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de padre de origen gaditano, la familia Moreno se traslada a vivir a Marruecos debido a su oposición al régimen de Franco; en la capital económica de Marruecos nace Juan Moreno, pero al cumplir los once años deciden instalarse en Montpelier; durante su adolescencia y juventud vive a caballo entre Marruecos y Francia mientras se decanta cada vez más por convertirse en intérprete en detrimento de sus estudios; se inscribe en una escuela de Arte Dramático para posteriormente cumplir su servicio militar en la República Federal Alemana; a su regreso al país galo cumplimenta su formación dramática y, al cabo de unos años, se ve inmerso en la participación de diversos espacios televisivos como Un mystere par jour: la corniche d'aigrelet (1974) y Josephine ou la comedie des ambitions (1979), rodado al mismo tiempo que debuta en el medio cinematográfico con L'hypothese du tableau vole del chileno Raúl Ruiz.
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En una apuesta personal del realizador Luc Besson, enfant terrible del cine francés de los últimos decenios, la práctica totalidad de los films que ha llevado a cabo hasta la fecha obedecen a una voluntad, si acaso mimética, por adecuarse a un modelo de producción parejo al que ofrece los Estados Unidos. Dominadas por una fuerza visual inusual en la cinematografía europea, que busca en el cómic y en la estética del videoclip sus referentes más inmediatos, las películas de Besson han tenido un aliado de excepción en la persona de Jean Reno, nombre «afrancesado» que esconde sus verdaderos orígenes andaluces, ya que su progenitor, linotipista de profesión, había nacido en Cádiz y tuvo que exiliarse, junto a su familia, a Marruecos durante los primeros años del franquismo. El peregrinaje de Jean Reno a lo largo de sus años de juventud no resultó mucho más afortunado que el de su padre, deambulando por espacios televisivos y producciones de poco fuste en su intento por acceder a un lugar de honor entre los intérpretes que trabajaban en suelo francés. Un periodo de meritoriaje, que incluiría Bidasses aux grandes manoeuvres y el cortometraje L'avant dernier, ambas producciones en las que figura Luc Besson —en calidad de ayudante de dirección y realizador-guionista, respectivamente—, el hombre clave en la andadura profesional de Reno. De sus composiciones para Besson se extrae un deseo por conferir una tipología de antihéroe autóctono, que parte de su recreación de uno de los supervivientes de la cinta de tintes apocalípticos Kamikaze 1999 hasta derivar en el mercenario asesino León, villano errante y solitario, al más puro estilo Melville, o como el psicópata de Nikita. Dura de matar. Pero para Reno, si bien a partir de este patrón interpretativo le ha servido para desarrollar nuevos personajes dentro de las coordenadas del thriller tanto en Francia —Los ríos de color púrpura y su continuación, o Wasabi, una variante encubierta de Yakuza (1975)— como en los Estados Unidos —Mission: Impossible, Ronin—, no han alcanzado los niveles de popularidad que le ha reportado su concurso en Los visitantes —batiendo un récord histórico de espectadores en el país vecino— y su continuación. Una muestra de la capacidad de Reno para conectar con públicos multitudinarios, que le han procurado confiar en su vena cómica en proyectos como French Kiss o Jet Lag, impregnados de un componente romántico que asimismo aflora, en pequeñas dosis, en sus personajes atrapados en una trama policíaca y/o de espionaje que le han hecho célebre (El profesional, Mission: Impossible, Ronin, Los ríos de color púrpura) y casi imprescindible en las producciones con una clara apuesta comercial por el cine de acción.
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