pierre Coursodon y Bertrand Tavernier, 50 años de cine americano.
   A los ojos de cualquiera que se acerque a esta obra, y lee la introducción y repare en el hecho que la hija mayor del propio William Wyler, Catherine —nombre en honor del personaje femenino de Cumbres borrascosas (1939), estrenada en la fecha del nacimiento de su primogénita—, haya escrito un breve prólogo, se podría evaluar que se trata de un texto fundamentado en un afán reivindicador de la figura cinematográfica del director de La carta (1940) o Ben-Hur (1959). No hay que negar tal evidencia, pero no es menos cierto que el libro va mucho más allá, dando un valor esencial al contexto en el que desenvolvió  tras las cámaras —de ahí el pertinaz subtítulo del libro: su obra, su época—, ofreciendo un repaso pormenorizado de las interioridades de una u otro producción que, en una elevada proporción, marcarían el resultado de las mismas. Comas sigue un orden cronológico en una carrera trufada de éxitos casi de cabo a rabo, sostenida a lo largo de más de cuarenta años y que tan sólo su adicción al tabaco le hizo reconsiderar que se prolongara más allá por temor a experimentar una muerte prematura, como la acontecida con su hermano Robert, productor de varias de las películas de su última etapa.
   Sin distraer el verdadero corpus de la obra, el historiador cinematográfico barcelonés enriquece el texto con apuntes personales sobre William Wyler que definen una personalidad terca, obstinada y perfeccionista que le alejan del prototipo de yes man tan habitual en el contexto del Sistema de Estudios que le tocó conocer. Al amparo de Samuel Goldwyn, Comas sostiene que Wyler desarrolló sus obras mayores —La carta, Jezabel (1938), La loba (1941), Los mejores años de nuestra vida (1946), etc.—. Un hecho que el autor de la monografía se encarga de resaltar que no se debió a que Wyler asimilaría un rol un tanto subsidiario en el engranaje de la «fábrica de sueños» que representaba Hollywood por aquel entonces, sino que se resolvió con excelentes resultados merced a un concienzudo trabajo de puesta en escena, la aplicación de técnicas visuales que enfatizaban el sentido (melo)dramático de las propuestas en juego —fundamental el concurso del operador Gregg Toland (Ciudadano Kane)— y de una sabia elección de intérpretes en las que brillaría con luz propia Bette Davis, con quien se le involucró sentimentalmente y que derivaría en una relación amor-odio. Davis encabezaría una nutrida lista de primeras espadas de la interpretación, un auténtico who’s who de la época que no siempre fueron elecciones fáciles y en las que Wyler evidenciaría una notable capacidad de riesgo aun a costa de recibir numerosas críticas. A diferencia de lo que se podría presuponer, Wyler tuvo mucho peso a la hora de decidirse por uno u otro reparto, lo que generó la animadversión —entre otros asuntos— con Goldwyn hasta el punto que tras la fugaz experiencia de Liberty Films —en la que participaría en el accionariado, contagiado por el entusiasmo de su colega Frank Capra— pasó a formar parte de la nómina de la Paramount. Bajo la égida de la compañía fundada por Jesse Lasky filmaría otros tantos melodramas y cintas de cine negro de primer orden —La heredera (1949), Brigada 21 (1951), Carrie (1952), y Horas desesperadas (1955), entre otros—, pero que ya se adivinaban en algunos de sus enunciados una enmienda a «reinventarse». A tal propósito, Wyler iniciaría una nueva etapa en aras a retomar el sentido metafórico de aquel proyecto nacido en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, Liberty Films. Pero su participación en Ben-Hur le volvía a ligar a ese cine de corte clásico poco amigo de las rupturas de tono y de la experimentación visual. Comas se esfuerza en señalar que el compromiso artístico —a la par que comercial— no había abandonado a Wyler, quien brindaría trabajos de enjundia en ese tramo profesional como dan fe Horizontes de grandeza (1958), La calumnia (1961) —aunque inferior, según el autor, a Esos tres (1936), asimismo adaptación de la obra teatral de Lillian Hellman— o El coleccionista (1965). Degustadores del cine de Wyler podrían cuestionar algunas de las aseveraciones u omisiones en esta parte de la monografía —lo inadecuado de la adolescente Karen Balkin en el reparto de La calumnia; el no citar a Jerome Moross en su magistral contribución al «paisaje» musical de Horizontes de grandeza, o la carga de sensualidad que destila la presencia de una neófita Samantha Eggar en El coleccionista— que procura Ángel Comas. Pero en su conjunto William Wyler: su obra, su época se lee con notable interés, involucrándolo en ese paseo por el recorrido profesional de un magnífico director que dejaría no tan sólo su impronta en el «Paseo de la fama» —de la que hay testimonio gráfico— al final de sus días, sino en la memoria de todo amante del cine que se precie. Esa imagen con el nombre grabado de William Wyler dentro de una estrella que ocupa el ancho de una baldosa no es la única que puede significar toda una sorpresa para alguien incluso familiarizado con todo lo que compete a la personalidad de Wyler, en una muestra palpable del mimo procurado por Ángel Comas a la hora de abordar su monografía. Sin voluntad de errar, se trata de un trabajo imprescindible como obra de consulta para ir desgranando a cada (re)visión de una película con el nombre de William Wyler debajo del directed by  —y de forma anónima en el screenplay by— las excelencias de un hombre cuyas películas no conocieron un solo fracaso comercial, en contraposición con una valoración crítica a la baja que Comas trata de rebatir con sólidos argumentos, siguiendo la senda trazada en su día por André Bazin.•